Billy Porter: “Las alfombras rojas deberían utilizarse para acabar con los estereotipos”

El actor Billy Porter.
El actor Billy Porter.CORTESÍA DE JIMMY CHOO

La carrera de Billy Porter incluye más de una veintena de obras de teatro en el Off Broadway neoyorquino, ocho películas, tres discos y decenas de apariciones en televisión, pero el mundo empezó a conocerlo en 2019 con Pose, la serie de Ryan Murphy que acaba de dar por finalizada su tercera temporada. Aunque, para ser más precisos, su confirmación como celebridad no llegó a través de su trabajo, sino de su primera aparición en una alfombra roja importante: la de los Globos de Oro de 2019, a la que acudió ataviado con una enorme capa rosa. Un mes más tarde, en los Oscar, llegó con un esmoquin terminado en una voluminosa falda de varios metros de cola. “Rompiendo moldes”, lo llamaron, aunque para Porter sea algo más. “Lo de utilizar este escaparate para derribar prejuicios no es nuevo, pero es cierto que nunca pensé que yo acabaría haciéndolo porque el mundo se fijaría en mí”, explica por teléfono a EL PAÍS, consciente de la influencia que han tomado sus elecciones de estilo. “Ahora creo firmemente en que las alfombras rojas deberían utilizarse para acabar con estereotipos y lanzar mensajes. Deberían ser una pasarela hacia la inclusión”.

Lo cierto es que con Billy Porter es difícil distinguir a la persona del personaje, no solo porque escenifique sus apariciones públicas; sobre todo porque utiliza sus numerosos proyectos profesionales como una extensión de sí mismo, como un modo de hacer política de lo personal. Hace un mes confesaba que es VIH positivo desde 2007, y que su personaje en Pose, Pray Tell, que también lo es, le había ayudado a afrontarlo privada y públicamente. “He tenido la suerte de contar la verdad a través de él durante estos últimos años”, comenta. Ahora, convertido en un icono de estilo, se acaba de estrenar en el diseño con una colección cápsula para la firma Jimmy Choo, que incluye varios modelos de zapatos unisex (es decir, con tallas de las 36 a la 45) y que, una vez más, está motivada por una tercera persona. “Mi madre. Como persona discapacitada, nunca se ha podido poner unos tacones. Ella vivió esa experiencia a través de mí”, explica. La carga simbólica que históricamente han ido condensando los zapatos de tacón alto hace que sean el elemento perfecto para significar sin atisbo de duda que la ropa debería trascender el binarismo masculino/femenino, especialmente cuando se trata de transgredir los límites entre lo primero y lo segundo. “Para mí, ponérmelos es libertad y poder y fuerza”, dice el artista.

La relación de Porter con la moda prioriza lo performativo por encima de la mera estética. Desde siempre, cuenta, se ha aproximado a ella como herramienta para comunicar y reivindicar, “porque la primera impresión siempre tiene que ver con lo que llevas puesto y cómo lo combinas”. “Por eso uno debe transmitir orgullo y seguridad a través de la moda”, afirma. Sabe, sin embargo, que él se lo puede permitir, que su mundo no es el del común de los mortales, donde llevar ropa ‘no normativa’ es todavía, y en demasiadas ocasiones, motivo de humillación y hasta de agresión física. “Creo que se ha hecho mucho por visibilizar que la ropa no debería tener género”, comenta, refiriéndose al discurso que desde hace algunos años se maneja en las pasarelas. “Pero queda mucho por hacer. La prueba está en que necesitamos que muchas más celebridades dejen de tener miedo a romper esa barrera, porque ellos son los que pueden llevar la conversación a otro nivel”, reflexiona.

El actor Billy Porter, en la campaña de Jimmy Choo.
El actor Billy Porter, en la campaña de Jimmy Choo.

En su caso, ya sea en la ficción o en la vida real, todo va encaminado a utilizar el altavoz mediático para que las nuevas generaciones perciban que no todo es rosa y azul ahí fuera. Le pese a quien le pese. De hecho, uno de los proyectos cercanos que más ilusión le hace se ha visto envuelto en polémica: en la versión de Cenicienta que estrenará Amazon Prime Video el próximo septiembre, Porter será un hada madrina no binaria. “Kay Cannon [directora y guionista de la cinta] me tenía en la cabeza cuando pensó en el personaje. Me llamó y por supuesto acepté, porque tengo la esperanza de que sirva para que muchos niños se sientan acompañados, vistos y escuchados. Ellos son el futuro”, asegura. De hecho, está desde hace años muy involucrado con The Trevor Project, la asociación mundial que lucha a través de distintas iniciativas contra la depresión y el suicidio entre los jóvenes LGTBIQ. A ella van destinados parte de los beneficios de su colaboración con Jimmy Choo, como lo fueron otras de sus colaboraciones y proyectos en el pasado. “Ahora, con la crisis humana que atraviesa el mundo, es más importante que nunca”, dice. “Muchos niños se sienten solos y marginados, y hay que intentar llenar ese vacío en la medida de lo posible”. Puede parecer una nimiedad, pero verse reflejado en una pantalla, una pasarela o incluso un lugar tan aparentemente elitista como una alfombra roja, ver que otros llevan faldas, vestidos o tacones, ayuda a hacer más corto ese abismo.


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