Todos hemos jugado y fantaseado con las hadas, aquellos seres imaginables que realmente no existen pero que hacemos que nos acompañen en todo lo bueno para cumplir nuestros deseos. Vienen representadas por la figura de una mujer, con aspecto elegante y de gran belleza. Con rasgos muy femeninos y grandes alas, son seres enigmáticos.
Las hadas forman parte de un mundo fantástico de la misma forma que lo son las sirenas o los elfos y existen sobre todo en la mente de los niños para cumplir deseos.
A diferencia de las brujas, las hadas representan el lado bueno y no tienen maldad. En la literatura siempre ayudan e intentan hacer el bien contra el mal.
Primeras representaciones en la literatura y orígenes
De igual forma que la mitología, las hadas están presentes en la literatura y es de ahí que se hicieron presente. Unas de sus primeras manifestaciones se vieron en la obra ‘Metamorfosis’ del poeta romano Ovidio, que data, aunque no es algo seguro, del año 8 d.C.
Otros de sus orígenes podrían ser de la mitología celta. Mientras que también podrían proceder de la Edad Media (siglo XI al XV) porque fue en este periodo donde más se hablaba de ellas.
Tipos de hadas
Quizás piensas que todas las hadas son iguales. Sí es verdad que se parecen, que son seres fantásticos y con alas, pero hay diversos tipos según los diversos orígenes y mitologías. En este caso, podemos citar las lamias, que corresponde a la mitología grecorromana o las conocidas ninfas, que surgen de la mitología griega.
Mientras que también encontramos las salamandras, las dríade, y las sílfides. Seguro que las has visto en los diversos libros y cada una tiene sus características.
Curiosidades de las hadas
Vemos muchas veces que las hadas se reúnen de tres en tres y la razón es por la influencia de historias mitológicas como las Moiras griegas o las Parcas romanas.
Entre sus funciones, ya hemos visto que se dedican a hacer el bien y se dedican a la música, la danza o los juegos y el amor.
Las hadas son seres pequeños. Pero hubo un tiempo en el que su tamaño era más grande y fue en la obra de William Shakespeare, un ‘Sueño de una noche de verano’ cuando empezaron a tener ese tamaño tan reducido que siempre hemos visto.
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