Hace cuatro temporadas, Nacho vio cómo el Real Madrid, tras la salida de Pepe, promocionaba al primer equipo a Jesús Vallejo, un joven con experiencia en Segunda y un año en la Liga alemana. Sin embargo, en dos cursos el zaragozano no sumó ni 20 partidos. Así que el club multiplicó la apuesta en 2019 y fichó como tercer central y aspiraciones de mayor protagonismo al defensa más caro de su historia, Eder Militão: 50 millones. El resultado, de momento, ha sido parecido: el brasileño apenas ha enlazado dos encuentros seguidos entre lesiones y desconfianza de Zidane. El primero se encuentra cedido en el Granada y el segundo empieza a digerirse como una decepción.
Para el fondo de armario de la zaga blanca no ha habido opción más fiable en los últimos años que Nacho, ese chico de la casa que nunca apareció en ningún plan estratégico pero que casi siempre acabó tapando grietas. También en una final de Champions. La acumulación de lesiones y la degradación de Militão, al que ya había superado en la rotación antes de caer lastimado, han vuelto a impulsar al canterano, que venía de su temporada más gris y de tener un pie en Italia, donde buscaba, con 30 años y dos campañas todavía de contrato, la regularidad que nunca le llegó al calor del hogar. Pero los problemas físicos de Carvajal frenaron su salida y este curso ya acumula 14 titularidades, el doble que el pasado. Salvo sorpresa, este lunes contra la Real Sociedad (21.00, Movistar LaLiga) igualará su récord (seis) de presencias seguidas en el once. Grano a grano, él sí ha hecho granero.
Nada más aterrizar el pasado martes en Bérgamo con cinco chavales de la cantera a bordo, a Zidane le preguntaron por las posibilidades de que un futbolista del Castilla se asiente en la primera plantilla sin cesiones intermedias. “Es complicado para ellos jugar enseguida en el Madrid. Pero bueno, puede pasar”, dejó en el aire como quien apela a lo remoto. “Por eso muchos se van fuera para luego volver”, añadió el francés, que dirigió al filial una campaña y media entre 2014 y 2016. La cuestión enlazaba también con uno de los debates instalados en el club por la gestión del entrenador de los jóvenes, especialmente en los que se han dejado mucho dinero.
Desde su buen papel contra Lukaku en San Siro, su cotización rebotó. Este curso lleva el doble de titularidades (14) que el pasado
Nacho es, pues, a ojos de Zizou un caso atípico, un futbolista que él ya se encontró con la mili hecha en el propio club. No ha conocido otra cosa que el Madrid desde que con 11 años hizo una prueba con otros 40 niños. A su singularidad suma la virtud de la supervivencia en una burbuja tan compleja. Ha cosido todos los rotos en defensa, pero por su puesto natural de central han pasado en este siglo de forma regular 25 futbolistas. Han caído “muros”, han roto a llorar canteranos tras ser sustituidos en plena debacle y se han ido millones por el desagüe. Sin embargo, él siempre ha resistido en silencio y con obediencia. Por número de temporadas (nueve) y partidos (216), solo lo superan referencias como Hierro, Sanchís, Ramos, Helguera, Varane o Pepe en las dos últimas décadas. Si aguanta, su aspiración, todavía lejana, es convertirse en uno de los escasos one club man, esos que hacen toda la carrera con una camiseta. El último blanco, Sanchís.
Pareja de Varane
“Se ha podido ir varias veces, pero, finalmente, por su voluntad, cuestiones familiares, comodidad o tranquilidad, ha preferido quedarse”, afirman en el Madrid. “Nacho siempre ha sido muy valorado en la casa. Si está jugando más, la razón es muy obvia: nunca habían coincidido tantas lesiones al mismo tiempo en esa línea. Él es consciente de eso”, advierten.
“Se ha podido ir varias veces, pero ha preferido quedarse. Si ahora juega más es por tanta lesión. Él es consciente”, advierten en el club
Desde su convincente actuación contra el Inter en San Siro sin el manto protector de Ramos, frenando a Lukaku y provocando un penalti, la cotización de Nacho rebotó. El pasado miércoles, además de sobrevivir sin sustos frente a una Atalanta muy afeitada por las circunstancias, creó una de las pocas ocasiones claras de su equipo. Tras la caída del capitán, Varane y él se las están arreglando como último dique antes de Courtois. Ambos tienen alma de muleta: el canterano, de todos y el francés, dentro de su estatus de campeón del mundo, del capitán, cuya ausencia le ha castigado en exceso. De momento, los dos mantienen el fuerte en pie.
El técnico francés siempre lo estimó como uno de sus soldados, esos que tanto le han hecho ganar, en sus palabras. Y en un curso donde Zidane se ha refugiado en sus veteranos, Nacho, desde su rincón, ha resurgido en detrimento en otras millonarias apuestas.
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