El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 2 de Xàtiva ha procesado al actor Ignacio J.G., cuyo nombre artístico es Nacho Vidal, por la muerte del conocido fotógrafo de moda José Luis Abad durante la celebración del denominado “rito del sapo bufo”, el 28 de julio de 2019 en la casa de la antigua estrella del cine porno en Enguera (Valencia). Este rito consiste en inhalar vapores de veneno de sapo, una droga alucinógena empleada en determinados ambientes tanto para usos recreativos como por sus supuestos efectos terapéuticos para combatir adicciones.
La instructora, que ha concluido la investigación y ha dictado auto de incoación de procedimiento abreviado, considera que esos hechos podrían ser constitutivos de un delito de homicidio imprudente. En cambio, la magistrada ha decretado el sobreseimiento de las diligencias contra una prima del actor y otro investigado, al no apreciar responsabilidad penal alguna en su actuación, ya que pese a estar presentes ninguno de los dos tenía “el control de la situación” ni realizaba “actividades de dirección de la misma”, según señala una nota del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana.
De la instrucción de la causa se desprende que la víctima falleció a causa de una reacción adversa a las drogas después de participar en una “práctica, rito o experiencia espiritual o mística” consistente en inhalar el humo de la combustión de las escamas del comúnmente conocido como “veneno del sapo bufo”. Existe una grabación de vídeo del rito en la casa de Vidal.
Según recoge el auto, el actor “actuaba como director” de esa práctica o rito “dada la experiencia que el mismo tenía en este tipo de actos” y fue quien presuntamente proporcionó la sustancia que inhaló el fallecido sin controlar la cantidad suministrada.
La instructora recuerda también que esa experiencia se llevó a cabo “sin ningún tipo de precaución por si la práctica se complicaba”. Así, no consta que en la casa “hubiera material de primeros auxilios o desfibrilador alguno”, ni que el investigado “supiera realizar correctamente una maniobra de recuperación respiratoria”, añade la nota del TSJ. “Ante un pretendido ritual que resultó irracional, temerario y peligroso, Ignacio J.G. actuó sin ningún tipo de rigurosidad ni se anticipó a los riesgos que finalmente se produjeron”, añade.
La magistrada asegura que no es “de ningún modo admisible” que la metilbufotenina, el compuesto psicoactivo presente en el veneno del sapo de la especie Bufo Alvarius, pueda denominarse medicina, “ya que no se encuentra catalogada ni controlada por el Ministerio de Sanidad”. Además, “carecía de cualquier prospecto que indicara sus componentes, concentración de los mismos, dosis de aplicación, contraindicaciones o efectos secundarios o fecha de caducidad, lo que denota que era una sustancia no sometida a ningún control sanitario”, precisa.
La resolución judicial, notificada este miércoles y que puede ser recurrida, establece un plazo de diez días para que la Fiscalía y el resto de las acusaciones formulen escrito de acusación y pidan la apertura de juicio oral, soliciten el sobreseimiento o, excepcionalmente, la práctica de diligencias complementarias.
Estados de alteración
El sapo Bufo Alvarius, o sapo del río Colorado, una de las 400 especies de ranas mexicanas, almacena en unas glándulas detrás de la cabeza una secreción que, deshidratada y después fumada, contiene un explosivo cóctel de alcaloides psicoactivos, sobre todo, el 5-MeO-DMT, una molécula, presente en dosis bajas en el propio cerebro humano, que al circular por los receptores de la serotonina provoca breves pero agudísimos estados de alteración o rapto de la conciencia.
Cuando trascendió la detención del actor el pasado año, en su página web se destacaba su condición de coach (entrenador): “Nacho Vidal guía un proceso de cambio en las personas que experimentan su acompañamiento”. En un vídeo subido hace unos cinco años en Youtube, Vidal explica su “humilde experiencia” con el sapo bufo, que conoció a través de un amigo en Ibiza. Entonces pasaba un mal momento con sus “adicciones y apegos, vivía en un bucle”. Allí sostiene que después de la segunda toma cerró “sus círculos de adicciones” y se reencontró con su “espíritu”, además de “conectar con lo que importa, que es la tierra y la madre naturaleza”.
El abogado del actor manifestó entonces que “la lamentable muerte” acaecida en la casa del actor catalán “fue accidental” y rechazó que Vidal fuera promotor o que ejerciera de “chamán” en el supuesto ritual con el sapo Bufo Alvarius. Según el letrado, el fallecido ya había probado el veneno en una ocasión, sabía que Nacho Vidal había contado su experiencia y “quería volverlo a hacer en un ambiente en el que encontrarse cómodo, es decir, con personas que conozcan o sepan cómo es esa reacción tóxica y que cuiden de uno”.
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