La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado claro este lunes que no está dispuesta a pasar página del incidente del sofá en Ankara y ha aprovechado su comparecencia en el Parlamento Europeo para atacar de nuevo al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. “Me sentí herida y me sentí sola, como mujer y como europea”, ha asegurado Von der Leyen en el pleno del Parlamento dedicado a analizar las relaciones con Turquía. Michel ha vuelto a pedir disculpas por lo que ha calificado como “un incidente diplomático” y ha asegurado que no volverá a repetirse una situación como la ocurrida en la capital turca, en la que él se sentó junto al presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, y dejó relegada a Von der Leyen a un segundo plano en un sofá.
“Gracias a las cámaras, mi imagen se volvió viral, pero cada día hay miles de mujeres que sufren incidentes mucho más graves y que nadie ve”, ha señalado una combativa Von der Leyen en un tono acerado que los eurodiputados presentes en el hemiciclo han escuchado en un solemne silencio. La primera comparecencia conjunta del presidente del Consejo y de la presidenta de la Comisión desde su viaje a Turquía se anunciaba como la ocasión propicia para hacer las paces entre ambas figuras institucionales. Pero Von der Leyen no ha cedido un ápice y ha mantenido una actitud muy luchadora, convirtiendo la imagen de Ankara en el símbolo de las inaceptables humillaciones que muchas mujeres sufren todavía a diario en Europa.
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Michel intenta desde el choque del 7 de abril dar por superado un incidente que explica así: “Nuestros servicios de protocolo no tuvieron acceso a la sala antes del encuentro y los servicios de protocolo de la Comisión no viajaron a Ankara”. El presidente del Consejo ha asegurado en el pleno: “Von der Leyen y yo hemos llegado a un compromiso para que no se repita una situación así”.
Pero la presidenta de la Comisión, visiblemente dolida, no ha acusado recibo, al menos en público, de las disculpas presentadas por Michel y su discurso ha sido tan duro como el que mantuvo durante un primer encuentro de conciliación a puerta cerrada, celebrado también en el Parlamento. “Soy la primera mujer que ocupa la presidencia de la Comisión. Soy la presidenta de la Comisión y espero ser tratada como tal. Pero [en Ankara] no lo fui”.
Los principales grupos parlamentarios sí que se han mostrado proclives a dar por superado el fiasco diplomático de Ankara. El presidente del grupo del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, cargó más las tintas contra el lado turco y aprovechó el llamado sofagate para reafirmar su posición: “Turquía es un socio importante, pero nunca podrá ser miembro de la UE”. La tibia actitud del PPE no ha impedido que el vicepresidente del grupo, Esteban González Pons, haya protagonizado una de las intervenciones más duras contra Michel, calificando su falta de reacción en Ankara como un lamentable ejemplo “de la cultura macho; la de los hombres, primero”.
Muy indignada se ha mostrado la líder de los socialistas, la europarlamentaria Iratxe García, que ha acusado a otros grupos (populares, liberales y verdes) de intentar apagar el sofagate, convirtiendo la sesión en un debate sobre las relaciones con Turquía y las conclusiones del último Consejo Europeo, sin centrarlo en el problema de género puesto de manifiesto por la reunión de la capital turca. “Estoy muy decepcionada, sobre todo por la bochornosa imagen de la UE en Ankara”, lamentó García. Aun así, la líder socialista ha aceptado las disculpas de Michel: “Como europea, sí, también me sentí herida”.
En el Consejo, la mayoría de las delegaciones también son partidarias de olvidar el incidente y de que Michel y Von der Leyen lleguen a un entendimiento. Fuentes del Consejo han intentado atribuir el malentendido a la jerarquía de los cargos que, en las relaciones con terceros países, equipara al de Michel con una jefatura de Estado y al de Von der Leyen con el de una presidencia de Gobierno.
Pero la presidenta de la Comisión ha insistido: “No veo ninguna razón en el Tratado de la UE para ser tratada diferente, así que lo atribuyo al hecho de que soy mujer”. Von der Leyen tampoco parece convencida de la otra explicación de Michel, que ha argumentado así su falta de reacción al desplante a la presidenta. “No quise provocar un incidente político más grave que hubiera puesto en peligro meses de labor [para mejorar las tensas relaciones con Turquía]”.
Michel y Von der Leyen solo han coincidido en que el episodio ofrece la oportunidad para reforzar la lucha contra la discriminación sexual y la legislación a favor de la igualdad de género y de protección de las mujeres. Como señal de buena voluntad, el presidente del Consejo se ha ofrecido a intentar desbloquear proyectos legislativos como el que impondría la igualdad salarial en las grandes empresas.
Von der Leyen, por su parte, ha anunciado que antes de fin de año presentará nueva legislación para combatir la violencia contra las mujeres y los niños. La presidenta de la Comisión ha calificado también como inaceptable la aparición en Europa de las llamadas zonas libres de LGTBIQ. “Me parece mentira que en 2021 todavía tengamos que estar hablando de que todas las personas tienen los mismos derechos, con independencia de a quién amen o de dónde vengan”, ha concluido Von der Leyen una intervención que ha recibido un aplauso todo lo caluroso que un hemiciclo prácticamente vacío por la pandemia podía ofrecer.
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