Las tensiones políticas en Bielorrusia, cuando se cumple justo un año desde el estallido de las protestas contra el régimen de Aleksandr Lukashenko, han llegado a los Juegos de Tokio. La atleta Kristsina Tsimanuskaia, de 24 años, se ha refugiado este lunes en la Embajada de Polonia en la capital japonesa después de asegurar que trataron de mandarla a la fuerza a Minsk el domingo tras criticar al Comité Olímpico de Bielorrusia (COB). El Gobierno de Varsovia ha dado un visado humanitario para que la deportista, que dice haber recibido amenazas y teme represalias si vuelve a su país, pueda viajar a Polonia, donde se ha exiliado buena parte de la oposición bielorrusa.
La Unión Europea ha dicho que este episodio es una prueba más de la “brutal represión” que ejerce el presidente Lukashenko y aplaudió la decisión de Polonia de otorgar a Tsimanuskaia la visa humanitaria, informa Reuters. “El intento de repatriar por la fuerza a Krystsina Tsimanouskaya contra su propia voluntad es otro ejemplo de la brutalidad de la represión del régimen de Lukashenko que golpea a todas las categorías de la sociedad bielorrusa, incluyendo atletas, y no respeta ninguna tregua olímpica“, dijo Nabila Massrali, portavoz del jefe del Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell.
Tsimanuskaia es una velocista que participó en la prueba de 100m el viernes y quedó eliminada en la primera serie. Esa fue su última aparición, ya no volvió a la competición. El sábado, la atleta criticó a través de sus redes sociales a los responsables del equipo de atletismo y al comité olímpico de su país, cuyo presidente es Víktor Lukashenko, hijo del presidente dictador de la república. La deportista definió como una “mala práctica” el que los responsables olímpicos de su país la hubieran inscrito en la prueba de relevos de 400 metros para la que la atleta no había entrenado, ante la ausencia de otras corredoras debido a que no habían completado los controles de dopaje necesarios.
Esta crítica- que no incluyó mención alguna al régimen bielorruso en sí- motivó, de acuerdo con el relato de la joven a través de Telegram y de Instagram, que miembros del cuerpo técnico del equipo de atletismo bielorruso se presentaran en su habitación en la Villa Olímpica a las cinco de la mañana del domingo, le ordenaran hacer las maletas y la llevaran a la fuerza al aeropuerto de Haneda, en Tokio, acompañada de dos de sus representantes. Allí intentaron que subiera a un avión de vuelta a su país, pero ella se negó y alertó a la policía japonesa, que la protegió. “No regresaré a Bielorrusia”, declaró la atleta vía Telegram y, al mismo tiempo, pidió asilo político en el país que quisiera acogerla. Tsimanuskaia dijo que temía por su seguridad si volvía a casa. “Me están presionando. Están tratando de sacarme del país sin mi consentimiento”, alertó la atleta. “Pido ayuda al COI”, reclamó.
La atleta pasó la noche del domingo al lunes en un hotel del aeropuerto de Tokio después de pedir ayuda a la policía japonesa y al COI. “Temo que en Bielorrusia me puedan meter en la cárcel. No tengo miedo de ser despedida o expulsada de la selección nacional. Me preocupa mi seguridad. Y creo que en este momento no es seguro para mí volver a Bielorrusia”, declaró al medio bielorruso By.tribuna.com.
Apenas 24 horas después, y en medio de la movilización del Comité Olímpico Internacional (COI), de partidos de la oposición en Japón y de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva (la organización que apoya a los deportistas encarcelados o represaliados por el régimen de Lukashenko), la deportista salió del aeropuerto, acompañada por algunos funcionarios del comité organizador de los Juegos y del COI, y se dirigió a la Embajada de Polonia en Tokio, que la acogió. “Hemos pedido ayuda a numerosos países”, dijo un portavoz de la fundación. “Y el primero que ha respondido ha sido el consulado polaco”. Según el viceministro polaco de Exteriores Marcin Przydacz. “Polonia hará todo lo que sea necesario para ayudarla a continuar su carrera deportiva”. Además de Polonia, también la República Checa había ofrecido protección a la atleta.
Casi simultáneamente, las autoridades ucranias informaron de que el marido de la atleta, Arseni Zhdanevich, había entrado en ese país. Su intención es reunirse con su esposa en Polonia.
El Comité Olímpico Nacional de Bielorrusia, dirigido por el hijo mayor de Lukashenko, Víktor Lukashenko, aseguró el domingo en un comunicado que había retirado a Tsimanuskaia de los Juegos debido a su “estado emocional y psicológico” después de consultar con los médicos del equipo. La atleta aseguró que nadie la había examinado y que la devolvían por sus críticas. Poco después, una conversación filtrada a un canal de Telegram entre dos representantes del comité bielorruso reflejó las amenazas a la deportista si no volvía a su país.
El incidente sucede cuando el presidente Lukashenko, en el poder desde 1994, se enfrenta a una gran contestación social en el país, con huelgas y manifestaciones. Desde el inicio de las protestas por la democracia en la antigua república soviética el pasado agosto, después de que Lukashenko se atribuyese la victoria en las elecciones presidenciales con el 80% de los votos, más de 33.000 personas han sido detenidas y miles de ellas represaliadas.
También deportistas de primer nivel, como la baloncestista olímpica Yelena Leuchanka o el decatleta Andréi Krauchanka, medallista de plata olímpico de 2008, fueron arrestados tras criticar la violencia policial contra los manifestantes pacíficos. Las organizaciones de derechos civiles cuentan hasta 600 presos políticos en Bielorrusia, donde la represión contra cualquier voz disidente es cada día mayor. La Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva asegura ahora que este lunes las autoridades se han presentado en casa de los padres de Tsimanuskaia en la localidad bielorrusa de Klimovichi.
El COI ha asegurado este lunes que ha pedido explicaciones al Comité Olímpico de Bielorrusia sobre el caso. Mientras, Minsk ha eludido pronunciarse sobre el asunto, aunque los medios estatales han insinuado que la atleta no había ido a Tokio en busca de logros deportivos sino para seguir sus propios “planes personales”, que pasaban por dejar el país. El COI, que no ha reconocido la elección de Víktor Lukashenko como nuevo presidente del comité olímpico bielorruso, ya suspendió a Lukashenko de todos los eventos olímpicos, entre ellos, los Juegos de Tokio. El pasado diciembre, criticó al comité bielorruso por no proteger a sus atletas de la represión política.
El intento de sacar de Japón a la fuerza a Tsimanuskaia es uno de los últimos incidentes internacionales del régimen bielorruso, cada vez más aislado internacionalmente y bajo las sanciones de la UE. El pasado mayo, las autoridades bielorrusas forzaron el aterrizaje en Minsk, cuando sobrevolaba el espacio aéreo de Bielorrusia, de un avión de Ryanair que volaba de Grecia a Lituania para detener al periodista critico Roman Protasevich y a su novia, Sofia Sapega.
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