El grito de Ismael


Ismael Mayor tiene 43 años y en septiembre de 2016 dio su mayor grito, pero lo oyeron solo su mujer y él, cuando salía del quirófano donde le habían salvado la voz y la vida. Es locutor de radio desde que se puso ante los micrófonos deportivos de Radio Alcoy para encargarse de las retransmisiones del Alcoyano, el equipo que el 20 de enero de 2021 venció al Real Madrid en un partido que Ismael narró con Antonio Romero, de la SER. Romero cantó el gol de la victoria y de inmediato cedió el testigo a Ismael, y éste fue relatando, ya con el 96% de capacidad pulmonar, la mayor hazaña del equipo que mide la moral de victoria en el fútbol español. Sus cuerdas vocales eran ya las que habían sido salvadas, como sus pulmones, en el hospital La Fe de Valencia en septiembre de 2016. Su alegría ahora está en un libro, El trasplante. Mi segunda oportunidad, que se vende a través de la web Capitán Pulmón (así llaman a Ismael, por Capitán Tapón, de Alejandro Sanz). Su venta ya da beneficios a la Asociación Valenciana de Fibrosis Quística, que le ayudó en el trasplante. Él anima, a quienes lo necesiten, “a someterse a la cirugía y a la esperanza”.

Ismael es hijo de una familia humilde dedicada al textil y a la cocina; su madre es la mejor con las olletas (las habichuelas) de Alcoy. La radio le atrajo desde pequeño. Comenzó haciendo entrevistas de coña en Los 40 principales. Juan Jordá, su director, “con muchísimos bemoles”, se atrevió a darle el micrófono, desafiando el hecho de que la voz de Ismael, atiplada e infrecuente, sería pasto de la mala uva de quienes quieren para la radio “sólo voces masculinas perfectas”, y la suya era “una voz de chica”. Ya nadie lo dice, pero hace 17 años todavía había esas cuchillas rasgando los teléfonos de Radio Alcoy. Pero aguantó Jordá, aguantó Ismael y aguantaron sus cuerdas vocales. Entonces tenía un 26% de capacidad pulmonar.

Hasta entonces sólo los más próximos de Ismael sabían que su voz pendía de ese hilo. De chico nadie le había afeado ese tono; era, además, un futbolista al que llamaban Zamorano. Sigue midiendo 1,60. “El carácter me salvó”. El diagnóstico con el que convivía casi en secreto iba haciendo su labor de zapa, pero nadie sabía que el vozarrón de Ismael al narrar los encuentros del equipo con más moral de los campeonatos era la mínima con la que alguien puede desafiar el sumidero de los micrófonos. “El trasplante me pilló trabajando”. El aviso de que debía ir al hospital de Valencia lo encontró haciendo la emisión del mediodía. Hasta entonces se había salvado, en las retransmisiones y en el estudio, pensando que tenía un chorro de voz aunque sólo se apoyara en ese 26% que le dejaban sus pulmones. La operación era un riesgo, “cartas repartidas que tenía que jugar”, y salió de allí con el 96% de capacidad. Era septiembre de 2016. Ocho meses más tarde entró en la radio como si hubiera ganado la Champions y su momento más pletórico, en el que empleó la totalidad del nuevo porcentaje del que dependían sus cuerdas vocales, fue cuando Romero le dijo “adelante, celebra tú el gol”. 2-1 en el marcador. Ismael salió gritando también su regocijo por haber ganado el aire de unos pulmones que ya le respondían plenamente. Capitán Pulmón pasea por Alcoy con su voz como un trofeo.




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