Alex Salmond: “El Gobierno español estaría encantado de que Escocia volviera a la UE”


El exlíder del Partido Nacional Escocés Alex Salmond (Linlithgow, 66 años) ya no es ni la sombra de lo que fue, pero sigue creyéndose el portador del ímpetu independentista que agitó las aguas del Reino Unido en el referéndum de independencia de 2014. Asustó hace unos meses a su antigua formación, el SNP, con el anuncio de un nuevo partido, Alba, con el que se presenta a las elecciones autonómicas del próximo jueves. Absuelto de varias acusaciones de abuso sexual y violación que dejaron por los suelos su ya maltrecha reputación, ha emprendido una batalla sin cuartel contra su protegida, Nicola Sturgeon, a la que acusa de no ser digna de dirigir el Gobierno de Escocia.

Mantiene a sus fieles, pero no tantos -apuntan las encuestas- como para provocar la división del independentismo que muchos optimistas auguraban en la prensa londinense. La BBC ha ignorado su campaña, por tratarse de una fuerza aún extraparlamentaria. Le ha venido como anillo al dedo para presentarse de nuevo como la víctima de un sistema que pretende arrinconarle, y recorre de punta a punta Escocia con un puñado de colaboradores, en una caravana de automóviles encabezada por una furgoneta con dos enormes pantallas de vídeo a cada lado. El rostro del político escocés repite incansablemente, a través de la megafonía del vehículo, que cada voto cuenta a favor de la independencia. Atiende a EL PAÍS unos minutos, a su paso por Aberdeen. Treinta seguidores incondicionales le han recibido a pie de playa, a pesar de un frío y un viento descorazonadores.

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Pregunta. ¿Llegará la independencia de Escocia en la próxima legislatura?

Respuesta. Más pronto de lo que muchos se imaginan. Nosotros ya hemos anunciado que, cuando lleguemos al Parlamento, presentaremos una moción para obligar al Gobierno a comenzar a negociar de inmediato un nuevo referéndum. El Brexit fue definitivo. Demostró que si Escocia no controlaba sus propios asuntos, alguien iba a hacerlo por nosotros.

P. ¿Y fraccionar el voto independentista es una buena idea?

R. Es justo al revés. Es una gran ventaja que haya más voces apoyando la independencia. El gran error supone pensar que esa idea pertenece a un solo partido. Debe ser un movimiento, que englobe a diversas formaciones, con distintas perspectivas.

P. ¿En qué se diferencia Alba del SNP?

R. La principal diferencia que tenemos con ellos es la urgencia. No queremos esperar más. Es cierto que también somos más radicales en política social y económica. Sus propuestas están bien, pero no son suficientes. Por ejemplo, la cantidad que quieren asignar a cada niño para combatir la pobreza infantil es ridícula. Nosotros proponemos cuatro veces más. De vez en cuando, la gente necesita un meneo. Se vuelven demasiado comodones cuando están en el poder.

P. La gran baza del independentismo se llama Boris Johnson.

R. Está claro que su llegada al poder ha impulsado nuestro movimiento. Tenemos que demostrar a la gente que la idea de que se trata de un primer ministro muy poderoso es absurda. Al revés, durante todo este tiempo ha demostrado ser un personaje bastante ineficaz. Podemos derrotarle fácilmente, pero son necesarias determinación y firmeza.

P. Lo que no parecen dudar, ni usted ni Sturgeon, es que la UE recibiría con los brazos abiertos a una Escocia independiente.

R. Tenemos muchos amigos en Europa. Y la mayoría de los países de la UE están entusiasmados con la idea de una Escocia que vuelva a integrarse en el club. Pero entiendo que es un proceso que no se puede llevar a cabo en seis meses. Necesitará entre tres y cinco años. Por eso nuestra primera propuesta sería incorporarnos de inmediato a la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, en sus siglas en inglés). Ya ha adelantado que aceptará en cuestión de semanas nuestra solicitud. Y creo que incluso el Gobierno de España estaría encantado de ver cómo Escocia se incorpora de nuevo.


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