A los amantes de las películas de superhéroes y del universo Marvel el nombre de Hayley Atwell no les será indiferente. Esta actriz de 39 años, nacida en Londres, ha puesto cuerpo y voz a Peggy Carter, el gran amor del Capitán América en la saga cinematográfica. También goza de reconocimiento en televisión y en el teatro. Y en los últimos días, además, la imagen de Atwell, que debutó ante las cámaras como imagen de un anuncio de patatas Pringles, ha ocupado buena parte de la prensa rosa de todo el mundo. ¿El motivo? Haber acompañado a Tom Cruise, de 59 años, durante la final femenina de Wimbledon el pasado fin de semana.
Tal y como se puede ver en sus redes sociales, Atwell es un amante de los libros, de la naturaleza y de los animales. En ellas, la actriz aparece nadando en un fiordo en Noruega, haciendo equilibrio sobre la rama de un árbol y montando a caballo. También desvela algunas de sus lecturas, muchas de ellas de escritas por mujeres y con enfoque feminista como Recuerdos de mi inexistencia, de Rebecca Solnit, y Tres mujeres, de Lisa Taddeo. Además, en sus cuentas, ha mostrado abiertamente su apoyo al colectivo LGTBI y sus preferencias políticas, apoyando a la demócrata Kamala Harris en las pasadas elecciones de EE UU: “Un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Democracia en movimiento”.
Actriz todoterreno, Atwell ha demostrado su valía en el cine, en la televisión y en el teatro. Debutó en la gran pantalla con un papel en la película El sueño de Cassandra, del director Woody Allen, y fue nominada a varios premios por sus interpretaciones en las series de televisión La Duquesa y Los Pilares de la Tierra, entre ellos, al Globo de Oro a la mejor actriz por esta última. Su experiencia sobre las tablas también le ha dado alguna que otra alegría, como la nominación a los premios Olivier, considerados los galardones más prestigiosos del teatro británico. Ha interpretado a Peggy Carter en la saga del Capitán América hasta en siete ocasiones y desde hace meses rueda junto a Tom Cruise la séptima secuela del éxito en taquilla Misión Imposible, un trabajo.
El pasado sábado Atwell y Cruise llegaron juntos y sonrientes al All England Lawn Tenis Croquett Club, en Londres, para disfrutar de la final del torneo de tenis, que enfrentó a Ashleigh Barty y a Karolina Pliskova. Él vestido con traje azul y corbata color champán, ella, con un vestido largo hasta los tobillos, zapatos rojos a juego con el bolso y un abrigo color crudo. Momentos después, la actriz publicó una fotografía en su cuenta de Instagram junto a Cruise y la también intérprete Pom Klementieff —compañera de ambos en la nueva entrega de Misión Imposible— en la que se podía leer un indescifrable “fresas y nata”.
El pasado diciembre el periódico británico The Sun publicó que, según un miembro del equipo de producción de Misión Imposible 7, la pareja había “congeniado desde el primer día”. “El confinamiento, y todas las dificultades que conllevó, los acercó aún más y se han vuelto bastante inseparables”, dijo entonces dicha fuente, que aseguró también que la actriz había estado en la casa de Cruise en Londres. El diario se hacía eco del posible romance ilustrando el artículo con una fotografía de Cruise y de Atwell esposados, por exigencias del guion, y cogidos de la mano durante un momento del rodaje del largometraje en Roma. Una grabación que ha sido interrumpida en dos ocasiones por varios casos de positivos en Covid-19 en el equipo, la última el pasado junio.
La pandemia puso en aprietos al actor después de que saliera a la luz una grabación en la que se le escuchaba dirigirse a gritos a los miembros del rodaje ante la relajación de las medidas de protección contra el coronavirus. “Quiero lo mejor. En Hollywood han vuelto a hacer películas gracias a nosotros. Porque creen en nosotros y en lo que hacemos. Estoy al teléfono con cada puto estudio por la noche, compañías de seguros, productores… Y nos miran y nos utilizan para hacer películas. Estamos creando miles de puestos de trabajo. No quiero volver a verlo nunca. Si no, estáis despedidos. Si veo que lo hacéis otra vez, estáis despedidos”. les gritó. Un ataque de furia que causó la salida de cinco trabajadores.
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