Los peruanos acudirán a las urnas este domingo en una elección que, a juzgar por todos los datos, no podría estar más igualada. Keiko Fujimori partía como la segunda en liza frente al exprofesor y sindicalista Pedro Castillo, que sorprendió en la primera vuelta e inició la carrera en la segunda rozando el 50%. Pero en las últimas semanas, la candidata conservadora ha recortado distancias hasta el punto de empatar, y en algunos sondeos incluso superar, a Castillo. Tal es el caso de dos encuestas de última semana que se han conocido en las últimas horas. En ambas, la ventaja de Fujimori oscila entre un 0,1 y un 0,7: empates a efectos técnicos. Todo ello coincide con los promedios publicados por este mismo periódico con los sondeos públicos más recientes a mediados de la última semana.
El sondeo realizado por el Instituto de Estudios Peruanos entre el 2 y el 4 de junio es el que apunta una carrera más apretada. La candidata de Fuerza Popular alcanza el 40,9% y el de Perú Libre se queda en 40,8%. Los casi veinte puntos que quedan hasta el 100% se ubican en el blanco, nulo o en la indecisión, que han sido lugar común en muchas conversaciones durante las últimas semanas. La polarización que ha marcado la campaña a todos los niveles queda bien capturada tanto en esta foto finish como en la evolución de los sondeos, que según la media observada por EL PAÍS muestra que Keiko Fujimori ha crecido en la medida en la que iba haciendo suyos los apoyos de indecisos que se han ido convirtiendo por la única opción disponible para vencer a su rival, retratado desde varias instancias (empezando por los propios discursos de Fujimori) como líder de una plataforma extrema que puede poner en riesgo la economía y la convivencia en Perú.
Más información
Aún mejor refleja esta partición en dos mitades la encuesta de Ipsos. En la medición normal, incluyendo a indecisos, la ventaja de Fujimori es de 44,8% contra 44,1%. Pero en la versión simulacro de votación, en la que se obliga a las personas encuestadas a elegir un candidato y suprime el voto en blanco o nulo para solo contar los válidos: ahí la ventaja ya de por sí exigua de la candidata se reduce aún más, a 0,6 (50,4% contra 49,6% de Castillo).
La hija de Alberto Fujimori ha necesitado dos meses para subir a estos niveles desde el 30% en el que inició la segunda fase de la campaña. Lo ha hecho sobre todo gracias al voto urbano (o más bien capitalino) y de clase acomodada. El sondeo de IEP señala también que Fujimori cuenta con una nítida mayoría en Lima del 53,5%, pero pierde en todas las otras regiones del país, y gana entre las personas con mayor poder adquisitivo pero no entre las de menos nivel socioeconómico.
Así, la disyuntiva a la que se enfrenta Perú este domingo es también, y quizás sobre todo, una división social. En ese sentido, el resultado, sea cual sea, supondrá apenas un desempate momentáneo, y más un principio que un cierre de las brechas que se han abierto en la conversación pública del país.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.
Source link