Cuentan el periodista del Financial Times y autor de culto para futboleros, Simon Kuper, y el economista Stefan Szymanski que el fútbol es un negocio peculiar. En lugar de competir por lograr más beneficios que el resto de empresas, como ocurre en otros sectores, los clubes rivalizan por conquistar victorias y trofeos para los que requieren constantemente de inversiones en jugadores, entrenadores o nuevas infraestructuras, explican en Soccernomics. Por ello, aunque algunos equipos han llegado a doblar sus ingresos en la última década, también lo han hecho los gastos. Y eso no significa una mala gestión, sino la única forma de tener éxito en un mundo en el que “nadie debería perseguir la fantasía de las ganancias”. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando de repente los estadios se vacían y hay que seguir pagando, por ejemplo, salarios millonarios? Ese fue el escenario incierto al que se tuvo que enfrentar LaLiga en marzo de 2020 y ante el que el director general corporativo de la organización, José Guerra, tiene una respuesta optimista más de un año después: “Estamos superando la crisis porque los clubes se impusieron una norma para enfrentarse a estas situaciones con el objetivo de garantizar la sostenibilidad de la competición a largo plazo”, cuenta al teléfono.
La semana pasada, LaLiga presentó su informe económico de la campaña 2019/2020, la primera impactada por la pandemia, con una cifra récord. El fútbol español, pese a la disputa a puerta cerrada de las últimas once jornadas, superó por primera vez los 5.000 millones de euros en ingresos gracias a la venta de derechos de retransmisión, traspasos de jugadores o ingresos en día de partido, entre otros. LaLiga Santander y LaLiga SmartBank en conjunto fueron las únicas de entre las principales competiciones nacionales de fútbol profesional del continente que consiguieron terminar el anterior ejercicio en números verdes, registrando un saldo favorable de 77 millones de euros, según los datos ofrecidos por la organización. Asimismo, ambas ligas se sitúan a la cabeza en Europa en ingresos per capita y a igualdad de nivel de precios.
Guerra cree que este liderazgo se explica esencialmente por una razón: la implantación hace ya ocho años de un mecanismo de control económico a priori que revisa los balances a fin de curso y condiciona la capacidad de inversión de la temporada que está por empezar. Esto obliga a todos los conjuntos a presentar una estimación de ingresos y gastos para determinar cuánto pueden desembolsar en su plantilla (salarios, traspasos) la campaña siguiente, con el objetivo de no gastar más dinero del que se prevé generar. “Nos sorprendió el nivel de gasto de las ligas en Italia e Inglaterra el verano pasado. Nuestros conjuntos, por el contrario, hicieron un ejercicio de responsabilidad, minimizando el gasto en fichajes e incluso pactando rebajas salariales. Todos saben que se tienen que atener a unas mismas normas, que compiten con las mismas armas, y eso te da tranquilidad”.
Esta gestión “sostenible” que ha permitido afrontar el impacto de la pandemia se refleja en el patrimonio neto de los equipos de LaLiga, que ha pasado de 337 millones de euros en la campaña 2012/13 a 1.767 millones al final de la 2019/20, un incremento del 424%. Una cifra a la que habría que sumar los casi 800 millones que hay hoy en la tesorería de los clubes y que casi permitiría abarcar el impacto de 852 millones de euros menos en resultados que la consultora PwC ha estimado para la última temporada, la 2020/2021. Un curso que ha disputado casi en su totalidad sin aficionados en las gradas y donde más se notará el efecto de la covid.
La imagen de solidez y credibilidad de las cuentas del fútbol profesional español, cree Guerra, es la que ha permitido a los clubes acceder a financiación para sortear la crisis y mirar hacia el futuro. De hecho, los equipos de LaLiga Santander y LaLiga SmartBank no solo han ajustado sus cuentas, sino que también han seguido haciendo inversiones para potenciar su crecimiento en un horizonte cercano. Es el caso de Levante UD, CA Osasuna o Real Madrid, que han renovado sus estadios para mejorar la experiencia de los aficionados y elevar los ingresos en día de partido, o la apuesta por reforzar o crear nuevas academias de formación, como es el caso del RC Celta. Una decisión que a largo plazo puede beneficiar tanto en lo deportivo como en lo económico, en virtuales traspasos hacia otros conjuntos.
“El nivel de endeudamiento es razonable. El ratio de la deuda financiera neta/EBITDA nos situaría en el séptimo lugar de empresas no financieras del Ibex 35, por delante de Endesa o Telefónica. Estamos en una posición de una capacidad muy fuerte de inversión para temporadas futuras”, señaló Guerra durante la presentación del informe económico.
🏟️ El Sadar podrá albergar a 23.576 espectadores tras la reforma y ampliación que se está llevando a cabo en estos momentos y que concluirá a comienzos de la próxima temporada 2020-2021.
👉 ¡Rojillos, bienvenidos a El Sadar!#Osasuna #TuSadar pic.twitter.com/Veu5qFJYqe
— C. A. OSASUNA (@CAOsasuna) July 6, 2020
Optimismo frente a la recuperación
El anuncio el pasado jueves del fin de las restricciones de aforo en los estadios para el próximo curso por parte de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, abre una nueva etapa y una perspectiva de crecimiento para el fútbol español. La vuelta del público, según estimaciones de Cinco Días, podría suponer una inyección de casi 1.000 millones de euros.
“Como cualquier empresa sabemos que el efecto de la crisis no se va a quitar de un plumazo y que nos quedan años por absorber su impacto. Pero somos optimistas porque los clubes han ajustado sus estructuras para empezar a ser rentables desde el primer momento y, además, percibimos la confianza de inversores y patrocinadores”, asegura el director general corporativo de LaLiga.
En opinión de Guerra puede que en este mercado de verano se mantenga la línea de responsabilidad de la temporada pasada y, por tanto, será un mercado marcado por la austeridad, aunque se puedan producir algunos movimientos individuales relevantes. En cualquier caso, estima que tanto en lo económico como en lo deportivo el fútbol profesional en España tiene un gran presente y un gran futuro. “Creo que nuestros clubes son y seguirán siendo competitivos. Este año, sin ir más lejos, hemos tenido un campeón de la Europa League y un semifinalista de Champions. Están haciendo una gestión responsable e invirtiendo con criterio”, zanja Guerra.
Más ayuda al deporte pese a la crisis
En un año importante para el deporte español, con los Juegos de Tokio de este verano en el horizonte, LaLiga ha preservado su ayuda económica a otras entidades para el desarrollo del fútbol no profesional y otros deportes. En concreto, la organización ha aportado 125 millones de euros en la temporada 2020/21, de los cuales 65,6 fueron para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), 48,8 al Consejo Superior de Deportes (CSD) y 11,3 a los sindicatos de futbolistas.
Esta cifra supone un aumento de un 13% respecto a la campaña anterior y de un 202% respecto al curso 2014/2015.
Puedes seguir Deportes de EL PAÍS en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.