Más de una docena de presidentes estadounidenses han tratado durante sus Administraciones de sellar la paz en Oriente Próximo acabando siempre el propósito en fracaso. Sin tenerlo en su agenda de prioridades, Joe Biden se ha visto atrapado en una nueva escalada de violencia en la franja de Gaza e Israel, ante la que no ha dejado lugar para las ambigüedades respecto a dónde se sitúa la Casa Blanca. Ante la pregunta este viernes de un periodista sobre si el Partido Demócrata estaba cambiando su política hacia su aliado más estrecho, debido a las voces demócratas más izquierdistas, el presidente de Estados Unidos fue rotundo: “No hay cambio en mi compromiso con la seguridad de Israel. Punto”.
A continuación, el presidente fue categórico al advertir de que “no habrá paz” hasta que la región reconozca “de forma inequívoca el derecho de Israel a existir como un Estado judío independiente”. Dicho lo anterior, Biden sí admitió un cambio. “El cambio es que todavía necesitamos una solución de dos Estados. Es la única respuesta, la única respuesta”, insistió el mandatario estadounidense el pasado viernes durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca con motivo de la visita del presidente de Corea del Sur.
La idea de una solución de dos Estados, con un Estado palestino junto a Israel y con Jerusalén como capital compartida, ha estado en el centro de todas las negociaciones destinadas a poner fin al largo conflicto palestino-israelí, así como la relevancia de mantener el statu quo en la Explanada de las Mezquitas (para los judíos, el Monte del Templo) de Jerusalén.
La peor escalada en siete años en la Franja se saldaba tras el inicio del alto el fuego el viernes con un balance de bajas de más de 240 palestinos muertos en Gaza en los 11 días de ataques, entre ellos más de 60 niños. Doce personas han perdido la vida en Israel, incluidos dos menores. Los heridos se cuentan por centenares.
La semana que acaba ha sido de una actividad diplomática “intensiva y silenciosa”, como la definió el propio Biden cuando el jueves comparecía ante la prensa para aplaudir el alto el fuego entre el Gobierno de Israel y Hamás. La Casa Blanca se ha comprometido a la reconstrucción de Gaza aunque el tema sea espinoso, debido al temor de que los fondos de ayuda acaben en manos del grupo radical palestino Hamás, que gobierna de facto la franja de Gaza.
El miércoles y jueves de la próxima semana, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, visitará Israel y la Autoridad Palestina como parte de los esfuerzos de Washington para afianzar el alto el fuego, situación sobre la que el presidente Biden dijo que rezaba para que se mantuviera, dando idea de la volatilidad de la situación. El Departamento de Estado anunció que el viaje de Blinken incluirá también una visita a Egipto, dado el protagonismo de El Cairo en la forja del acuerdo para parar las hostilidades.
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