El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) informó este sábado que los sistemas de monitoreo del volcán Popocatépetl identificaron durante las últimas 24 horas 29 exhalaciones y 201 minutos de tremor (vibraciones volcánicas), acompañadas por emisiones de vapor de agua, gases volcánicos y ligeras cantidades de ceniza.
Adicionalmente, se registró una explosión menor a las 20:23 horas, la cual no se pudo observar por las condiciones climáticas de la zona. Durante la noche se presentó una leve emisión de vapor y gas, con dirección sureste.
El Cenapred mantiene su exhorto de no acercarse al volcán y sobre todo al cráter, por el peligro que implica la caída de fragmentos. En caso de lluvias fuertes, recomienda alejarse de los fondos de barrancas por el peligro de flujos de lodo y escombro.
También recomienda no hacer caso a rumores y estar atentos a la información que emita la Coordinación Nacional de Protección Civil por sus canales y cuentas oficiales.
El semáforo de alerta volcánica se mantiene en amarillo fase 2. Los escenarios previstos para esta fase son:
1. Que continúe la actividad explosiva de escala baja a intermedia.
2. Lluvias de ceniza leves a moderadas en poblaciones cercanas.
3. Posibilidad de flujos piroclásticos y flujos de lodo de corto alcance.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres informa sobre la actividad del #Popocatépetl en las últimas 24 h:
▪️ 29 exhalaciones
▪️ 201 minutos de tremor
▪️ 1 explosión menorEl semáforo🚦de alerta se encuentra en #AmarilloFase2. Se exhorta a NO acercarse al volcán. pic.twitter.com/gEfuinhe1J
— Protección Civil México (@CNPC_MX) May 15, 2021
En los últimos días el volcán Popocatépetl ha sido noticia por las nevadas que lo han cubierto de blanco y por las exhalaciones que se han podido observar.
¡Qué tal el retoque! Así esta tarde la nevada que mantiene blanco al volcán #Popocatépetl.
Vista #Tlamacas. Gracias #CENAPRED
Video pic.twitter.com/10TVN1WfHS
— Webcams de México (@webcamsdemexico) May 16, 2021
A finales de enero, científicos del Instituto de Geofísica (IGF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señalaron que la actividad reciente del volcán Popocatépetl está dentro de los parámetros observados anteriormente, razón por la cual por el momento no hay de qué preocuparse; sin embargo, la población debe mantenerse atenta a la información que emiten las autoridades.
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“Hay que tomar en cuenta que vivimos en un país volcánicamente activo y que mientras más conozcamos de este y otros fenómenos, como los sismos, tendremos mejor capacidad de protegernos y saber qué hacer”, indicaron.
Comentaron que mientras los parámetros que se observaron en el pasado no cambien ahora, hay confianza de que “Don Goyo” no hará algo más de lo que ya hemos visto: emitir ceniza o explosiones que, aunque pueden ser espectaculares, no ponen en riesgo a la población.
El director del Instituto de Geofísica, Hugo Delgado Granados, explicó: “Desde hace un par de años el coloso cambió su actividad, de manera que ya no construye domos de lava, o los produce ocasionalmente y pequeños. Ahora, la mayor parte de su actividad se centra en la expulsión de fragmentos (que de noche lucen impresionantes, por ser material incandescente), pero eso es parte de su actividad normal”.
No obstante, continuó, “es importante considerar que puede haber una serie de variaciones, y para ello se cuenta con una red de monitoreo en el Popocatépetl, a fin de dar seguimiento puntual y observar cualquier modificación de los diversos patrones que indiquen algo diferente”.
Delgado Granados detalló que el análisis de esa información se lleva a cabo en el seno de un comité científico asesor que participa conjuntamente con la Coordinación Nacional de Protección Civil.
La doctora Ana Lillian Martin del Pozzo, investigadora del IGF, expuso: “Lo que está ocurriendo en el volcán es un fenómeno de producción de cenizas, emisiones pequeñas y más grandes, que fundamentalmente se mueven hacia Puebla, y en días recientes a zonas del Estado de México, como Amecameca; incluso podrían llegar a la Ciudad de México.
Por su parte, el doctor Carlos Valdés González informó que se ha visto una reducción en el número de sismos vulcano-tectónicos, y lo que más se registra es una actividad fumarólica. “El volcán viene haciendo lo que ha hecho en los últimos 26 años, desde que inició su actividad el 21 de diciembre de 1994”, dijo.
Al respecto añadió que esos sismos de fracturamiento son pequeños, de magnitudes 1.0 a 2.4; en 2020 se registraron 212. Esa información se obtiene gracias a las nueve estaciones sísmicas (cada una con tres sensores orientados al norte-sur, este-oeste y vertical, que recuperan dos mil 700 datos por segundo) las cuales dan seguimiento a su actividad.
Los sismos indican fracturamientos menores porque dentro del coloso hay empuje de material –magma, gases o vapor de agua, por ejemplo–, que quiere subir y ejerce presión. Los sismos no son perceptibles para las personas, y sólo son detectados por la red de sismógrafos que se mantiene en el lugar. La mayoría de ellos ocurre a cuatro kilómetros por debajo del nivel del mar, a profundidad dentro del volcán; “malo sería que eso ocurriera muy cerca de la cima”.
Recordó que en un radio de entre 110 y 120 kilómetros de distancia del volcán, donde se ubican ciudades como la de México, Puebla y Cuernavaca, habitan aproximadamente 27 millones de personas, por eso de manera constante se le da seguimiento.
Al continuar su participación, la doctora Ana Lillian Martin del Pozzo comentó que se cuenta con una red de muestreo de cenizas. Esas partículas pueden ser grandes, medianas o pequeñas y con éstas últimas hay que tener cuidado porque pueden afectar la salud.
Por lo anterior, recordó a la población la importancia de protegerse y utilizar cubrebocas de tres capas, que detienen, filtran y repelen a las partículas, pues los rebozos o paliacates tienen poca efectividad. Las erupciones, caracterizadas por emisiones de ceniza, van a continuar y debemos estar preparados, recalcó.
En tanto, Delgado Granados sugirió consultar el mapa de peligros del volcán Popocatépetl, el cual tiene una base científica fundamental ya que, por ejemplo, permite reconocer su actividad en el pasado e incluye rutas de evacuación.
Los científicos exhortaron a la población abstenerse de subir al volcán, estar en contacto con las autoridades, seguir las indicaciones y mantenerse informada en fuentes oficiales, como el IGF y el Centro Nacional de Prevención de Desastres, a través de sus diferentes medios de comunicación y redes sociales.