La Conquista fue un rotundo fracaso, sentenció el presidente Andrés Manuel López Obrador durante el evento para conmemorar los 500 Años de Resistencia Indígena. Además, aprovechó para ofrecer perdón a las víctimas de la catástrofe originada por la ocupación militar española de Mesoamérica y del resto del territorio de la actual República Mexicana.
“La pregunta obligada es si las matanzas de miles de indígenas de Cholula, en el Templo Mayor, en la toma y masacre de Tenochtitlan, y los asesinatos de Moctezuma, Xicoténcatl y Cuauhtémoc y otras autoridades indígenas trajeron civilización a la tierra que Cortés bautizó como la Nueva España. ¿Valieron la pena tantas muertes, tanto pueblo arrasado, saqueado y quemado, tantas mujeres violadas, tantas atrocidades ordenadas por el mismo Cortés y por él relatadas en sus cartas al rey?”, cuestionó.
“La respuesta es un no categórico. Puede matizarse, alegando que se construyeron durante la Colonia palacios y bellos templos, que se creó la universidad y había imprenta antes que en Estados Unidos, y que se registró un auge económico, sobre todo en la minería, pero todo ello, ni más, no es suficiente, y menos si se tiene en consideración que no fue en beneficio de todos”.
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El primer mandatario sostuvo que no es fácil hacer un análisis objetivo sobre el proceso de ocupación militar y colonización española en nuestro país, ya que, consideró, son pocas las fuentes primarias.
“Aunque existen códices y relatos de los pueblos originarios posteriores a los iniciales acontecimientos, predominan las crónicas y escritos de soldados, historiadores y evangelizadores que tienden a justificar la invasión en nombre de la libertad, la fe, la superioridad racial o de la civilización, como ha sucedido siempre en hechos históricos de esta naturaleza en cualquier lugar del mundo”, dijo.
“Es por eso que considero hasta ofensivo y ocioso en estos tiempos volver a la vieja polémica de que los originarios de Mesoamérica, y en particular los mexicas, eran bárbaros, porque, entre otras cosas, comían carne humana; pensaban que el caballo era una bestia sobrenatural monstruosa, que los españoles fueron salvados en batallas por un hombre de a caballo que figuraba ser el apóstol Santiago, o que Cortés y sus soldados eran enviados de la divinidad, según la supuesta profecía indígena del regreso de Quetzalcóatl, o que la adoración de ídolos era una práctica demoníaca”.
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López Obrador señaló que aunque es sabido que varios pueblos originarios como los totonacas, los tlaxcaltecas, los otomíes, los de Texcoco y otros, ayudaron a Hernán Cortés a tomar Tenochtitlan, este hecho no debe servir para justificar las matanzas llevadas a cabo por los conquistadores ni le resta importancia a la grandeza cultural de los vencidos.
“La idea dominante por mucho tiempo, hasta nuestros días, de que Moctezuma era un tirano puede ser cierta, pero los hechos narrados en las crónicas reflejan que sus opositores se sumaron a Cortés y a sus huestes por sentirse libres y no por vivir como esclavos. Es demostrable también que los pueblos sometidos al dominio mexica tenían que pagar tributo o impuestos al poder central, pero la versión de que se los comían es más bien una típica inventiva de cualquier colonizador; una vulgaridad, por lo general, nunca comprobada”, sostuvo.
No obstante, también señaló que no debe verse a Cortés como un demonio, ya que, expuso, “era simplemente un hombre de poder, un militar con valor, aplomo; un militar desalmado, un político audaz y ambicioso de fortuna que hábilmente aprovechó las divisiones y las debilidades de los mexicas para imponerse con discursos, argucias, terror y violencia hasta conseguir apoderarse del anhelado tesoro en oro y plata de Tenochtitlan”.
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El jefe del Ejecutivo también manifestó que durante los tres siglos de dominación colonial los indígenas sólo tuvieron dos opciones: sobrevivir en la pobreza en zonas de refugio -en la sierra, los pantanos o en la selva, porque fueron despojados de sus mejores tierras-, o ser enganchados para trabajar en las minas o en las haciendas como esclavos.
“Empezó desde hace 500 años, para los pueblos sometidos, una era de violencia, sobreexplotación, esclavitud, desánimo y tristeza. Y como las malas noticias nunca llegan solas, siempre se hacen acompañar de otras, la Conquista provocó una crisis sanitaria, una catástrofe peor que la invasión militar porque, sin que nadie lo deseara, la población indígena fue reducida drásticamente por la llegada de enfermedades desconocidas que los curanderos aborígenes no sabían cómo enfrentar y se convertían en terribles epidemias; la gente contagiada no podía resistir por falta de fortaleza física, emocional y de anticuerpos, y morían miles sin remedio”, relató.
“Este desastre, cataclismo, catástrofe, como se le quiera llamar, permite sostener que la Conquista fue un rotundo fracaso. ¿De qué civilización se puede hablar si se pierde la vida de millones de seres humanos y la nación, el imperio, o la monarquía dominante no logra en tres siglos de colonización ni siquiera recuperar la población que existía antes de la ocupación militar?”.
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AMLO subrayó que se debe hacer el compromiso de la no repetición, así como poner fin a los anacronismos y atrocidades.
“Digamos nunca más una invasión, una ocupación o una conquista, aunque se emprenda en nombre de la fe, de la paz, de la civilización, de la democracia, de la libertad o, más grotesco aún, en nombre de los derechos humanos”, apuntó.
“No debemos aceptar que el poder militar, la fuerza bruta, triunfe sobre la justicia. Debemos, en cambio, procurar que desaparezca de la faz de la tierra la ambición, la esclavitud, la opresión, el racismo, el clasismo y la discriminación, y que sólo reine e impere la justicia, la igualdad, la paz y la fraternidad universal”.
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