Este reportaje no es un viaje a la Alcarria, sino el camino que la propia comarca arriacense ha recorrido durante los últimos años hasta convertirse en un territorio al que, lejos ya de lo que decía el escritor Camilo José Cela sobre ella de que era “un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir”, cada vez más gente y más inversores dirigen la mirada. Ubicada en la mayor parte del centro y sur de la provincia de Guadalajara, se ha posicionado como un ejemplo en España de energía agrovoltaica, sistema que consiste en aprovechar una misma superficie de terreno para obtener energía solar y, a la vez, darle un uso agropecuario. De hecho, la multinacional española Solaria ya ha invertido 220 millones de euros para construir 13 plantas fotovoltaicas en los pueblos alcarreños de Budia, Cifuentes, Peralveche, San Andrés del Rey y Trillo. Su presidente, Enrique Díaz-Tejeiro, no duda en afirmar que será el mayor parque fotovoltaico de Europa donde, además de generar electricidad para más 380.000 personas (según estimaciones de la compañía), pastará ganado, se cultivará lavanda y se elaborará el producto más famoso de la comarca: su miel.
Pero, al igual que una figura de origami, la comarca de la Alcarria está formada por otras caras que los inversores miran con interés. Su cercanía al Corredor del Henares (eje industrial, residencial y empresarial desarrollado vertebrado por la autovía del Nordeste y el ferrocarril que une Madrid-Barcelona de gran importancia geoestratégica y económica) ha avivado un incipiente sector logístico alcarreño que, de momento, ya ha logrado que empresas como la multinacional textil Primark hayan establecido su sede de almacenamiento en Torija, desde donde prevé gestionar la cadena de suministro de sus tiendas en España y Portugal. Inversiones a las que se suman iniciativas públicas más enfocadas en reforzar la red de los pequeños negocios, fundamentales para el mantenimiento del área desde la perspectiva poblacional y medioambiental. Un ejemplo es el de Correos que, además de tener una gran presencia como operador logístico, acerca a las zonas despobladas de la provincia en general y de esta comarca en particular varios servicios básicos (como los bancarios) apoya a los productores para digitalizar sus empresas e impulsa la repoblación forestal de varios entornos naturales próximos a la zona.
El concepto de la Alcarria ha cambiado. “Ya estamos en el mapa y a la gente sí le están dando ganas de venir a nuestros pueblos. Es una zona rica en la que, dentro de 10 años, el turismo será compatible con el desarrollo de las plantas solares, con el sector logístico y con la reindustrialización”, afirma Rubén García, vicepresidente de la Diputación de Guadalajara. ¿Cómo se está formando la Alcarria del siglo XXI?
Sostenibilidad, un motor para el mundo rural
Este desarrollo de la energía agrovoltaica comenzará con el proyecto Cifuentes-Trillo 626 MW de Solaria, un plan con varios vértices que promete ser un motor económico. Por un lado, la empresa ha afirmado que hasta 2023, año en el que ya estarán operativas las plantas, se necesitarán 4.000 empleos para su construcción y otros 50 una vez finalizada para su mantenimiento. Y por otro, los impuestos que dejará en la zona esta compañía, unos 40 millones de euros anuales, según datos de la Diputación. Para Budia, uno de los municipios beneficiados por la operación y de 189 habitantes (según datos del INE), estas dos cuestiones serían una revolución económica y una herramienta contra la despoblación. Se estima que este complejo fotovoltaico genere más potencia de la instalada en la central nuclear de Trillo. Otro de los vértices de este proyecto será la construcción de un centro formativo en Cifuentes para formar a alumnos de la comarca como profesionales de este sector.
El uso del suelo con sistemas de explotación agrovoltaicos es un 186% más eficiente, según datos del instituto alemán Fraunhofer
Pero el pilar más importante de este sistema es el uso del suelo, un 186% más eficiente que si se le compara con un terreno dedicado exclusivamente a la actividad agropecuaria o a instalar placas solares, según el estudio Agriovoltaics: opportunities for agriculture and the energy transition publicado en 2020 por el instituto alemán Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar. Para construir estos complejos fotovoltaicos se utilizan soportes fijos que elevan las placas unos cinco metros sobre los cultivos o bien se instalan sobre los invernaderos. De esta forma, los agricultores pueden cultivar sus tierras o el ganado pasar por los campos mientras se obtiene electricidad. También es una forma de generar sombra para ciertos cultivos y para los animales (lo que reduciría el consumo hídrico). Del mismo modo, puede utilizarse para suministrar directamente electricidad para el tratamiento de agua, lo que sería una ayuda para evitar la degradación del suelo y mejorar las cosechas. “Las variedades de frutas que, normalmente, no se pueden cultivar en regiones con altos niveles de radiación solar, podrían producirse con la energía agrovoltaica”, apunta el informe. Una realidad que los alcarreños esperan ver con sus ojos dentro de unos años.
A estas inversiones se le suman otras iniciativas dirigidas por entidades públicas que esperan generar un impacto positivo en el medio ambiente, como la construcción este año en la planta de residuos de Torija una central eléctrica que generará electricidad a través del biogás que se produce de la degradación de la materia orgánica y la fermentación de los residuos. Con una inversión del Consorcio Provincial de Residuos unos 434.000 mil euros, generará 4.800 Megavatio/hora al año y ayudará a reducir las emisiones de metano a la atmósfera. Otra iniciativa pública en el mismo sentido de protección del entorno es la desarrollada por Correos a través de su proyecto Línea Bosques, por el que ha reforestado estos años una parte del Parque Nacional del Alto Tajo, zona cercana a la comarca de la Alcarria y que en el 2005 se vio parcialmente arrasada por un incendio. Con esta iniciativa (que la entidad desarrolla en entornos naturales de toda España desde hace 20 años y a la que destina dos céntimos por cada embalaje ecológico que vende), se han plantado unos 3.000 plantones de especies autóctonas, como la sabina mora, la sabina albar, el enebro de la miera, rosales silvestres y el aladierno.
Cuando el Corredor del Henares se queda pequeño
Los inversores también se están fijando en la Alcarria como un enclave logístico rentable. Rubén García, vicepresidente de la Diputación, pero también alcalde de Torija, es testigo de cómo en los últimos años el pueblo que rige, de unos 1.500 habitantes, se ha convertido en el cuartel general de grandes empresas españolas para organizar la distribución de sus mercancías por toda la Península. La multinacional textil Primark, la de bricolaje Leroy Merlin y la de neumáticos Bridgestone son algunos ejemplos. “Los pueblos de alrededor de Guadalajara ciudad se han quedado sin espacio de ampliación y las empresas han decidido ampliar el Corredor del Henares hasta aquí”, dice García. Las razones son varias. La primera, la cercanía de Torija a la A-2 y a la autopista de peaje R-2 (que la conecta con Guadalajara en 15 minutos en coche y con Madrid en una hora); la segunda es la disponibilidad de suelo económico, que permite a muchas empresas desarrollar proyectos grandes; y la tercera son los bajos costes laborales y de impuestos, hasta un 25% menos que en Madrid, según datos del INE. “El corredor tradicional se quedaba pequeño y existe otro tipo de demandas dentro del mercado logístico, como un tipo de nave amplia y grande con espacios importantes, entre 100.000 y 150.000 metros cuadrados, y Torija daba esa oportunidad”, explica su alcalde.
Pero no todos los municipios de la Alcarria han recibido llamadas para invertir dinero en ellos. La comarca es extensa y en muchas zonas la despoblación sigue haciendo mella. Para frenar esa brecha rural y garantizar una vertebración que conecte estos grandes proyectos con los pueblos más pequeños, las iniciativas de desarrollo rural enfocadas en la logística de pequeña escala se han convertido en fundamentales. Entre ellas está la puesta en marcha por Correos, que ofrece a estos vecinos la posibilidad de ingresar y retirar dinero en efectivo en sus oficinas, una acción cotidiana que muchos no pueden llevar a cabo ante la ausencia de sucursales bancarias en la España vacía. “Las oficinas se están transformando en un nexo entre las empresas y los vecinos. Muchas personas no pueden desplazarse a la ciudad para hacer gestiones administrativas. Por eso, en los últimos años, en las oficinas se ofrecen servicios financieros y la posibilidad de digitalizar trámites burocráticos, como becas o ayudas”, dice Manuel Zapatero, responsable de la Unidad Directiva de Productos y Servicios de Correos. Para ello, la empresa cuenta con acuerdos con diversas entidades bancarias, entre las que destaca el Banco Santander.
Cuando los espárragos consiguen fijar población
Vicente Hita, presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC), subraya una y otra vez que la mayor dificultad es que, al tratarse de una comarca tan extensa y con zonas con necesidades diferentes, los planes de desarrollo, financiados en su mayoría con fondos europeos, deben ser diferentes. En los municipios más cercanos al Corredor de, Henares, ADAC fomenta la creación de semilleros de empresas, es decir, grandes naves donde puedan abrir pymes o talleres pagando una renta baja y con acceso a los servicios básicos. “Esto hace que se cree vida alrededor de este centro y esas personas no tengan que emigrar”, comenta Hita.
En colaboración con la Diputación de Guadalajara, los grupos de desarrollo –junto con ADAC se encuentran Adasur (Asociación para el Desarrollo de la Alcarria Sur) y Fadeta (Federación de Asociaciones para el Desarrollo Territorial del Tajo-Tajuña)– están impulsando medidas para que los pequeños negocios de los pueblos más deshabitados no cierren y que la identidad de sus oficios siga viva. Para este 2021 se han destinado unos 800.000 euros para ellas. Un ejemplo son las ayudas económicas para los autónomos de municipios de menos de 500 habitantes para que puedan adquirir maquinaria o pequeños electrodomésticos para su negocio. Para Hita, estas aportaciones son esenciales para fijar población y avivar sectores que estaban condenados al olvido. Un ejemplo que cita el presidente de esta asociación es Torre del Burgo, que ha pasado de tener 50 habitantes en 1996 a superar los 600 vecinos en 2020 gracias, entre otras cosas, al auge del comercio del espárrago. “Nadie pensaba que crecería tanto y que ese sector daría 1.500 empleos cada temporada”, explica. A los espárragos se le suma su archiconocida miel (que este año ha sobrepasado los 180.000 kilos de producción en la provincia, según datos de la Asociación de Apicultores de Guadalajara), el vino o incluso nuevos nichos de mercado, como los caracoles.
Otro de los objetivos de estos grupos es impulsar los recursos turísticos para generar nuevos puestos de trabajo, así como sacar provecho de la tranquilidad de sus pueblos y su cercanía con Madrid para fijar población nueva que quiera teletrabajar desde allí. “Cuando nosotros empezamos a trabajar no había ninguna casa rural y hoy en cada pueblo hay dos, tres o incluso más. En ellos se acaba instalando una panadería, una cerrajería…. Vuelve la vida”, concluye Hita.
Créditos
Redacción y guion: Julio Núñez
Fotografía: Asia Martín
Coordinación editorial: Francis Pachá
Coordinador de diseño: Adolfo Doménech
Diseño y maquetación: Juan Sánchez y Rodolfo Mata
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