Al Barça le alcanzó con un único tiro entre los tres palos para cantar victoria en Ipurua. La volea con la zurda de Griezmann, excelente en la definición desde una posición muy forzada, fue la acción más meritoria de un partido triste, desencantados los dos equipos, ya descendido el Eibar y descabalgado el Barça de la cabeza de la Liga. Nada parece importar ya en el Barcelona desde que Laporta afirmó que se había perdido el título “de forma incomprensible” y empezó a apuntar a los jugadores y a desentenderse de Koeman.
Hay pocos equipos en cualquier caso con la personalidad del Eibar de Mendilibar. Juega siempre sin tener en cuenta al rival, el campo y la categoría, incluso en su adiós a la Liga. Tuvo intensidad y determinación, no paró de poner centros desde los costados, especialmente activo frente al superado Junior, y acabó muchas más jugadas que el Barça, hasta que se lesionó Bryan Gil.
Los azulgrana no salían de su cancha, sin hilo de pase y reiterativos en las pérdidas de balón, inferiores en los duelos directos y sin llegada al arco de Yoel. Lesionado Ter Stegen, Neto no tenía respiro y Griezmann no conseguía aglutinar el juego en ausencia de Pedri y Messi. El equipo se fue del campeonato el día que se jugaba el liderato en el Camp Nou y perdió con el Granada. Aquella jornada claudicó hasta el optimista Laporta.
La lesión de Bryan Gil, sin embargo, aturdió al Eibar y despabiló al Barça. La activación azulgrana, aumentada con los cambios, culminó con el gol de Griezmann. El francés atemperó la frustración azulgrana y el Eibar no tuvo más respuesta que un tiro al palo de Inui. Nadie estaba pendiente de Ipurua sino de Zorrilla. El Atlético cantó el alirón con un tanto de Luis Suárez. El charrúa fue despedido en verano por Koeman cuando nadie sospechaba que a final de temporada el amenazado de cese podía ser el propio técnico del Barcelona. Nadie tiene plaza segura en el Camp Nou.
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