La batalla por el nombre de Lilibet se recrudece: Enrique y Meghan registraron su nombre antes de nacer


El pasado 4 de junio nacía el segundo vástago de los duques de Windsor, una niña, noticia que sus padres anunciaron con cierta demora, un par de días después. Resultó llamativo el nombre de la pequeña: Lilibet Diana Mountbatten-Windsor. Su segundo es un homenaje a su difunta abuela materna, la princesa Diana, mientras que el primero honra a su bisabuela, la reina Isabel II, porque ese es el apelativo cariñoso que su familia más cercana usa para dirigirse a ella. El nombre no está exento de polémicas porque no hay consenso entre los duques y la casa real británica sobre si la pareja consultó a la reina antes de llamar a su hija con un nombre tan asociado a la soberana.

Ahora se ha sabido que Enrique de Inglaterra y Meghan Markle registraron los dominios de internet con el nombre de su hija días antes de que esta naciera. Ellos mismos lo han confirmado primero al diario británico The Telegraph y después a la revista estadounidense People. Lilibetdiana y Lilidiana, con un .com detrás, han sido algunos de los dominios que adquirieron los duques de Sussex.

“Como suele ser habitual en el caso de figuras públicas”, ha explicado un portavoz de los duques a través de un comunicado, “su equipo compró una cantidad significativa de dominios de cualquier nombre posible para así protegerse contra la explotación del nombre una vez que fue elegido y públicamente compartido”. Lilidiana fue comprado el 31 de mayo, cuatro días antes del nacimiento de la pequeña; mientras que la adquisición de Lilibetdiana es del propio 4 de junio, día en que vino al mundo la niña. Con ello la pareja se evitó una futura recompra más cara del dominio y se aseguró poder utilizar ese nombre en internet y también, quizá, con futuros usos filantrópicos o comerciales.

Hay un detalle en el comunicado que hace ver que ese nombre de Lilibet no estaba tan claro para la pareja, porque se habla de la adquisición de “una cantidad significativa de dominios”, es decir, que aunque ahora se ha conocido esos dos, tenían más opciones, también en cuanto a los nombres. Eso, según apuntan distintos medios británicos —entre ellos The Telegraph, que ha sido el primero en publicar la información—, supondría que la autorización de Isabel II no habría llegado o no tan rápido.

Así pues, esta compra crea aún más dudas sobre la autorización del uso del nombre por parte de la reina. La polémica es complicada. Enrique y Meghan defienden que consultaron a la abuela del príncipe si aceptaba que llamaran a su hija con ese nombre antes de que naciera la pequeña, pero portavoces del palacio real lo negaron ante la BBC. La escalada de tensión siguió: ellos llegaron a argumentar que decir que no le habían comentado nada a la reina era “falso y difamatorio”. “El duque habló con su familia antes del anuncio; de hecho, su abuela fue la primera persona a la que llamó [cuando nació su hija]”, llegó a decir un portavoz de los Sussex a la BBC. “Durante la conversación, él compartió su deseo de llamar a su hija Lilibet en su honor. Si ella no se hubiera mostrado alentadora al respecto, ellos nunca hubieran usado ese nombre”. Pero el palacio, lejos de callarse ante la réplica de la pareja, volvió a reafirmarse: no había habido tales consultas.

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Estas revelaciones coinciden con que Enrique de Inglaterra está a punto de regresar al Reino Unido después del último año y medio, en el que ha vivido en California. Enrique vuelve para participar en un acto el 1 de julio con motivo del que habría sido el 60º cumpleaños de Diana de Gales, y en el que desvelará una estatua de su madre junto a su hermano Guillermo. Llegará a Londres este fin de semana, porque tiene que hacer cinco días de cuarentena obligatoria, que va a pasar en la que fue su casa, Frogmore Cottage, donde ahora vive su prima, la princesa Eugenia, hija de Andrés y Sarah Ferguson.

La única vez que Enrique ha vuelto —al menos que se sepa y se haya visto de forma pública— al país fue el pasado abril por el funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo. Entonces apenas mantuvo encuentros con su familia, excepto un pequeño acercamiento con su hermano, como pudo verse a la salida del servicio religioso. Según ha explicado el escritor especializado en la familia real Robert Lacey en una serie de artículos que está publicando en The Times, ese fue el único encuentro que mantuvieron los hermanos. Guillermo y Kate (incluso el príncipe Carlos) evitaron mantener una reunión más larga y privada con Enrique porque temían que la conversación se filtrara, según The Times. Su miedo era que llegara a oídos de Oprah Winfrey.


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