El escrutinio de las papeletas emitidas en la votación para elegir al candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York se ha convertido en un thriller donde la incertidumbre y la provisionalidad se mezclan aleatoriamente. No sólo por el tiempo transcurrido desde que cerraron las urnas, el pasado 22 de junio, también por el fiasco que supuso, la semana pasada, el recuento erróneo, como si fueran auténticas, de decenas de miles de papeletas de prueba usadas para verificar un nuevo sistema de votación. Con el conteo de la mayor parte de los 125.000 votos llegados por correo, este martes, el nombre del candidato demócrata que previsiblemente se convertirá en alcalde en noviembre parece más claro. Pero del proceder de la Junta Electoral de Nueva York, blanco general de las críticas por lo que muchos consideran inoperancia y falta de transparencia, aún pueden esperarse sorpresas. Los resultados definitivos no se conocerán hasta la próxima semana.
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Con 118.000 de los 125.000 votos postales escrutados, el candidato in péctore a la alcaldía por el Partido Demócrata es el moderado Eric Adams, con una ventaja de apenas 8.4000 votos -un punto porcentual- sobre la tecnócrata Kathryn Garcia. En tercer lugar, como en recuentos anteriores, se sitúa la progresista Maya Wiley. En el penúltimo episodio de este culebrón, la semana pasada, el actual presidente del distrito de Brooklyn sacaba unos 15.000 votos de ventaja a Garcia, única de la decena de contendientes con experiencia en la gestión municipal. Pero todo podía cambiar gracias a, o por culpa de, los votos por correo, según la exposición por zonas del candidato. Garcia esperaba neutralizar la ventaja de Adams gracias a los sufragios de votantes de Manhattan, su indiscutible plaza fuerte, mientras el expolicía ha cimentado su ventaja en los barrios con mayor porcentaje de votantes negros y latinos de clase trabajadora. La agencia Associated Press le atribuía ya esta tarde la victoria en la carrera, mientras otros medios planteaban tal posibilidad sin proclamarla.
De lo único que no cabe duda es que el candidato más votado, en teoría Adams, sustituirá en noviembre como alcalde al también demócrata Bill de Blasio, que en su último mandato debió gestionar los estragos de la pandemia en la ciudad que se convirtió en zona cero de la crisis en la primavera de 2020. La proporción de votantes demócratas por republicanos es de seis a uno, así que la chance de Curtis Sliwa, declarado candidato republicano -sólo compitieron dos-, es prácticamente nula. Por el contrario, al tropel de candidatos en las primarias demócratas -una veintena al principio de la campaña; al final ocho nombres en las papeletas-, se suma el estreno de un sistema de votación llamado de multielección o multipreferencia, que ha complicado sobremanera un escrutinio de por sí habitualmente prolongado.
Los votantes podían marcar hasta cinco casillas por orden de preferencia; una fórmula diseñada, en teoría, para evitar el engorro de una segunda vuelta. Dado que ninguno de los candidatos obtuvo más del 50% como primera opción, el ganador se decide mediante un proceso de eliminación: los candidatos menos elegidos se eliminan en sucesivas rondas, y sus votos se endosan al siguiente en la lista. La implementación de este complejo sistema ha resultado ser en la práctica un proceso de prueba-error, como demostró, la semana pasada, la publicación de datos provisionales que incorporaban, por error, las 135.000 papeletas de prueba de este sistema de casillas. La Junta Electoral se vio obligada a retirar los resultados tras advertir la pifia, alegando “discrepancias” en los datos. El publicado este martes es por tanto el reporte de la segunda eliminatoria.
Adams, un expolicía que ha hecho del combate a la inseguridad ciudadana su principal reclamo electoral, sería el segundo alcalde negro de la ciudad si se confirma su victoria. Garcia habría sido la primera mujer, y Wiley, la primera mujer negra. Las propias diferencias entre los candidatos ofrecen un panorama de la diversidad de sensibilidades en el seno del Partido Demócrata, cuando la formación se prepara para las decisivas elecciones de medio mandato de 2022. Adams, el más moderado de los tres, quiere aumentar la presencia policial en las calles, mientras Wiley, confesa partidaria de la corriente Defund the police -surgida a raíz del asesinato de George Floyd por un policía en Minneapolis en mayo de 2020-, defendía recortar una sexta parte del presupuesto del Departamento de Policía neoyorquino para financiar programas de salud mental y otros servicios sociales. Entre ambos extremos está la tecnócrata Garcia, que no apoya el recorte de fondos, y abogaba por una mayor implicación de los agentes en las comunidades y por retirar de la circulación los miles de armas ilegales en las calles.
Otras prioridades del nuevo regidor serán encarrilar la visible recuperación económica de la ciudad tras la pandemia; la rampante violencia armada en las calles, abordar la crisis de la vivienda, que expulsa de la ciudad a muchos habitantes por los altos precios del alquiler, una desigualdad enquistada -al menos dos millones de neoyorquinos, de los ocho que habitan la ciudad, experimentan inseguridad alimentaria, según Garcia- y un sistema educativo público, el más extenso del país, tensionado en extremo.
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