Ginebra acelera los últimos preparativos para recibir el miércoles a los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de Rusia, Vladimir Putin, a través de un dispositivo que le permitirá blindarse por aire, tierra y lago.
Su objetivo supremo es garantizar la seguridad de los mandatarios, de las cientos de personas que forman sus respectivas delegaciones y de los más de 3,000 periodistas que han anunciado su llegada para cubrir el evento.
Las autoridades de la ciudad presentaron el viernes a la prensa el plan de seguridad que han puesto en marcha para esta histórica cumbre, que se celebrará el día 16 y que coincide con un momento crítico de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
Como en el resto de Europa, la amenaza terrorista “se mantiene elevada”, al igual que el riesgo que representan otros entornos extremistas, explicó el jefe del Servicio Federal de Seguridad de Suiza, Stéphane Theimer.
Asimismo, se anticipa la organización de manifestaciones de protestas contra esta reunión, las cuales serán autorizadas en una explanada de la ciudad utilizada para este tipo de eventos y que se encuentra a unas dos millas del lugar donde Putin y Biden se reunirán.
Theimer dijo que las autoridades suizas dan gran importancia a garantizar el derecho de la ciudadanía a manifestarse pacíficamente.
Además de la policía, la protección civil y empresas de seguridad privadas contratadas para la ocasión, el gobierno suizo autorizó el viernes el despliegue de un millar de efectivos del ejército, que estarán destinados en particular a reforzar la protección del aeropuerto internacional de Ginebra y de las misiones diplomáticas.
El encuentro entre Biden y Putin se realizará en la Villa La Grange, un lugar muy apacible, rodeado de un parque de 30 hectáreas y que ha sido cerrado 10 días al público, mientras que en todo su perímetro se ha instalado un alambre de púas capaz de disuadir al curioso más avezado de intentar entrar en el recinto.
El parque está casi a orillas del lago Leman, que puede verse desde la suntuosa mansión donde se reunirán los mandatarios, pero cuya ribera – convertida en playa de arena artificial – estará en los próximos días vetada al público, que lo tiene como uno de los lugares de descanso preferidos de la ciudad.
Desde varias de las salas de esta mansión del siglo XVIII se observa el lago Leman.
Ginebra está muy acostumbrada a organizar y garantizar la perfecta marcha de este tipo de eventos, que adquiere dimensiones impresionantes si se piensa que cada mandatario estará acompañado por una delegación de entre 600 y 800 personas, según confirmaron las autoridades.
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