Neymar fue el mejor del partido, Messi se llevó la gloria por festejar el tanto decisivo junto a la afición y los piropos se los llevó Sergi Roberto (Reus, Tarragona; 29 años), capaz de volar sin alas en un remate que valió para el 6-1, el gol que obró la legendaria remontada ante el PSG en los octavos de la Champions de 2017. “Quedará en la historia”, reflexionaron desde el camerino. Pero la historia en ocasiones riñe con la memoria y sobre todo con el presente. Así lo indica el Camp Nou, que le pasó la cuenta a Sergi Roberto hace unos días después de la derrota pasada ante el Bayern (0-3). “A nadie le gusta que le silben”, señalan desde el entorno del futbolista, “pero tiene ganas de jugar y cambiarlos”. La cita es este lunes (21.00, Movistar) ante el Granada, duelo en el que podría volver al lateral derecho o al eje por la baja de Pedri.
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La pitada a Sergi Roberto se explica por la precaria situación económica e institucional del Barça, que penaliza a los jugadores. El futbolista, uno de los capitanes, todavía no ha firmado su rebaja salarial, lo que le ha llevado a la afición a cogerle cierta ojeriza, sensible también por la marcha de Messi al PSG ante la falta de recursos. Poco importó que el presidente Laporta admitiera en la presentación de Luuk de Jong que estaba cerrada la operación. “Está hecho”, confirma el entorno del jugador. Desde el club añaden: “Esperemos que se cierre esta próxima semana”.
Sergi Roberto no es el primero ni será el último que reciba la crítica del Camp Nou, capaz de silbar en su tiempo a referentes como Luis Suárez, Cruyff y Rivaldo, además de a Koeman y Zubizarreta durante sus primeros partidos. Incluso a Neymar e Ibrahimovic. A otros, sin embargo, les costó más asimilar la ira de la hinchada. Caso de Chigrinski, Giovani Dos Santos, Cesc, Mathieu y no hace mucho a André Gomes, que reconoció su incapacidad para hacer frente a la situación. La diferencia con todos ellos es que Sergi Roberto no juega en su posición natural. “Es injusto. No hay nada que objetar a su comportamiento ni actitud. No genera problemas. No es un jugador discutible”, opinan desde el área deportiva. Él tampoco discute al Barça, pues hace dos cursos recibió una fuerte oferta de Inglaterra y, como siempre, se decantó por quedarse.
Convencido por Luis Enrique y por su voluntad de hacerse un sitio en el once, Sergi Roberto aceptó jugar de lateral derecho cuando Alves se marchó. “Se hizo al puesto porque es muy bueno, porque entiende todos los conceptos, porque se sabe de memoria el juego azulgrana y porque sus condiciones físicas son espectaculares”, señalan en los despachos del Camp Nou. Pero en ocasiones hace agua, como ante el Bayern, superado por la habilidad y velocidad de Davies. “Puede que ante estos jugadores con una arrancada explosiva le falte un punto de velocidad, aunque siempre se corrige con la posición”, añaden estas fuentes.
Fuera de su posición
Luis Enrique no encontró otro para el puesto y Valverde advirtió que lo pondría de medio porque para la retaguardia derecha contaba con Semedo y Wague, pero se corrigió con los partidos. Setién sí lo utilizó de medio hasta que no le quedó otra y Koeman ha hecho más de lo mismo, pues señaló que lo quería en la medular y lo tildó de centrocampista antes que defensa, pero la venta de Emerson al Tottenham y la irregularidad de Dest le abocan de nuevo a la esquina. “No me gusta que piten a mis jugadores. Sabemos que Sergi no es lateral y jugar uno contra uno con Davies es imposible”, le disculpó Koeman. “Me duelen los silbidos a Sergi Roberto. Es una persona espectacular y quiere al club como nadie. Y me gustaría recordar a la gente que no es lateral, es centrocampista de toda la vida”, se sumó Piqué. Así lo evidenció Lluç [merluza; apodo que le pusieron en las categorías inferiores del club] en los primeros dos choques del curso, atornillado en la medular y excelente en la llegada al área por sorpresa, al punto de que hizo dos goles (Real Sociedad y Getafe), su récord en una temporada igualado con los cursos 2011-12 y 2014-15; también una asistencia ante el Athletic. Parecía que sería su año al fin como medio. Pero ni con esas.
“Es la historia de su vida…”, admiten desde el área deportiva; “el pobre se adapta por su polivalencia, pero hay que valorarlo en el medio”. Cosa que no ha ocurrido. A Sergi Roberto, que festejó su primer gol del año con un beso al escudo, puede que le arrebaten la plaza del once o le abucheen. Pero nadie le quitará su deseo de seguir en el club y de reivindicar que su fútbol es para el Barcelona. Aunque sea de lateral.
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