A principios de marzo de 2020, EL PAÍS tenía cero suscriptores digitales. En la sede del periódico se trabajaba en una de las mayores transformaciones en la historia de la compañía, un cambio sobre el que debían asentarse las bases para un futuro estable que garantizara la rentabilidad del diario y, en consecuencia, el empuje de un periodismo independiente de alcance global. Fue entonces cuando se declaró la pandemia del coronavirus, una de esas noticias que marcan a generaciones. Los planes de lanzamiento de un modelo de suscripción digital quedaron pospuestos hasta mayo. Los esfuerzos se concentraron en una labor de servicio público y en adaptarnos a las circunstancias, obligados como tantos otros a trabajar desde nuestras casas ―en el caso de muchos periodistas, también desde la calle o los hospitales―. Hoy, menos de 11 meses después, EL PAÍS ha construido una gran comunidad con más de 100.000 nuevos suscriptores digitales, que se suman a los 7.918 de la réplica digital del periódico (Kiosko y Más y Kindle) y a los 36.657 de su edición impresa. En total, 145.000 suscriptores que se reparten por todo el mundo, un hito en la prensa española.
Suscriptores digitales de EL PAÍS en más de 100 países
Los lectores más fieles respondieron a la propuesta de EL PAÍS, mientras otras fuentes de ingresos caían como consecuencia de la covid-19, y la venta de ejemplares en los quioscos se tambaleaba por el duro confinamiento. Durante marzo y abril de 2020 se superaron todos los récords de audiencias. En el peor momento de la pandemia, 180 millones de navegadores entraron a la web del diario, consumiendo más de 1.000 millones de páginas vistas en abril. Los ciudadanos, necesitados de información rigurosa y útil, de datos y hechos, vivían pegados a sus teléfonos móviles y a las pantallas de sus ordenadores para comprender lo que estaba ocurriendo en el mundo, en sus países y, en muchos casos, en sus familias. El vínculo permanente que el periódico estableció con su audiencia no tenía precedentes.
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En mayo se lanzó el modelo de pago y en las siguientes semanas se unieron decenas de miles de lectores. Por primera vez pagaban por leer en internet noticias, opinión, reportajes, análisis, comprometiéndose con EL PAÍS en su proyecto de futuro. Así lo recuerda la directora del periódico en aquel momento, Soledad Gallego-Díaz: “Cuando acepté la dirección [junio de 2018] ya éramos todos conscientes de que el futuro de EL PAÍS dependía de sus suscriptores y de que ese proyecto tenía que llevarse a la práctica lo más rápidamente posible. Nunca tuvimos dudas, ni en la redacción ni en la empresa. Lo que nadie esperaba era tener que arrancar en medio de una pandemia y una crisis económica brutal. Cuando lo hicimos, el 1 de mayo, con grandes historias y nuevos formatos, y vimos la estupenda reacción de los lectores, sentimos todos un gran orgullo y, al mismo tiempo, una enorme presión por mantener alto el listón”.
Durante los meses transcurridos, los suscriptores digitales no han parado de aumentar. A la hora de escribir este artículo, el número exacto era 100.475, una cifra superior a las previsiones que se establecieron en el momento de lanzamiento y con pocos precedentes en cuanto a su rápido crecimiento dentro del ámbito de los medios internacionales. “Estamos apenas arrancando un proyecto de largo recorrido, que corre en paralelo al imparable proceso de transformación digital de la compañía en todas sus áreas”, señala Alejandro Martínez Peón, consejero delegado de EL PAÍS. “La pandemia lo ha acelerado y vamos a acompañar a la sociedad y a los lectores. Ellos son nuestra guía fundamental. Los resultados en estos meses nos confirman que estamos en el camino correcto para un diario de calidad y global como es EL PAÍS”, asegura.
El mercado de los periódicos lleva cambiando tres lustros: el trasvase de lectores de las ediciones impresas a las digitales, la irrupción de los teléfonos inteligentes ―Apple lanzó el iPhone el 29 de junio de 2007―; el nacimiento de redes sociales como Facebook ―en septiembre de 2006 se abre a todos los usuarios de internet―, la hiperconectividad o la desaparición de los anuncios clasificados de los diarios son solo algunos de los factores que han golpeado al tradicional modelo de negocio de la industria. Salvo contadísimas excepciones, muy circunscritas a medios económicos, la información en internet fluyó gratis hasta hace una década. En 2011 es The New York Times quien da el paso para crear una nueva fuente de ingresos a través de la suscripción a su contenido digital. Luego lo hicieron The Washington Post, Le Monde, el británico The Times y así en cascada, siendo hoy la excepción entre los periódicos de prestigio quienes permanecen en abierto. El hecho de que Google y Facebook tengan casi monopolizado el mercado digital hace casi imposible que grandes redacciones puedan sostenerse exclusivamente sobre los ingresos publicitarios.
En España, El Mundo lanzó la suscripción en octubre de 2019 y el pasado domingo anunció que habían llegado a los 60.000 suscriptores, algo menos de los que tiene eldiario.es ―cerca de 63.000―.
Desde mayo pasado, los lectores de EL PAÍS pueden consultar hasta 10 artículos de forma gratuita, pero después necesitan suscribirse para tener acceso completo a los contenidos ―con la única excepción de la información de servicio sobre la covid-19, que es de acceso libre―. Durante las primeras semanas, muchos optaron por la modalidad mensual, pero a medida que se producen renovaciones y transcurren los meses las suscripciones que más crecen porcentualmente son las anuales, síntoma de confianza de los lectores en el proyecto. De los 100.000 suscriptores digitales con que cuenta el diario, una cuarta parte son de fuera de España, reflejo de la condición de EL PAÍS como referente global de la información en español y muestra de su potencial de crecimiento, especialmente en Latinoamérica.
En este tiempo, el periódico ha seguido trabajando en mejorar su oferta digital: una edición específica para México, una sección de Clima y Medio Ambiente y otra de Educación; nuevos boletines como el adelanto de opinión para suscriptores o el renovado de Materia ―la sección de Ciencia del diario―; podcasts como el del caso Bankia, o las apuestas en infografía, datos y nuevas narrativas, pilares en la cobertura del coronavirus para hacer nuestro periodismo más atractivo y accesible a los lectores. El actual director de EL PAÍS, Javier Moreno, mira al futuro y reflexiona: “Vamos a salir de esta crisis global con una mejor propuesta editorial y un modelo de negocio prometedor. El periódico que estamos construyendo juntos para los próximos años debe ser testigo y motor de la transformación que viene. Tenemos un proyecto de periódico. Y, lo fundamental, tenemos un proyecto de sociedad compartido por millones de personas en España y en América”.
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