Pacheta puede contar con los dedos de las manos las oportunidades que le quedan para intentar salvar al Huesca. Después de empatar este sábado en el Alcoraz ante Osasuna, los altoaragoneses se mantienen en la última plaza con 21 puntos, a tres del Elche, que marca la permanencia y se enfrenta al Getafe en el Coliseum este domingo. Al Huesca le quedan diez finales para intentar la primera salvación de su historia. Osasuna, por su parte, alcanza la barrera psicológica de los 30 puntos para alejarse de la caliente zona baja.
Sobre el campo, se vio desde el inicio cuál de los dos equipos necesitaba más la victoria. Tras unos primeros minutos de tanteo en los que Lucas Torró probó un potente disparo que se marchó desviado, el Huesca reaccionó y se hizo con el control del partido. Vavro metió el miedo en el cuerpo a los rojillos con un zapatazo al larguero que sacudió los cimientos del Alcoraz.
Osasuna dio un paso atrás y los locales lo aprovecharon para comenzar a colgar constantes centros desde las bandas buscando la cabeza de Rafa Mir. El delantero asomaba la cabeza como si fuera la aleta de un tiburón, pero sin llegar a dar el mordisco letal. Su mejor ocasión, en un balón peinado al primer palo, se marchó acariciando el palo largo.
Tras el descanso, el encuentro se enredó en un lío de balones en largo, faltas e imprecisiones sin que ninguno de los dos técnicos pudiera remediarlo. No hubo acercamientos de peligro hasta el minuto 70, cuando Ferreiro se animó con un disparo desde la frontal que despejó Juan Pérez. El portero de origen oscense disputó sus primeros minutos en Liga tras dos años en la sombra por las bajas de Sergio y Rubén para acabar cumpliendo un sueño que tenía desde 2019, cuando los dos equipos subieron a la Primera División. Entonces, el arquero confesó que su mayor anhelo era jugar en el Alcoraz en Primera.
Osasuna se mantenía firme atrás, con Aridane y David García despejando todo lo que sobrevolara el área. El primero salvó el empate a falta de cinco minutos, interponiéndose en la línea de gol al cabezazo a bocajarro de Escriche. Pacheta terminó tan frustrado que decidió observar los últimos minutos desde el túnel de los vestuarios, mirando de reojo como los suyos no podían con el muro rojillo. Escriche cruzó demasiado la última ocasión del partido, mandando a su técnico al suelo.
Jagoba, que cumplía 1.000 días en el banquillo de Osasuna, decidió posponer el regreso del Chimy Ávila, de nuevo en una convocatoria tras año y medio lesionado. El argentino ni siquiera salió a calentar en la banda. La última vez que se vio al delantero sobre el césped no se sabía aún lo que era el coronavirus. El jueves, el Huesca disputa un amistoso contra el Eibar aprovechando el parón internacional, y entonces se podrá volver a ver al Chimy como futbolista de nuevo.
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