Fueron cuatro días “de ira” que quemaron las calles de los barrios más desfavorecidos de La Línea. En ese convulso lapso —calificado así por el comisario de La Línea, Antonio María de los Reyes—, unos 80 policías se toparon con cócteles molotov, piedras, cohetes y hasta el disparo de postas con un arma de fuego en una estrategia de pequeñas células callejeras organizadas. Todo a cuenta de un bulo que se propagó tras el ahogamiento de dos vecinos y que acusaba a los agentes de no haber hecho nada por salvarlos. Dos semanas después de que los ánimos se aplacasen, la Policía Nacional ya suma 41 personas investigadas por instigar estos sucesos: 21 de ellos están detenidos, dos han pasado a prisión provisional y cinco son menores.
Además de los detenidos por participar en los desórdenes públicos, ocho personas están investigadas por el mismo motivo y además por injurias, y otros 12 implicados más han sido identificados por dirigir insultos contra agentes y autoridades en las redes sociales. En estas dos semanas, la Policía Nacional ha conseguido vincular hechos concretos con sus posibles causantes. Es el caso de cinco menores, acusados de quemar el restaurante abandonado de La Marina. El último de los investigados que ha pasado a disposición judicial este mismo viernes está detenido por ser el propietario del arma y supuesto responsable de los disparos de postas que en la madrugada del pasado 14 de mayo impactaron contra vehículos policiales. Por la tarde se le ha dejado en libertad con cargos, con obligación de comparecer cada 15 días en los Juzgados.
Las calles de las barriadas de La Atunara, San Bernardo o Los Junquillos —las más desfavorecidas de la ciudad— comenzaron a calentarse la tarde del 10 de mayo. Al mediodía de aquel lunes, Sergio R. —de 19 años, alias El Bola y con antecedentes policiales menores—, y Ángel A. —de 51 años, conocido como El Baila y con antecedentes por tráfico de drogas y asociación ilícita— fallecían ahogados a 200 metros del puerto de La Atunara, después de que naufragase la pequeña embarcación en la que supuestamente volvían de repostar gasolina a una narcolancha. En tierra se encontraban efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que intentaron auxiliar a los siniestrados una vez rescatados por un barco particular, según asegura el atestado policial y un vídeo en el que se ve cómo intentan reanimarlos.
Pocos minutos después del suceso, comenzó a correr un audio de WhatsApp entre algunos vecinos que aseguraba que los agentes no habían auxiliado a los fallecidos. Ese y otros mensajes prendieron la mecha durante días y noches, momentos en el que se producían la mayor parte de los altercados. “Los agentes recibieron durante tres noches multitud de piedras, cohetes, cócteles molotov y el disparo del arma de fuego”, según ha explicado este viernes la policía en una nota tras una rueda de prensa celebrada en la comisaría de La Línea. La mayor tensión se vivió tres días después, el miércoles, cuando una manifestación improvisada a la que asistieron unas 800 personas acabó con dos personas detenidas, una de ella ya en prisión, en la que se profirieron amenazas de muerte y se arrojó una valla contra el cuartel de la Guardia Civil de la ciudad. Esa misma noche y la madrugada del jueves fue cuando se produjo el disparo con una escopeta de postas que ahora se ha conseguido intervenir.
Mientras el Grupo Operativo de Respuesta (GOR) trabajaba en las calles entre “la contención y el equilibrio entre el derecho a la libertad y a la seguridad para evitar encender más la llama de la ira”, según ha explicado De los Reyes, otros agentes comenzaron una investigación que se ha alargado durante dos semanas. Tras hacer 15 reconocimientos fotográficos y rastrear redes sociales, los agentes han efectuado detenciones desde el pasado 20 de mayo hasta esta misma semana. Las pesquisas han conseguido determinar cómo los alborotadores se movían en ciclomotores con las matrículas tapadas, organizados en grupos o células callejeras coordinadas para crear barricadas con fuego, tirar piedras o cócteles molotov en distintos puntos de la ciudad “para dar sensación de ser grupos más numerosos”, según apuntan fuentes policiales.
Los agentes también han dado con instigadores que, desde las redes sociales, injuriaron a la policía y a las autoridades locales, además de animar a estos actos de vandalismo, que han costado a las arcas municipales al menos 244.000 euros, según estima el Ayuntamiento de La Línea. Estos convocantes son los que figuran entre los ocho investigados no detenidos y los 12 identificados. La investigación la está instruyendo provisionalmente el Juzgado de Primera Instancia Número 1 de La Línea.
El subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, ha destacado este viernes el esfuerzo de los policías “para conseguir aplacar esa reacción”. “No vamos a aceptar ningún tipo de chantaje que quiebre el principio de autoridad”, ha añadido el comisario De los Reyes, antes de lanzar otra reflexión: “¿Por qué los menores están siempre inmiscuidos en cualquier actividad ilícita de esta localidad? Le daremos respuesta”.
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