LIMA — Agobiados por una imparable pandemia del coronavirus, los peruanos eligen el domingo a su próximo presidente entre dos candidatos que representan los extremos, lo cual anticipa que, sin importar quién gane, el país entrará en un nuevo momento de turbulencia política.
El profesor izquierdista Pedro Castillo y la exlegisladora derechista Keiko Fujimori llegan prácticamente empatados, según varias encuestas, a la segunda vuelta de una de las elecciones más reñidas en tiempos recientes.
La contienda se realizará apenas días después de que las autoridades admitieron que las muertes por el COVID-19 son casi tres veces más de lo que pensaban, y dijeron que sumarían más de 184,000, una de las mayores cifras letales en Latinoamérica, apenas por debajo de Brasil y México.
“Cualquiera de los dos la va a tener muy difícil”, dijo el politólogo Gustavo Pastor, profesor de la Universidad del Pacífico. El país enfrenta, añadió, una “polarización muy fuerte entre la extrema izquierda y la extrema derecha, resultado de la grave crisis sanitaria, económica, social y política”.
CASTILLO Y FUJIMORI SE MANTIENEN PAREJOS SEGÚN LAS ENCUESTAS
Es la primera vez que Castillo, de 51 años, disputa un balotaje, mientras que Fujimori, de 46, va por su tercer intento.
Si Castillo triunfa, enfrentará a una élite empresarial que lo mira con desconfianza y a un Congreso donde no tendrá mayoría para aprobar sus iniciativas.
Te explicamos.
Fujimori podrá formar coaliciones en el Legislativo, pero deberá enfrentar a la oposición en la calle. “Ambos van a tener serios problemas para cumplir con sus promesas electorales”, dijo el politólogo Pastor.
Si el profesor pierde, ha dicho que volverá a la escuela en su remota aldea natal de los Andes a dictar clases a sus alumnos de primaria cuya pobreza empujó sus deseos de ser presidente.
Fujimori, por su parte, se juega la libertad. Si es derrotada, irá a los tribunales a defenderse de una acusación fiscal por la que se piden 30 años de cárcel.
Los chamanes aseguran saber ya quién ganará entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori.
Es señalada de liderar un grupo criminal que lavó millones de dólares recibidos en maletines de la constructora brasileña Odebrecht, así como de los empresarios más poderosos de Perú para apoyarla en sus campañas presidenciales de 2011 y 2016, algo que ella niega.
Si gana, su victoria es doble porque su proceso se congelará cinco años.
La candidata ha recibido constantes muestras de rechazo en los últimos años. “Es hija de un corrupto que apoya todo lo malo que hizo su padre”, dijo Mirian Ortiz, una ama de casa que a inicios de semana participó en una marcha junto a miles en su contra por las calles de Lima.
Un experto nos explica qué está pasando el país latinoamericano.
Alberto Fujimori, padre de Keiko, fue presidente entre 1990-2000. Cumple 25 años de cárcel por tres sentencias de corrupción y otra por ser el autor intelectual en el asesinato de 25 peruanos, entre ellos un niño, tiroteados por un grupo clandestino de militares financiados por su gestión.
El exmandatario también está acusado en otros dos juicios. En el primero por ser el autor intelectual del asesinato de otros seis campesinos ejecutados por el mismo grupo militar y en el segundo caso por su responsabilidad en la muerte de cinco mujeres y en las lesiones graves de 1,301 esterilizadas contra su voluntad.
Keiko Fujimori ha prometido indultar a su padre si llega a la presidencia.
Aquí los detalles.
Todos los expresidentes peruanos de los últimos 35 años están investigados por corrupción y ligados a presuntos sobornos de Odebrecht. Entre los casos más impactantes, uno se suicidó poco antes de ser capturado y otro está detenido en Estados Unidos esperando una extradición.
Castillo y Keiko Fujimori son populistas. Ambos ofrecen aliviar la catástrofe causada por el nuevo coronavirus que, además de las muertes provocadas, en 14 meses ha afectado tanto a la gente que ahora la pobreza afecta a casi 10 millones de personas, un 30.1% de la población.
La pandemia ha destapado las debilidades de un sistema económico elogiado por los ricos, pero que 86% de la población busca modificarlo, según un sondeo de mayo de la firma Ipsos.
Ningún candidato obtuvo la cantidad de votos necesarios para ganar en primera vuelta la presidencia de Perú.
Cientos de miles tienen dificultades para alimentar a diario a sus familias, por eso antiguas estrategias de supervivencia, como las ollas comunitarias, han retornado a la cotidianidad.
Fujimori promete otorgar varios bonos, entre ellos uno que otorga por única vez unos $2.500 a cada familia con al menos una víctima por COVID-19. También asegura que repartirá el 40% de un impuesto por la extracción de minerales, petróleo o gas a familias que viven cerca de esas áreas.
La candidatura de Fujimori ha recibido el apoyo del premio Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, de casi la totalidad de los ricos, de los más importantes medios de comunicación, de influenciadores en redes sociales e incluso de varios jugadores de la selección peruana de fútbol.
Un grupo de 487 personas fueron inmunizadas en secreto.
El escritor, quien hace 31 años perdió un balotaje ante Alberto Fujimori, dejó de criticarla. En 2016 la llamaba “hija del dictador condenado por criminal y ladrón”.
Ahora, la considera representante de “la libertad y el progreso” y afirma que Castillo lo es, de “la dictadura y el atraso”.
Al otro extremo, el izquierdista promete renegociar los contratos con multinacionales que extraen minerales, gas y petróleo en busca de más ingresos estatales, también asegura que cobrará deudas al fisco de poderosos grupos empresariales que suman más de $2,400 millones.
Pero su propuesta de fondo, repetida en pueblos remotos y zonas pobres de Lima, busca convocar a una asamblea para reescribir una nueva Constitución que recupere el rol empresarial del estado y otorgue una importancia privilegiada a los derechos de la salud, educación y vivienda.
Castillo recibe el apoyo del expresidente boliviano Evo Morales y del exmandatario de Uruguay, José Mujica, quien en una conversación vía Facebook le dijo el jueves a Castillo “no caigas en el autoritarismo, apuesta al corazón de tu pueblo y cuando te equivoques ten la honradez de decirle ‘me equivoqué’”.
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