Los líderes de las principales potencias mundiales se han comprometido a donar de aquí hasta finales de 2022 mil millones de dosis de vacunas para los países en desarrollo. “Hace una semana, pedí a mis colegas del G-7 ayuda para preparar y distribuir las dosis que se necesitan para vacunar a todo el mundo a finales de 2022″, ha dicho el mandatario británico Boris Johnson este domingo en rueda de prensa al término de la cumbre celebrada en Cornualles. “Hemos comprometido la entrega a los países pobres de alrededor de mil millones de vacunas, bien a través de Covax, o bien a través de la donación directa de los distintos países”, anunciaba el mandatario británico. La salida de una pandemia que ha lastrado las principales economías era el asunto central en la agenda, que ha impulsado decisiones importantes que todavía tendrán que detallarse.
Los líderes del G-7 han dado su respaldo a la iniciativa del presidente de EE UU, Joe Biden, para contrarrestar la creciente influencia de China. Un plan multibillonario, que combinará la actuación pública y privada, ofrecerá a los países en desarrollo una financiación rápida de proyectos sostenibles y verdes, desde líneas de ferrocarril en África y estaciones eólicas en Asia. Se ha querido llamar “la ruta verde de la seda”, en contraposición al impulso con ese nombre que el gigante chino lleva años impulsando, con esquemas de colaboración en países de Asia, África y Latinoamérica. La cumbre de Cornualles se ha clausurado este domingo después de tres intensas jornadas de trabajo con una sesión dedicada al desafío climático, en la que ha participado el naturalista David Attenborough. “Nuestro planeta se está calentando rápidamente. Es algo innegable y fuera de toda duda. Nuestras sociedades y naciones presentan desigualdades (…) Las decisiones que tomen durante esta década las naciones más avanzadas del planeta serán las más importantes de la historia”, ha dicho a los líderes de la cumbre.
Biden ha abandonado Cornualles para reunirse este domingo con la reina Isabel II, en el castillo de Windsor. El anfitrión y primer ministro británico, Boris Johnson, permanecía en Carbis Bay para presentar ante la prensa una cumbre que suponía su principal apuesta en política exterior de la era post Brexit. El G-7 ha dado el impulso definitivo a una tasa del impuesto mínimo de Sociedades de “al menos el 15%”. Y ha reafirmado los compromisos de las siete naciones en el recorte de emisiones de dióxido de carbono para 2030.
La cumbre, sin embargo, se ha visto ensombrecida por la tensión creciente entre el Gobierno de Johnson y la UE. El primer ministro ha llegado a amenazar con incumplir unilateralmente las cláusulas del Protocolo de Irlanda, el asunto que más fricción ha provocado entre Londres y Bruselas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró ayer, después de la reunión bilateral con el primer ministro británico, que “la UE permanece unida en este asunto” y que los acuerdos internacionales deben cumplirse. Bruselas ha advertido que no dudará en imponer aranceles los productos británicos que llegan a Irlanda del Norte, si el Gobierno de Johnson no pone en marcha los controles aduaneros a los que se comprometió.
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