Si los liderazgos políticos se construyen con decisiones y gestos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afronta esta semana varios días clave en su apuesta por convertirse en la figura de referencia para la derecha española. La líder conservadora tiene por delante una legislatura de tan solo dos años, porque habrá elecciones de nuevo en 2023. Y eso le obliga a pisar el acelerador para convertir la minilegislatura actual en una larga precampaña electoral. Para muestra, su cargada agenda de esta semana: citas con el Rey, el presidente del Gobierno y la votación de la nueva ley de Telemadrid.
El inquietante balance de Díaz Ayuso
La fórmula Ayuso
Cara a cara con Felipe VI tras la polémica con los indultos. El Rey recibe a Díaz Ayuso el miércoles a las cinco de la tarde. Aunque el encuentro se enmarca en los contactos protocolarios que tiene el Monarca con todos los presidentes autonómicos recién elegidos, este tiene connotaciones especiales. Llega solo unas semanas después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid pusiera a Felipe VI bajo los focos en la polémica sobre los indultos a los políticos independentistas catalanes condenados por el procés, que el jefe del Estado debía firmar (y firmó). “¿Qué va a hacer el Rey, los va a firmar?”, preguntó Ayuso antes de la manifestación de Colón en contra de la medida de gracia, abriendo una polémica que acabó arrastrando a su jefe de filas, Pablo Casado.
Ayuso llegará a la cita tras presidir el Consejo de Gobierno, en el que su equipo prevé que se aprueben “contenidos importantes”, lo que incluye proyectos de ley, salvo que haya algún problema de última hora. Además, toca seguir haciendo un Gobierno a la medida de la líder. Tras diseñar su primer Ejecutivo con influencias de la dirección nacional del PP, Ayuso prosigue este miércoles con los nombramientos de su segundo equipo gubernamental, ya sin tutelas, como refleja que le haya dejado a Toni Cantó un puesto tan polémico como huérfano de poder.
Votación para controlar Telemadrid. El jueves, Ayuso asistirá a la primera sesión de control de la legislatura, que la medirá por primera vez con Hana Jalloul (PSOE) y Carolina Alonso (Podemos). Ese día, Mónica García hará la primera pregunta de la sesión de control a la presidenta ya como jefa de la oposición. Y luego se votará la reforma legal con la que el Gobierno regional intenta controlar Telemadrid.
La medida no serviría solo para que el PP destituya al actual director gerente de la televisión pública. También valdrá como prueba para medir el alcance de la colaboración entre PP y Vox. Ayuso depende de la extrema derecha para ganar esta y cualquier otra votación. A Vox no le gusta la propuesta de Telemadrid, y ya ha insinuado que no la apoyará. Pero hay un camino intermedio que favorece los intereses de ambos: si Vox se abstiene, el proyecto saldrá adelante, y el partido ultra podrá influir posteriormente en que se nombre un nuevo jefe de Telemadrid de su gusto.
La premura con la que se ha activado el proyecto demuestra el interés de Ayuso por controlar la televisión pública. Pero también refleja la necesidad que tiene el PP de llenar de contenido legislativo su proyecto: tras consumir su primer mandato sin aprobar ni una sola ley nueva, ni presentar tan siquiera unos Presupuestos (siguen vigentes los de 2019), a la reforma de Telemadrid le seguirán próximamente una rebaja impositiva y las primeras cuentas públicas con la firma de la baronesa.
A La Moncloa dos años después. El viernes, Ayuso acudirá a La Moncloa por primera vez desde que accedió al poder, en agosto de 2019. Su segundo encuentro con Pedro Sánchez, tras el mantenido en la Real Casa de Correos en septiembre de 2020, tiene todos los ingredientes para profundizar el abismo que separa a los dos políticos.
Ayuso se ha proyectado en la política nacional confrontando con el presidente del Gobierno, y recalcando sus diferencias en política sanitaria, económica, fiscal e internacional. Ahora acude a La Moncloa con varios litigios abiertos contra el Estado en los tribunales (por ejemplo, por el IVA de 2017 o las entregas a cuenta de 2019). Con el mensaje de que se opondrá por todos los medios a la armonización fiscal que patrocina Sánchez (y que sería al alza en el caso de Madrid). Y con una larga lista de reclamaciones (inversiones en Cercanías, carreteras, etcétera) que quedarán probablemente soterradas por la polémica: la cita llega en pleno choque por los indultos, y con la crisis en Cataluña convertida en el tema favorito de Díaz Ayuso.
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