Por Valérie Gas
François Hollande sigue muy marcado por estos atentados. El expresidente da la impresión de que considera un deber hablar de ello para que la gente no olvide el “horror” en el que se sumió Francia el 13 de noviembre de 2015. “Es un horror” fueron las palabras que pronunció cuando se dirigió solemnemente al pueblo francés en plena noche.
‘Buscaba dónde estaban mis hijos’
Naturalmente, le preguntamos qué había sentido como jefe de Estado, pero también como hombre.
“También soy un padre, un ser humano, así que todas esas familias que buscaban a sus seres queridos, yo formaba parte de ellas. Buscaba dónde estaban mis hijos. Así que tuve que ponerme en su lugar para entender lo que estaban pasando; no por construcción intelectual, sino simplemente porque estaba en las mismas condiciones que estas familias”, recuerda.
François Hollande acudió a la sala del Bataclan tras el asalto de las fuerzas del orden y, cuando recuerda ese momento, se siente lo conmovido que estaba por lo que vio y su conciencia del impacto en los supervivientes, del peso que quedaría sobre ellos el resto de sus vidas.
“Veo a los supervivientes que están allí, marcados por esas imágenes, que salen del Bataclan habiendo visto escenas de tal atrocidad que no sólo no las borrarán nunca, sino que vivirán con ellas casi cada noche”, cuenta.
‘¿Subestimamos la amenaza?’
Como jefe de Estado, ¿cómo cree que manejó la situación?
François Hollande no hace realmente un balance, pero explica todas las decisiones que tomó y su preocupación por la reacción de los franceses. Le pareció que iba a ser muy diferente en comparación con los atentados contra Charlie Hebdo y el Hyper Casher de unos meses antes, en los que había habido unidad nacional.
Comprendió que habría un sentimiento de enfado y que los franceses le pedirían cuentas por no haber podido evitar esos atentados:
“¿Habíamos sido informados? ¿Subestimamos la amenaza? Tuve que responder a estas preguntas. Sabíamos que estábamos amenazados. Sabíamos que ya se habían frustrado atentados y que podían ocurrir otros. ¿Cómo podíamos saber que iba a ocurrir allí, en ese momento, con terroristas procedentes de varios países, incluida Bélgica? “, explica.
Pérdida de la nacionalidad
En el plano político, estos atentados abrieron una secuencia muy dura para el expresidente francés. Es al mismo tiempo el momento en el que François Hollande quizás encarnó mejor su función de jefe de Estado y en el que tuvo más dificultades para gestionar las consecuencias políticas.
Al proponer la pérdida de la nacionalidad para los terroristas, buscaba la unidad nacional. Pero, en los hechos, alienó a parte de su campo político. Reconoce este fallo y da su explicación.
“Esta medida, cuando la anuncié, era objeto de un consenso. Y entonces surgieron preguntas, se inició un debate… ¿No existe el riesgo de que se extienda a otros delincuentes además de los terroristas, como pretendía mi predecesor? Yo digo que no. Pero desde el momento en que existe el riesgo de que no se llegue a un consenso sobre esta disposición, aunque sea aprobada por el 80% de los franceses, considero que debe ser retirada”, expresa.
Un juicio ‘para la historia’
François Hollande es llamado como testigo por la asociación Life For París en el juicio por los atentados del 13 de noviembre. Para él, era obvio testificar.
El expresidente considera que se trata de un juicio “para la historia”, para no olvidar, y recordar la necesidad de luchar contra el terrorismo islámico. Una lucha que la situación en Afganistán vuelve a situar en el centro de la actualidad.
RFI
Source link