Matteo Salvini (Milán, 48 años), líder de la Liga, uno de los partidos que forman el Ejecutivo de unidad de Italia, está preparando un nuevo viaje. Esta vez el rumbo político mira hacia el centro. Se confiesa moderado y no le gusta que le llamen ultra. De hecho, le sorprende que lo hagan los periódicos españoles estos días. Además, el que fue ministro del Interior y vicepresidente del Consejo de Ministros durante el experimento de coalición entre su partido y el Movimiento 5 Estrellas está entusiasmado con la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, a quien considera un ejemplo de la batalla que ha librado él por la reapertura de Italia en pandemia antes de lo que lo ha permitido el Gobierno del que ahora forma parte su partido.
Pregunta. El martes por la noche fue el primer líder internacional en felicitar a Isabel Díaz Ayuso con gran entusiasmo.
Respuesta. Estos meses ha continuado su batalla conjugando salud, trabajo y libertad. Me ha parecido valiente, con visión a largo plazo. Tenía curiosidad por ver si la premiaban. Y ha arrasado. Me quito el sombrero. Y quería felicitarla.
P. Esos resultados sanitarios del virus de los que habla son muy discutibles. No son buenos.
R. Pero están en la media. No sé si últimamente hay más o menos. Pero aquí nos enfrentamos a gente que dice que si abrimos y levantamos el toque de queda habrá una muerte generalizada. Madrid es el ejemplo de que se puede gobernar con inteligencia.
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P. Es la segunda comunidad en contagios de España, con las UCI al 120% y una mortalidad altísima.
R. Sí, pero lleva casi un año con todo abierto. En términos de salud mental y social, de relaciones humanas y de economía es otro mundo. Y cuando la valentía se premia, yo soy feliz. Madrid no tiene datos distintos de otras capitales europeas más restrictivas.
P. ¿Se siente entonces hoy más próximo al PP que a Vox?
R. Estamos en sintonía con ella [Ayuso] y con los populares desde el punto de vista de la reapertura, del trabajo, de la batalla social y de la valentía de ser fuerza de gobierno. Dicho esto, somos la Liga: ni Vox ni el PP. Pero si todo el PP fuese como Ayuso, sería una buena noticia. Nos gusta.
P. ¿En Europa dice?
R. También en el Parlamento Europeo, sí, donde el PP se escora a la izquierda. Si ahí en temas de trabajo, libertad, familia y seguridad actuase a la madrileña, sería un interlocutor natural.
“La Liga no romperá este gobierno. Estamos solo al comienzo”
P. ¿Entraría en el Partido Popular Europeo (PPE)?
R. No. Estamos trabajando para crear un verdadero y gran partido de centroderecha alternativo al PPE. Estamos juntando a Conservadores y Reformistas, Identidad y Democracia y expopulares en un grupo de al menos 150 diputados.
P. Sé que le ha sorprendido que los periódicos españoles le llamemos ultraderecha.
R. Sí, todos. Somos un movimiento que gobierna 14 regiones, 1.000 ayuntamientos, tenemos tres ministros. Me parece miope utilizar la idea de ultraderecha o ultraizquierda… Soy de centroderecha, no un ultra.
P. Ir de la mano con Marine Le Pen, Geert Wilders o Alternativa para Alemania debe contribuir a esa idea.
R. Es que ni Le Pen es ya ultra. De otro modo, no estaría a la par en los sondeos con Macron. Son etiquetas superadas. La mitad de nuestros electores llega de la izquierda.
P. Pues Ayuso propuso en campaña comunismo o libertad.
R. Yo también soy de blanco o negro. Me gusta.
P. ¿Pero no eran etiquetas superadas?
R. En mi opinión, sí. El comunismo, pero también el fascismo con el que se calificaba desde el otro lado. Mire, los madrileños han votado por la sanidad, la familia… Son propuestas compatibles con nuestro programa. El fascismo no tiene nada que ver.
P. No se quite mérito. Muchas cosas que dice ahora Ayuso yo se las había oído a usted antes.
R. ¿Sí? He visto que algunas ideas clave eran duras.
P. Hace cinco meses decidió entrar en un gobierno de unidad dirigido por Mario Draghi donde solo quedó fuera Hermanos de Italia. ¿Por qué?
R. No me gusta huir. Es un momento fundamental para Italia y quiero estar donde se decide. Es más cómodo estar fuera, pero aquí es donde se incide.
P. ¿Se imaginó alguna vez en un Gobierno con el Partido Democrático (PD)?
R. Nunca. Es una experiencia temporal. Pero me sabe mal que la izquierda lo viva como una provocación diaria. A ellos les gustaría estar solos aquí, pero yo no me muevo ni un milímetro. La Liga no romperá este Gobierno. Estamos solo empezando.
P. ¿Piensa entonces que debe agotarse la legislatura?
R. Trabajo día a día. Pero son Enrico Letta o el PD quienes parece que quieran hacer caer al Gobierno o abrir una crisis. Si llegamos a 2022 va bien, y si es 2023, también. Tenemos un compromiso importante.
P. ¿Draghi sería un buen sucesor de Sergio Mattarella como presidente de la República?
R. Si lo hace bien como presidente del Consejo de Ministros, seguramente podría hacerlo también como presidente de la República. Pero no decido en su lugar.
“Yo no soy la ultraderecha. Gobernamos 14 regiones en Italia”
P. ¿Preferiría que se resolviese esta cuestión en febrero de 2022, o que se prorrogue un año más el mandato de Mattarella?
R. Digamos que ya hemos pospuesto demasiadas elecciones. En febrero habría que elegirlo. Me gustaría respetar los plazos. Y si es Draghi, que sea Draghi. Pero que sea en el plazo natural.
P. Pese a ese entusiasmo con el Gobierno, usted es la única voz disidente.
R. Solo en el tema de la reapertura del país. Pedimos que, al menos, no se prorrogue el toque de queda. Pero dijeron que no.
P. ¿Por qué no hace las críticas internamente en el Ejecutivo?
R. Nuestros ministros lo hacen. Mire, uno de tantos dosieres en los que trabajan ahora es el de la inmigración. Los desembarcos están fuera de control. Se han triplicado respecto al año anterior.
P. Hermanos de Italia ha recortado mucho la distancia con la Liga en los sondeos. ¿Puede convertir eso a un socio en un rival?
R. Todo lo que quede en el centroderecha estará bien, y somos todavía mayoría absoluta. Luego está claro que entrar en el Gobierno con el PD, la ministra [Luciana] Lamorgese [titular de Interior]… penaliza al principio. Pero si logramos resultados, la gente lo entenderá.
P. ¿Cree que Hermanos de Italia se quedó fuera por tacticismo?
R. Sí, seguramente por motivos electorales. Yo tomé una decisión de responsabilidad y estoy contento. Los italianos premiarán a quien resuelve problemas, no a quien los señala.
P. Le veo muy responsable.
R. Tenemos un millón de puestos de trabajo en riesgo.
P. Usted ha sido euroescéptico, cuando no antieuro. ¿Ha cambiado su idea de Europa después de que Italia vaya a recibir 209.000 millones de euros?
R. Mire, Europa con las vacunas ha montado un desastre increíble. Solo por esto muchos deberían avergonzarse. Sobre el dinero, que no es ese tesoro que dicen y hay que usarlo bien porque mucho son préstamos, le daré la respuesta en 2026.
P. Dependerá de Italia.
R. Estoy de acuerdo con Draghi que puede ser una ocasión de relanzamiento o la derrota final.
P. ¿Habla con él?
R. Sí, el domingo le mandé un mensaje por el tema de la inmigración.
“Me arriesgo a 15 años de cárcel por el Open Arms. Pero hoy volvería a hacer lo mismo”
P. A propósito, tiene un juicio en septiembre por secuestro de personas en el caso Open Arms.
R. Sí, y el Ayuntamiento de Barcelona se ha personado en contra. Yo haría lo mismo si volviese atrás. Sostengo que respeté la ley, salvé vidas y respeté los derechos humanos. Todo el mundo en el Ejecutivo estaba informado.
P. ¿Si le condenan, dejará la política?
R. Me arriesgo a 15 años de cárcel. Aunque debería haber tres tribunales que me condenen. Pero no tengo miedo.
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