El apagón de Sergio Ramos: sin Eurocopa y sin renovación con el Real Madrid


Hay un momento de la segunda temporada de la serie documental sobre Sergio Ramos, elaborada para Amazon, que parece concentrar buena parte de las preocupaciones del futbolista, en una época en la que encaraba la negociación del último gran contrato de su carrera: “No quiero quedar retratado por falta de velocidad, por falta de físico. Y por eso hago mucho hincapié, me machaco día tras día”, dice sentado en un sofá, mientras sobre su voz pasan imágenes del futbolista ejercitándose en el gimnasio de su casa. “Es una lucha interna que tengo contra mi edad, contra mi cuerpo, que hasta el día de hoy creo que la he ganado y la ganaré durante algunos años más”.

Entonces todavía era 2020, el central lucía barba recortada preconfinamiento, y exhibía una enorme confianza en alargar su futuro en el Real Madrid y en la selección española. La misma que meses después, cuando el pasado 11 de marzo compareció en público para presentar La leyenda de Sergio Ramos, el resultado de las grabaciones. Esa tarde veía un mundo de posibilidades, récords y exposición mediática que se extendía a sus pies: “Si la cabeza me aguanta, podría llegar al Mundial de México [también Canadá y EEUU]”, que se celebrará en 2026, cuando el futbolista tenga ya 40 años: “Sería el único jugador en la historia que jugaría seis Mundiales. El de Qatar [en 2022] sería mi quinto…”, soñaba. No había entonces ninguna duda de que este verano participaría con España en la Eurocopa y mantenía incluso la ilusión de acudir este verano a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Acababa de recuperarse de la intervención de menisco en la rodilla izquierda y se disponía a volver a jugar dos días después: algo más de una hora contra el Elche en la Liga, el aperitivo para la vuelta de los octavos de final de la Champions de la semana siguiente contra el Atalanta en el Alfredo di Stéfano. Pero aquel regreso no fue más que un eslabón de una cadena de infortunios físicos que terminó estallando el domingo por la noche cuando Luis Enrique le llamó por teléfono para adelantarle que no iba a verse en la lista de convocados para la Eurocopa. “No ha podido competir a lo largo de esta temporada en las condiciones adecuadas”, explicó este lunes el seleccionador.

En 2021, Ramos ha participado en cinco partidos con el Madrid (uno de la Supercopa de España, dos de Liga y dos de Champions: 395 minutos) y en dos con España (49 minutos).

Quedarse fuera de la Eurocopa supone para el capitán del Madrid y de la selección salir definitivamente del escaparate este curso en el que aún tiene pendiente la cuestión fundamental de la renovación de su contrato, que vence el próximo 30 de junio.

Jugadores viejos o buenos

Además, esta salida del foco se produce precisamente por las razones cuya fortaleza más había defendido el defensa en su aparición promocional de marzo. Entonces llegó incluso a acudir al argumento de autoridad de una de las mayores instituciones históricas del club: “Tengo 34 años, y cumplo 35 en breve, pero Santiago Bernabéu decía que no hay jugadores jóvenes o viejos, sino buenos o malos. No hay que juzgarlos por su edad, sino en función de su rendimiento. Puedo rendir tres, cuatro o cinco años más al máximo nivel”.

Hasta ese momento, las prestaciones de Ramos habían respondido a su confianza y sus esfuerzos, en particular en el final de la temporada pasada, después del confinamiento. Ahí emergió un capitán más dominante que nunca en lo emocional y también como goleador. El Madrid ganó aquella Liga con un Ramos pletórico del que el presidente, Florentino Pérez, dijo que quería que no se fuera nunca del club.

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Pero cuando corrió el tiempo y, en breves conversaciones informales, se pararon en los detalles de cómo continuaría esa trayectoria, la relación se enfrió. Pérez le ofreció un año más con un 10% de rebaja del sueldo de este curso y del que firmarían extra, mientras que el futbolista pretendía alargar dos temporadas, aceptando las rebajas derivadas del agujero financiero del coronavirus.

Lesión tras lesión, Ramos siguió desaparecido, y marcaba su influencia desde su butaca de la última final de la grada del Di Stéfano, entre silbidos, ánimos y protestas a los árbitros. Pero sus negociaciones con Pérez han permanecido congeladas. La prueba de la gelidez la dejó el presidente blanco la noche que acudió a la televisión a presentar el proyecto de Superliga. Cuando le preguntaron por Ramos, abandonó el tono explicativo de la hora anterior y dijo: “Me voy”. Y en ese punto siguen.

Hay una escena también para eso en la segunda temporada de la serie de Ramos. Es octubre de 2020, la familia está reunida en un salón y el futbolista parece recordar de repente: “El contrato se me acaba”. Su padre responde enseguida: “Eso es lo que tienes que pensar”.

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