Por Diana Manzo
Juchitán, Oax.- De forma ininterrumpida, de lunes a domingo, y desde hace más de un año, los médicos Noel Sánchez Orozco, Sergio Salas González y Eliseo Reyna Altamirano, quienes prestan servicio de forma privada en el Istmo de Tehuantepec, atienden a pacientes de Covid-19, sin embargo, ninguno se ha vacunado, a pesar de que encuentran en primera línea de atención médica.
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Datos de la Secretaría de Salud señalan que en México, el 43 por ciento de las consultas médicas se realizan de forma privada, de ellas, el 17 por ciento representan casos ambulatorios.
Eliseo Reyna de 52 años de edad atiende en un consultorio privado de una cadena farmacéutica en Ixtepec, y por lo menos ha aplicado unas 200 pruebas rápidas de Covid-19. A él recurren los que llegan con síntomas leves como una gripe y dolor de cabeza, pero también ha visto y canalizado a los pacientes graves.
Este médico privado reconoce que desafortunadamente a ellos, los que están en primera línea de atención, no los tomaron en cuenta para la campaña de vacunación a personal de salud que se realizó hace varias semanas, y tendrán que esperar de acuerdo a su rango de edad.
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“Ya tengo 52 años y ya me registré para mi vacuna, pero la campaña de vacunación a nuestra edad aún no llega al istmo de Tehuantepec. Lo más preocupante es que tenemos familia y a diario atendemos a pacientes con esta pandemia, por ejemplo, en enero y después de vacaciones de Semana Santa, fueron muchos los enfermos por este virus”.
Alegó que atender diariamente a pacientes con esta pandemia es exponerse a un contagio y a la muerte.
“Es algo injusto que nosotros por no ser personal público de salud nos hayan ignorado para recibir esta vacuna, cuando se sabe que desde que comenzó la pandemia lo estamos haciendo. No hemos dejado de trabajar y a diario nos enfrentamos a muchas personas. Creo que esta discriminación o invisibilizarnos, no ayuda mucho”.
En Chicapa de Castro, Noel Sánchez Orozco atiende en su consultorio de manera particular. Ha visto a más de 50 personas contagiadas de coronavirus y ha visto morir a tres de sus mejores amigos.
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Ha tenido que modificar sus roles de vida, antes de la pandemia vivía y comía con sus padres que son adultos mayores, pero por el riesgo que significa, ahora vive, come y todo lo hace solo.
“Afortunadamente no tengo hijos o esposa a quien exponer, pero sí a papás que tienen 70 años, más de un año sin abrazarlos. Trabajar 12 horas de corrida para evitar contagiarse o contagiar a alguien más. Llegar a la casa a iniciar con la rutina de desinfección. Tengo miedo de contagiarme todos lo días”.
Sergio Salas González hace un par de semanas se incorporó a su consultorio después de vivir un contagio de Covid- 19 que casi lo lleva a la muerte, le pegó muy fuerte, y no se ha vacunado.
Para él su oficio es esencial y cver recuperados a sus pacientes es su mayor logro.
Cada uno resiste, no se doblegan, siguen siguen practicando uno de los oficios más valorados en estos tiempos de pandemia, el ser médicos.
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