Cuando el Ministro de Cultura y Deporte habló por primera vez en público durante la pandemia, en vez de alivio generó preocupación. Era abril de 2020, el sector cerraba y temblaba, y José Manuel Rodríguez Uribes le pidió paciencia. “Primero va la vida y luego, el cine, pero la vida, sin cine y sin cultura, tiene poco sentido y es poco humana”, dijo citando a Orson Welles. A posteriori, reconoció que tal vez le faltó empatía. Así que, más de un año después, el ministro ha llenado este viernes su comparecencia ante la prensa de reconocimientos hacia el sector. Y, sobre todo, de promesas y millones. Uribes ha presentado la parte del Plan de transformación, recuperación y resiliencia nacional que afecta a la cultura y el deporte. Y que consiste en una lluvia de dinero europeo (unos 875 millones de euros en estos apartados) para revitalizar a las artes, uno de los sectores más golpeados por el coronavirus. “El plan está muy pensado y muy definido. El sector puede estar tranquilo”, aseguró.
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Las líneas generales, en realidad, se conocen desde hace días. Desarrollo completo del Estatuto del Artista, fomento del mecenazgo, inventarios y registros del patrimonio, transposición en España de dos directivas europeas para la defensa de la propiedad intelectual y el sector audiovisual, reforma de la Ley del Cine, mayor dotación a las bibliotecas, ampliar y diversificar la oferta cultural en áreas no urbanas, impulso a las galerías de arte, refuerzo de los archivos o la formación especializada en oficios técnicos y gestión cultural para profesionales de las artes escénicas y musicales, entre otras ideas. Y el llamado proyecto España Hub Audiovisual de Europa, que también incluye al videojuego y cuenta con 200 millones, aunque llegará a sumar hasta 1.603 a lo largo de cuatro años. Se busca aumentar “competitividad, internacionalización y modernización” de las artes. Prácticamente todos los sectores culturales reciben menciones y fondos, con la tauromaquia como excepción.
Uribes no ofreció nuevos anuncios, ni más concreción que la que figura en el propio documento. Tampoco se conoce la fecha de la puesta en marcha de las ayudas. “En cuanto lo apruebe Bruselas”, afirmó el ministro. Será este año, ya que el propio plan se refiere al plazo 2021-2023, pero no está claro siquiera si a partir del tercer o cuarto trimestre. Uribes, eso sí, destacó que uno de los 10 pilares del proyecto a nivel nacional es precisamente la revalorización de las industrias culturales y deportivas. Y respecto a las indecisiones que aún permanecen reiteró que dependen del visto bueno de la UE y concedió: “Las dudas que pueda tener el sector son las mismas que tenemos nosotros”.
“Cultura y deporte son derechos, valores e industrias”, subrayó Uribes. Aunque el propio ministro recordó que el 93,8% de las empresas culturales está formada por autónomos o por menos de cinco asalariados. En el otro opuesto, tan solo el 0,6% tiene más de 50 empleados. Ante tanta inestabilidad, el ministro prometió que se aprobarán los flecos aún pendientes del Estatuto del Artista —una serie de medidas fiscales y laborales para compensar la volatilidad especial del trabajo cultural—. Y destacó que se creará una comisión interministerial ad hoc.
También se refirió a un “gran proyecto movilidad internacional para el sector del libro”. Y explicó que unos 73 millones irán destinados al impulso de grandes servicios digitales liderados por el Museo del Prado —”para montar una plataforma a la que se sumarán unos 30 museos previsiblemente”—, el Reina Sofía o la Biblioteca Nacional. Respecto a la transposición de la directiva europea audiovisual, que impone entre otras cosas a las plataformas como Netflix o Disney + que dediquen un 30% de su catálogo a obras europeas y financien la producción continental con un 5% de sus ingresos en cada país, relató que trabajan en ello con el Ministerio de Economía. Omitió, eso sí, que el plazo de la UE para aprobar la ley correspondiente vencía el pasado septiembre.
Durante algo más de una hora, el ministro sobrevoló todos los apartados del plan y celebró su importancia. Tanto que el entusiasmo le llevó a una sugerencia algo ambiciosa: recomendó el documento entero como “lectura casi obligatoria”. Su aliciente: “Contiene un modelo de país”. Eso sí, en 348 páginas.
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