Seis rutas muy divertidas para viajar con niños este verano por España

Adentrarse en los profundos bosques asturianos en busca del misterioso Busgosu, una esquiva criatura mitológica entregada a la protección de tan verde y exuberante entorno. O conocer la historia de un emperador español, en cuyos dominios nunca se ponía el sol, siguiendo sus pasos por una pequeña comarca extremeña entre ríos cantarines y refrescantes pozas para un chapuzón fluvial. “Las leyendas tienen una parte de verdad, remiten a un tiempo histórico, a un accidente geográfico, a una construcción monumental que sigue ahí, a reyes que existieron de verdad… Son lecturas que abren otros mundos a los niños y que pueden enriquecer culturalmente el viaje”, explica Max López, responsable de la web Familias en ruta y coautor, junto a María Fernández, creadora del blog La furgoteta, de Rutas de leyenda (Anaya Touring). Es una guía con 25 itinerarios que incluyen planes divertidos para toda la familia, un cuento o una leyenda —de piratas, seres mitológicos o aguerridas princesas— para ambientarlos, y las bellas ilustraciones de Julio Antonio Blasco. Una invitación a descubrir, con los más pequeños a bordo, las 17 comunidades autónomas. Escogemos seis de sus propuestas para no parar este verano.

01 En busca del señor de los bosques (Asturias)

“En Asturias la mitología es muy rica en historias, pero me quería salir un poco de las más conocidas al hablar de los bosques en los que me he movido cuando era niña”, dice María Fernández. De hecho, para la leyenda que cierra el capítulo asturiano de la guía —la Ruta del Busgosu—, Fernández prefirió un cuento inventado por ella misma e inspirado en el padre de una amiga. “Me contaba que cuando él era muy pequeño, en la década de 1940, con cinco o seis años, sus padres le mandaban a dormir con las vacas a los montes y por las noches estaba aterrorizado cuando veía los ojos de los lobos brillar en la oscuridad”. Para acercar a los niños a la figura del Busgosu, legendario personaje de los bosques asturianos, la autora propone los del parque natural de Redes, al sudeste del Principado, a cuyas puertas se encuentra otra de sus recomendaciones: “El Trasgu la Fronda, donde los niños pueden jugar a ser granjeros por un día metidos en pleno bosque”. Este espacio para disfrutar en familia mezcla naturaleza, aventura y agroturismo, con talleres infantiles dirigidos al cuidado de los animales de su granja, circuitos de tiro con arco en sus arboledas, rutas de senderismo y tradicionales espichas de sidra en su merendero. Además, recuerda Fernández, “en cuestión de 45 minutos puedes pasar de estos bosques a la playa” gracias a la variedad de paisaje que ofrece la región en su corta extensión, un factor clave para unas exitosas vacaciones familiares, según ella. “Puedes sorprender a los niños rápidamente”.

02 Visita al palacio de un emperador (Cáceres)

¿Hay algo más intrigante que un viejo manuscrito escrito por un rey y escondido en el jardín de su palacio? Una supuesta carta de Carlos I —en forma de minicuento ilustrado— ambienta este itinerario que sigue los pasos del gran emperador español en la comarca extremeña de La Vera, en la que pasó sus últimos días y que hoy es un paraíso para el turismo rural y familiar. “Conjuga naturaleza e historia viva a través de la vida de Carlos V. Un auténtico viaje en el tiempo para los niños”, asegura Max López. En la Ruta del Emperador la idea es seguir el mismo camino que en 1556, junto a su séquito, realizó el monarca, deteniéndose, por ejemplo, en el pueblo de Jarandilla de la Vera —donde recaló en el castillo de los condes de Oropesa, actual parador— o en el cercano monasterio de Yuste, cuya visita, entre lo regio, lo taciturno y lo fastuoso, invita a que los más pequeños se imaginen al emperador en las mismas estancias que van presenciando. El contrapunto lúdico lo aporta el amplio catálogo de baños fluviales que ofrecen el río Tiétar y sus afluentes en La Vera, rodeados de robledales y castañares. Por ejemplo, la garganta de Jaranda o el charco de Mingo Martín, en Jarandilla. O el paraje de Los Pilones, en la reserva natural de la Garganta de los Infiernos, ubicada en el vecino valle del Jerte, y en el que el fluir del cauce ha cincelado un espectacular paisaje granítico de pequeños saltos de agua y pozas naturales (acceso limitado actualmente a 300 personas por la covid-19; +34 927 01 49 36).

03 Caminando entre dinosaurios (La Rioja)

Pocas secuencias de la saga cinematográfica Jurassic Park impactan más a los niños que las feroces luchas entre saurios de gran tonelaje y potentes mandíbulas. Y eso es, precisamente, lo que pueden observar con sus propios ojos en la Virgen del Campo, uno de los yacimientos que recorre la llamada Senda de los Dinosaurios a las afueras de Enciso, localidad riojana en torno a la que orbita la Ruta de los Dinosaurios diseñada en el libro. Concretamente, el inicio de un enfrentamiento entre un dinosaurio carnívoro y otro herbívoro, recreado con dos grandes reproducciones de ambos y documentado en el suelo por algunas de las 506 pisadas fosilizadas (además de marcas de su piel y señales del arrastre de sus colas) que los arqueólogos han hallado en esta excavación, que se observan desde una pasarela elevada de madera. Huellas reales de estos fascinantes seres que María Fernández recomienda completar visitando el cercano Barranco Perdido, “un miniparque de aventura con una zona de piscina, un pequeño museo paleontológico muy interesante, otra área de tirolinas y puentes tibetanos para todas las edades y, además, talleres infantiles de arqueología donde identifican las huellas y desentierran huesos de dinosaurios”, explica. Para suavizar tantas emociones, las cercanas pozas de aguas termales de Arnedillo (a unos 10 kilómetros) proporcionan un relajante baño vespertino para irse a dormir, como lo autores señalan en su guía, “con el cuerpo completamente relajado”. Regocijo para progenitores.

04 Como corsarios en la Costa Brava (Girona)

Rutas de leyenda es una propuesta híbrida, que combina una guía temática y un cuento ilustrado”, explica Max López, “con diferentes niveles de lectura, desde una muy práctica, con planes concretos para pasar el día y sitios para comer, hasta una más fantasiosa, que permite al niño asociar el viaje a una determinada leyenda”. Por ejemplo, la de Pere y el pirata Barba-Rossa, que rescata la mística de las incursiones corsarias en la Costa Brava entre los siglos XVI y XVIII, “porque fueron piratas reales, no de película, y todavía perviven en el inconsciente colectivo”, añade. Para ello, en su Ruta de los Piratas los autores animan a subirse a los ambientados cruceros en velero de Tela Marinera (desde Palamós) y L’Aventura del Nautilus (desde L’Estartit), que siguen el rastro de aquellos corsarios hasta las islas Medas y sus maravillosos fondos marinos de coral rojo. “Allí se refugiaban los piratas entonces, era una especie de lugar sin ley”, dice López. Ya en tierra, sin perder de vista el azul del Mediterráneo, se puede redondear la experiencia con un paseo por el laberinto vegetal de los jardines de Santa Clotilde, en Lloret de Mar, trufados de escalinatas y esculturas de sirenas, o visitando el Museo de la Pesca en la villa marinera de Palamós.

05 Entre castillos y murallas (Navarra)

El norte de Navarra es verde y montañoso, de extensos y valiosos hayedos como la Selva de Irati o el Señorío de Bertiz —cuya red de senderos es apta para toda la familia—, y con paradas tan sugestivas para los más pequeños como las cuevas de Zugarramurdi o el parque de aventuras IrriSarri Land (en Igantzi). Pero al recorrer el centro y sur de la comunidad foral el paisaje muta. Más llano y árido, surgen aquí y allá fortalezas de impronta medieval. Como la de Marcilla, donde se ubica la leyenda de doña Ana de Velasco, relato que incluye la Ruta de los Castillos en la guía. “La escogí porque habla de una mujer que, más allá de la típica princesa a la que salvan, es una señora que resiste a todo aquel que quiere destruir su castillo”, explica María Fernández. Según la autora, algo que capta la atención de los niños en este itinerario es “observar con ellos las diferencias que hay entre los distintos castillos navarros [Olite, el Cerco de Artajona, la fortaleza de Javier o el conjunto monumental de Estella], y por qué son tan diferentes entre sí debido a que no todos eran atacados de la misma manera por sus enemigos”. Por ejemplo, añade, “explicándoles cómo es la Ciudadela de Pamplona y por qué está construida de esa manera tan peculiar —un pentágono con cinco baluartes en origen—”, añade Fernández. Y antes de despedirse de esta Navarra más septentrional, otra pista infalible si viajamos con niños es Sendaviva, un parque que mezcla atracciones emocionantes (como una tirolina de 50 metros) con espacios abiertos donde observar osos y lobos, vibrantes demostraciones de cetrería y un mirador sobre el desértico y magnético paisaje de las Bardenas Reales.

06 Un día en el salvaje Oeste (Almería)

Cuevas naturales de cristalina roca de yeso que brilla a la luz de las linternas, con galerías repletas de estalactitas y estalagmitas en las que convertirse en espeleólogo por unas horas en el paraje natural Karst en Yesos de Sorbas. Otros paisajes volcánicos que recuerdan más a parajes marcianos que a enclaves terrícolas o, cuando se pone el sol, un límpido cielo nocturno cuajado de estrellas, galaxias y constelaciones para ser contempladas desde el observatorio astronómico de Calar Alto. “Almería parece una tierra de otro planeta, y por ello ha sido escenario de películas sobre tiempos remotos o mundos espaciales, especialmente la costa del cabo de Gata, uno de los paisajes más alucinantes y con más personalidad de la Península”, afirma Max López. Planes estimulantes y reminiscencias cinematográficas que afloran a cada poco: la playa de Mónsul, en San José, y el Cerro del Cinto y las Minas de Abellán (Rodalquilar), por cuyas arenas y carreteras de tierra Indiana Jones (Harrison Ford) huía junto a su padre (Sean Connery) del ataque de un caza nazi; el paraje del Chorrillo, en las estribaciones de Sierra Alhamilla, donde Ridley Scott localizó el rodaje de Exodus: dioses y reyes; el duelo final de La muerte tenía un precio en el pueblo de Los Albaricoques, o Los Escullos, donde el propio Connery, esta vez en la piel del agente secreto James Bond, se lanzaba al mar para bucear en Nunca digas nunca jamás. Pero si hay un entorno cinéfilo en esta provincia andaluza son las áridas ramblas del desierto de Tabernas, recurrente plató natural para la filmación de wésterns durante décadas. Aquí, complejos como Fort Bravo o el Oasys Mini-Hollywood, que además de un poblado del salvaje Oeste donde asistir a duelos entre pistoleros o divertidos espectáculos en el saloon cuenta con una pequeña reserva zoológica y una zona acuática con piscinas, cascadas y toboganes, garantizan un día muy divertido para toda la familia.

Encuentra inspiración para tus próximos viajes en nuestro Facebook y Twitter e Instragram o suscríbete aquí a la Newsletter de El Viajero.




Source link