Pandemia taurina (3): los empresarios, discretos y cautos, ante un mercado a la baja, reducción de ingresos y exiguos beneficios

Los empresarios taurinos, como todo aquel que se juega los cuartos, se muestran muy cautelosos a la hora de hablar de ingresos, gastos y beneficios. Componen un sector imprescindible para que la tauromaquia siga con vida, y también muy perjudicado por la pandemia, la crisis económica y la enfermedad ya crónica del espectáculo taurino.

El covid-19 cerró sus negocios, y ahora todos están sometidos, en mayor o menor medida, a la limitación de los aforos de las plazas; y trabajan sin red, al albur de los criterios políticos en función de la situación sanitaria, con menos ingresos, menos gastos, y en un mercado en declive. Ha vuelto la actividad, pero no la normalidad, decía Victorino Martín la semana pasada, y los empresarios la sufren en sus bolsillos.

Todos los encuestados por este blog dicen estar empeñados en organizar festejos a pesar de las dificultades actuales, se resisten a admitir beneficios, y reconocen que la ‘solidaridad’ de toreros y ganaderos a la hora de reducir precios y salarios es un elemento fundamental para seguir adelante.

“Como no nos pongamos las pilas y se pierdan ciudades y pueblos, esto se va al garete; estamos en una situación crítica”, comenta Alberto García, gerente de Tauroemoción, que gestiona 18 plazas en las que ha organizado 25 festejos en lo que va de temporada.

Como no nos pongamos las pilas, esto se va al garete; estamos en una situación crítica

Alberto García, director de Tauroemoción

Más que la limitación de aforos, le preocupa la suspensión de las fiestas: “Estamos viendo que cuesta cubrir los tendidos al 50 por ciento”, prosigue, “y lo mismo sucede en otros eventos deportivos o musicales; las ferias llevan a la gente a los toros, pero no una crisis sanitaria y económica como la actual”.

La opinión de José María Garzón, gerente de Lances de Futuro y empresario de Santander, Málaga, Córdoba y Morón, es contundente. “Claro que la limitación de aforos repercute gravemente en la cuenta de resultados; y no solo eso: el plan de contingencia que mi empresa pone en marcha, único en España, aumenta los gastos generales un 22 por ciento”.

“Las plazas de primera categoría y de titularidad pública cuentan con contratos muy exigentes y la limitación de aforo las hace completamente inviables; en las privadas siempre hay un modo de modificar el acuerdo”, afirma Carlos Zúñiga, titular de Circuitos Taurinos y empresario de Zaragoza, El Puerto, Gijón, Zamora, Aranjuez, Colmenar Viejo y Navaluenga.

“La limitación de aforos es muy fluctuante y varía según la situación sanitaria de cada país o región”, afirma Simón Casas, uno de los gestores de la plaza de Las Ventas. “El empresario suele programar sin saber de antemano con qué ingresos podrá contar, cuántas entradas podrá poner a la venta”, continúa, “y el factor económico, que es fundamental, se nos va de las manos”. “Ahí está el caso de Sevilla, en la que han aumentado el aforo del 50 al 60 por ciento en pleno proceso de venta de localidades; no es fácil trabajar con esa falta de previsión”. (Ayer, jueves, Andalucía bajó a nivel de alerta 1 y el aforo de las plazas asciende al 75 por ciento).

Plaza de toros de la localidad pacense de Barcarrota, el 22 de octubre de 2020.
Plaza de toros de la localidad pacense de Barcarrota, el 22 de octubre de 2020.Torostv

Todos coinciden en la buena disposición de toreros y ganaderos a la hora de rebajar sus honorarios en función de los aforos. Casas asegura que la adaptación de unos y otros a la situación actual es lo que permite abrir las plazas, y está convencido de que “si salvamos la tauromaquia será por el equilibrio económico que se ha establecido”. “En líneas generales, todos cobran el 50 por ciento de lo que recibían en 2019”, asegura.

La opinión es compartida por Garzón, quien, como los demás, se resiste a hablar de cifras concretas. “Depende de la corrida y del torero, pero sí, podemos decir que las reducciones son fuertes, en torno al 50 por ciento”, asiente.

Zúñiga es más cauteloso y sitúa la rebaja en el 25 por ciento, mientras Alberto García distingue entre las ganaderías reclamadas por las figuras y las demás, y entre los toreros que pueden exigir y los más modestos. “Casi todos son consecuentes, pero no en la misma medida, y el ajuste económico también depende del público que sean capaces de llevar a una plaza”, asevera.

Este no es el momento de ganar; si no organizamos festejos, lo notaremos en el futuro

José María Garzón, gerente de Lances de Futuro

¿Ganan dinero o pierden los empresarios en esta situación tan singular?

“No me puedo quejar”, dice Alberto García. “La cuenta final no dará para obtener beneficios, pero sí para pagar las nóminas y los gastos generales, y defendernos en el sector con un esfuerzo brutal y un alto sacrificio personal”.

“Nos quedaremos en punto muerto”, afirma José María Garzón; “quizás, habrá un pequeño beneficio, pero muy poco si lo comparamos con el trabajo, la inversión y el altísimo riesgo con el que desarrollamos nuestra labor”.

“Pero este no es el momento de ganar”, prosigue Garzón; “creo firmemente que se deben organizar festejos y aquellas ciudades con tradición taurina que no lo hagan lo notarán en el futuro”.

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“Habrá alguna rentabilidad, pero será exigua”, dice Carlos Zúñiga. “Yo no tengo otra fuente de ingresos y no sé hacer otra cosa…”, añade.

“Creo que la preocupación del sector empresarial en este momento es no perder dinero, antes que ganarlo”, afirma Simón Casas. Y añade: “Ganar, hoy por hoy, es imposible”.

La guinda a este complejo mundo de quienes se juegan el dinero la pone un honrado y pequeño empresario taurino castellano que prefiere guardar el anonimato para poder seguir siéndolo.

Por encima de la limitación de aforos y los honorarios de ganaderos y toreros, su mayor problema es otro: “Es muy difícil salir adelante”, dice, “cuando hay compañeros que no actúan de acuerdo con la legalidad”

Son los llamados empresarios piratas, permitidos por el sector y algunos Ayuntamientos, a los que acuden con ofertas gratuitas para celebrar festejos taurinos en los que los actuantes aceptan salarios por debajo de lo estipulado o se pagan ellos mismos los gastos.

“¿Por qué se permite este atropello?”, se pregunta el empresario. “¿Por qué el propio sector no crea un comité que los persiga y establezca unos mínimos requisitos para ejercer la profesión”, “¿Por qué hay Ayuntamientos que son cómplices de esta ilegalidad por ahorrarse unos euros?”

“Así no se puede competir con esa gente por la vía legal”, se lamenta. Y es cierto…


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