Un incendio declarado ayer a mediodía en Llançà (Girona), un pequeño municipio de la turística comarca del Alt Empordà y que colinda con el parque natural de Cap de Creus, obligó a evacuar a 30 personas de tres urbanizaciones. Al cierre de esta edición, las llamas habían quemado más de 100 hectáreas, la mayoría en el parque natural del Cap de Creus, y habían llegado a zonas forestales del municipio costero del Port de la Selva. En los trabajos de extinción participan 68 dotaciones terrestres, 14 helicópteros y 2 hidroaviones. La tramuntana, un viento turbulento muy típico en la zona noroeste de Cataluña y en el archipiélago balear, avivó las llamas y complicó desde el principio el trabajo de extinción de los Bomberos de la Generalitat. El monasterio románico de Sant Pere de Rodes, situado en la cima de la sierra de Rodes y declarado bien de interés cultural, también tuvo que ser desalojado ante el avance del fuego.
Protección Civil activó la alerta del plan especial por incendios forestales de Cataluña y el teléfono de emergencias recibió más de 200 llamadas de ciudadanos relacionadas con el fuego. A última hora de ayer, no se habían lamentado daños personales. El Ayuntamiento de la localidad puso a disposición de las 30 personas desalojadas el pabellón del municipio para que pudieran pasar la noche.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se desplazó por la tarde a la zona para seguir el dispositivo en persona. El president señaló que las últimas horas de la tarde iban a ser importantes porque el viento iba a dar “cierta tregua para poder actuar”.
El incendio, del que todavía se desconoce si tiene su origen en la actividad humana, comenzó en la zona de la urbanización Cau del Llop, situada encima de un acantilado en primera línea de mar y apartado del núcleo urbano, informaron los bomberos. Las llamas, empujadas por rachas de viento del norte de más de 25 kilómetros por hora, se extendieron con rapidez desde las 13.30 hacia el interior del territorio en dirección al valle de Santa Creu, en la sierra de Rodes, un sendero circular de 13 kilómetros situado en el parque natural del Cap de Creus y que se eleva hasta los 620 metros de altura. En un vídeo publicado en la red social Twitter de los Agentes Rurales, se observaba cómo a primera hora de la tarde las llamas afectaban a la “práctica totalidad del terreno forestal”, con varios núcleos de fuego activos y esparcidos por diferentes senderos. Los Bomberos calculan que el fuego tiene un potencial para quemar 2.000 hectáreas. La comarca está históricamente marcada por las llamas. En 2012, se produjo el incendio más grave en la historia de Cataluña con 12.000 hectáreas quemadas y cuatro fallecidos en La Jonquera y Portbou, en la frontera pirenaica.
Más información
Un verano de alto riesgo
La falta de lluvias en invierno y primavera ha dejado un escenario muy propicio al fuego para este verano en Cataluña. Los servicios de prevención de incendios llevan semanas alertando del riesgo que corre la comunidad. Solo en lo que va de año, y cuando apenas se empieza a afrontar los meses más difíciles de la campaña forestal, en Cataluña han quemado, sin contar las de ayer, 620 hectáreas: 488 más que en todo 2020. El incendio de Llançà, el más grave hasta el momento en la comunidad, se produce apenas dos días después de la extinción de otro en el municipio de Martorell, en la provincia de Barcelona, que acabó con más de 150 hectáreas y fue provocado por una negligencia humana y también obligó a desalojar urbanizaciones.
Los bomberos se preparan para un verano muy complicado y atípico, en el que las zonas que preocupan más son las del cuadrante noreste de Cataluña, áreas muy pobladas y con muchas urbanizaciones en la montaña, como es la de Llançà. La situación es mucho peor que la del año pasado, que fue muy lluvioso y la masa forestal estaba más húmeda, según los expertos. Las comarcas con más riesgo son el Alt Empordà y Baix Empordà, también el Gironès, La Selva y parte del Pla de L’Estany, informa Mar Rocabert.