César Hernández (Madrid, 1963) es el jefe del departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española del Medicamento y forma parte desde el año pasado del equipo negociador de compra anticipada de la Unión Europea. Es uno de los siete representantes de los Estados miembros que se han visto cara a cara con los laboratorios. Respondía al teléfono el pasado jueves, en medio de la tormenta por la lenta inmunización y los incumplimientos de la compañía anglosueca AstraZeneca.
Pregunta. Llama la atención la distancia en los porcentajes de vacunación en la UE con respecto a Estados Unidos o Israel.
Respuesta. Lo entiendo. Fundamentalmente se debe a la falta de llegada de las vacunas de AstraZeneca. Pero la visión que tengo es de una experiencia realmente exitosa, y que para la UE ha supuesto un antes y un después. Las vacunas están llegando a los países grandes, medianos y a los muy pequeños donde los medicamentos no alcanzan habitualmente. Ahora, como las dosis están llegando en distinto momento, se genera barullo. Es normal. Pero, en general, la experiencia está yendo razonablemente bien.
P. ¿Es posible la reconciliación con AstraZeneca? ¿O vamos hacia un litigio?
R. La palabra reconciliación la aplicaría a otro tipo de actividades humanas. A AstraZeneca hay que exigirle que cumpla con lo comprometido. Hay que explorar un terreno común para que lleguen las dosis, pero no está siendo fácil. Todas las discusiones que hay sobre retrasos en las campañas de vacunación tienen un denominador común: la capacidad de AstraZeneca para entregar esas dosis.
P. ¿Tenemos posibilidad de exigirle que cumpla?
R. El contrato dice que se compromete a entregar una cantidad y que para eso utilizará una serie de capacidades y que no habrá otros hechos contractuales que puedan afectar a su compromiso. Creo que todo el mundo lo ha entendido. No es un problema de que una fábrica pueda fallar o de que un ensayo clínico no salga. El problema es que, en un momento, lo que es una normal relación entre un cliente y un proveedor empieza a desviarse de lo que uno espera.
P. Va a entregar un cuarto de las dosis comprometidas para el primer trimestre.
R. La desviación es enorme. No se termina de entender.
P. Con estos recortes, ¿es viable el objetivo de inmunizar al 70% de los adultos en verano?
R. Creo que sí, pero depende de factores que están sujetos a incertidumbre y que podrían parar una campaña de vacunación, como un tema de farmacovigilancia. ¿Lo podemos lograr sin una compañía? Creo que con una a medio ritmo, o incluso menos, aún tenemos margen de maniobra.
P. Bruselas sospecha que AstraZeneca habría retrasado la solicitud de certificación de una fábrica en Holanda para evitar entregar a la UE 15 millones de dosis producidas en ella.
R. Este es uno de los elementos que uno no entiende. No puedo decir si ha habido o no retraso intencionado. Pero si una compañía quisiera dedicar la producción de una fábrica al mercado B, bastaría con no presentar la autorización de esa fábrica para el mercado A o presentarla más tarde para luego justificarse. Eso es lo que se entendería como ausencia de buena fe. Otras compañías, cuando han tenido problemas han dicho: vale, no le puedo servir los 30 panes que me ha encargado, pero voy a repartir los que tengo entre todos mis clientes.
P. Hay países, como Austria, que han entrado en cólera porque apostaron por comprar más de AstraZeneca que de otras. ¿Es el caso de España?
R. Nosotros en todos los contratos en los que teníamos que tener compromisos de compra, hemos pedido la opción de lo que nos correspondería de manera poblacional.
P. ¿Cómo ha sido esta distribución? Al principio parecía que se repartían en función de la población, pero luego ha habido diferencias.
R. Ha habido países que han hecho algún tipo de ajuste. Han pedido más de una, menos de otra. Es un poco más complejo. Al final, la idea de conjunto, el espíritu de la negociación, ha sido el prorrateo en función de la población. Si miras las tasas de vacunación de los países de la UE, se puede hacer la crítica de que sean bajas en comparación con las de EE UU y el Reino Unido. Pero son muy homogéneas entre todos los países. Cuando alguno se va quedando atrás, el propio sistema genera solidaridad para que puedan recuperar.
P. ¿España apostó demasiado por AstraZeneca en el primer trimestre?
R. AstraZeneca tenía en el primer trimestre una parte de entregas muy alta porque en sus planes de producción, tal y como los presentaron, incluían la fabricación desde el último trimestre del 2020. Cuando en abril del año pasado se hacía la prospección, la suya era la vacuna que estaba en el imaginario que iba a ser la primera en llegar. Pero España no tiene más huevos de AstraZeneca en la cesta de los que tiene de Pfizer o de Moderna.
P. ¿Se va a incluir en la estrategia europea alguna vacuna nueva, como la rusa Sputnik V o alguna de las chinas?
R. Nunca ha habido ningún tipo de límite a la hora de decir con quién se negocia o no. Siempre se ha buscado proporcionar volumen suficiente de vacunas en tiempo razonable a una proporción significativa.
P. La Sputnik V está siendo revisada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).
R. No puedo decir si va a formar parte de la estrategia europea. Lo que sí puedo decir son los criterios con los que se ha tomado la decisión de las que ya forman parte. ¿Puede traer suficiente volumen en un tiempo corto? ¿Voy a tener cierto control, entre comillas, de la capacidad de producción? Y luego han de ser autorizadas. Si se dan esas circunstancias, estoy seguro de que habrá países que dirán sí. Y otros dirán que ya no la necesitan. Pero no hay nada que evite que se negocie con la rusa o la china o con cualquiera de las que se están desarrollando, algunas de ellas en España.
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