Enric Auquer, de ‘Sky Rojo’: “Me doy cuenta de que con esta serie igual me hago muy famoso”


Hace ahora justo un año, Enric Auquer era el hombre del momento. Una de las cosas que hacía varias veces por semana en esa época era recoger premios. Se los dieron todos por su papel de hijo de un narco gallego en Quien a hierro mata: el Feroz, el Goya –que dedicó “a todas las antifascistas”–, el Gaudí, el Ojo Crítico. Iba a estas, respondía entrevistas, llevaba ropa prestada. Y entonces llegó el confinamiento.

Sus trabajos seguían estrenándose. El público, encerrado en casa y consumiendo series como quien consume oxígeno, le vio hacer de José Antonio Etxebarrieta, uno de los fundadores e ideólogos de ETA, en La línea invisible, y de jardinero con diversidad funcional en la serie Vida perfecta, que es también el motivo por el que una de las opciones de autocompletar que da Google cuando escribes su nombre es “Enric Auquer discapacidad”. Muchos espectadores se preguntaron si lo era o se lo hacía.

Pero él, claro, ya no estaba en el circuito, ni en el AVE Madrid-Barcelona en el que ha pasado tantas horas, sino sobrellevando la cuarentena en la casa biosostenible que su padre, arquitecto, construyó en el Empordà, pasando “tiempo de calidad” con su hija de cinco años, Carmela, y el resto de su familia. “A mí me fue muy bien la pandemia”, explica. Es pronto y acaba de dejar a Carmela en el colegio con su bici eléctrica. “Todo lo que me pasó era muy nuevo, tuve que gestionar muchas cosas. Era bonito y estresante. Todas estas cosas no es que me encanten. Te das cuenta de que vas a las fiestas y eres más expansivo de lo que quieres ser. Te traicionas un poco. Pero también entendí muy rápido que el mundo del cine y de la prensa necesita ir avanzando y traer gente nueva. Este año le tocará a otro. Lo bueno de esto es que tengo trabajo, puedo escoger”.

Uno de los papeles que eligió tras el bum, y que lo ha vuelto a tener montado en el AVE y lejos de Carmela (eso lo lleva mal) es Sky rojo, la superproducción de Netflix de Álex Pina de la que todo el mundo espera que se convierta en un bombazo tipo La casa de papel. Comparte créditos con Miguel Ángel Silvestre, Verónica Sánchez, Lali Espósito y Asier Etxeandía.

Para Auquer, que viene del mundo del teatro e intenta hacer un trabajo de inmersión en sus personajes (antes de rodar Quien a hierro mata se instaló durante un mes en Galicia y estuvo trabajando el acento y entrevistándose con gente del universo narco, un mundo que le dejó bastante tocado “por la oscuridad y la tristeza” que desprendía), rodar a esta escala suponía aprender nuevos métodos.

Para empezar, el secretismo de Netlix con los guiones implica que los actores los reciben muy poco tiempo antes de empezar a rodar. “Ahí tenías que llegar a las seis de la mañana y pasar de cero a cien. No hay una sola escena tranquila, un diálogo, un plano/ contraplano, todo es pam, pam, PAM. Hago un personaje que es muy duro, con mucho dolor, que está muy desquiciado, un tío un poco sociópata. Y era complicado meterse ahí cada mañana”.

Después de muchos años siendo militante anti-redes, Auquer acaba de abrirse una cuenta en Instagram. Se la creó su amigo Omar Ayuso (Élite) una noche en que andaban dando vueltas a esto de la profesión. Ayuso y Brays Efe le toman el pelo diciéndole que los actores catalanes son demasiado “puristas”, que están demasiado preocupados por ser íntegros todo el rato.

“Me lo he abierto por muchos motivos. Por miedo a perderme algo, para investigar y entenderlo y porque hoy en día esta industria es muy injusta. Me doy cuenta de que con esta serie igual me hago muy famoso, porque fuimos trending topic mundial con el tráiler, pero no tengo ni para comprarme una casa. Joder, se gana más dinero con Instagram. Y también se puede hacer con responsabilidad y coherencia ideológica. O no. No sé. Es que a mí la contradicción me parece preciosa”.

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