En el caso del arbitraje internacional por el que el país podría llegar a pagar alrededor de 50 millones de dólares a Lion Mexico, el fondo de inversión demandante está cometiendo un abuso contra el Estado mexicano, porque éste no fue parte de los litigios entre particulares, afirma el empresario Héctor Cárdenas Curiel.
“Creo que hay, de entrada, un aprovechamiento, porque demandan a una parte que no tenía conocimiento de lo que sucedía; no lo tuvo, y no tenía culpas”, expresa.
Para él, Lion, dolosamente, se aprovecha y presenta las cosas que quiere, omite las que no le convienen, dice verdades a medias o, incluso, algunas cosas falsas.
“El Estado mexicano sin tener acceso a mucha información, se sigue en un juicio, en un tribunal, en el que no tiene toda la información más que la que proporciona Lion”, sostiene Cárdenas Curiel.
El entrevista con Aristegui en Vivo, Cárdenas Curiel expone el conflicto legal y económico con el fondo de inversión Lion, que incluso lo llevó a prisión y a padecer tortura bajo la administración de Édgar Veytia, quien en ese entonces era fiscal en Nayarit.
Según un laudo fechado en Washington el 20 de septiembre, el gobierno mexicano deberá indemnizar a Lion Mexico Consolidated con 47 millones de dólares, además de una parte proporcional de los costos de un proceso judicial que se prolongó por seis años, luego de que un tribunal internacional determinó que el país incurrió en denegación de justicia en un caso entre el fondo y Cárdenas Curiel.
El empresario asegura que acudió varias veces a la Secretaría de Economía para decir que podía proveer información, ayudar, para que tuviera más elementos el Estado.
“En esas ocasiones, nos confirmaron en la Secretaría de Economía que muchos jueces y muchos tribunales les estaban negando las copias y los documentos de los juicios, porque les decían que ellos no habían sido parte de los litigios, y que no deberían dárselos”, narra. “En ese tenor de ideas, quisimos, todavía con más ganas, ayudar”, expresa.
Una persona que conocía el asunto, un abogado cercano a quien le dieron toda la información, pidió a la Secretaría General del CIADI, donde se desarrolló el arbitraje, ser parte no contendiente, para proveer información, para que hubiera más y mejor información, y resolver con más conocimiento de causa.
“El fondo se negó, no quiso que eso sucediera y el Gobierno mexicano, hasta donde nos dijeron, pues no se pronunció. Entonces, dejó que esto pasara”, dice.
“Claramente, vemos que no se usaron argumentos importantísimos, siento que no estuvo bien; pero adicionalmente, hay una diferencia: yo creo que en el sexenio anterior fue cuando se terminó de aportar pruebas, yo creo que en este sexenio les tocó ya nada más navegar con lo que iba”.
El arbitraje se perdió y no se tomaron cosas tan básicas como que en los dichos de su contraparte arrancan diciendo que hay un documento falso, que no es auténtico, pero en el único lugar que se ha discutido la veracidad de este documento fue en un juicio en Guadalajara, que llegó hasta el amparo y hasta un colegiado federal. En ese colegiado federal, quedó muy claro que el documento no es falso.
Entonces, agrega, todo el dicho de los contrarios en el arbitraje comienza partiendo de que un documento es falso.
“En el único lugar donde llegó a verse esto, en un colegiado, se dijo que no se probó que fuera falso”, reitera, “pero esto no aparece en el juicio y, sobre eso, empiezan a basar todo”.
Es una de las cosas que debieron estar en el arbitraje, pero que seguramente no tuvieron acceso a esos documentos, dice.
Cárdenas Curiel explica que ahora él mandó hacer un dictamen con un especialista, que en los próximos días se lo entregará, por lo menos para entender el alcance, si estuvo bien, si estuvo mal, a juicio de ese abogado.
Hasta ahora, el mismo fondo, aunque con varias denominaciones, también ha entablado juicios y arbitrajes contra desarrolladores de Quintana Roo, Guerrero y Baja California.
Cárdenas Curiel vs. Lion Mexico
El ingeniero Héctor Cárdenas Curiel explica que es un empresario con casi 30 años en el sector inmobiliario, sobre todo en Jalisco y Nayarit.
“He vendido miles de propiedades debidamente escrituradas y entregadas”, agrega.
“En 2004, nosotros adquirimos una propiedad muy grande, alrededor de 800 hectáreas, dentro de Bahía de Banderas. En esa propiedad, nosotros desarrollamos un plan de negocios, hicimos un proyecto inmobiliario en el cual iba por etapas y dentro de esas etapas había muchos macrolotes, en uno de esos macrolotes, el plan era anclarlo con un hotel de ultralujo y tener un componente residencial para dicho hotel”.
En el ínter, recuerda, conocieron muchos fondos de inversión entre ellos a Lion Mexico, en particular a Robert Bert, quien estuvo muy contento y le gustó mucho su proyecto desde el punto de vista conceptual, de la playa.
“Nos acercó a la cadena de ultralujo que se llamaba Capela, nos pareció muy adecuada, creemos que iba muy bien a la idea nuestra y decidimos iniciar un proyecto con ellos”, narra.
“Al momento que ya íbamos a necesitar dinero, hicimos unos contratos de crédito y unos pagarés. Ellos nos dieron una explicación de que en el momento no cuestionamos, en la que teníamos que firmar primero unos contratos de crédito y después lo pasaríamos a ser capital”.
Ese es el punto fundamental y medular de donde parte el espíritu y el acuerdo que hicieron con ellos, dice.
“Íbamos a ser socios y, por unas razones, ellos tenían que documentar de esa manera”. dice. “No se hizo esa capitalización, siempre hubo un argumento de ellos para seguir esperando más tiempo”.
Con la llegada de la crisis inmobiliaria de 2008, les piden parar el proyecto.
“Fue algo que vimos lógico, no había condiciones de mercado para estar haciendo el desarrollo”, recuerda. “A petición de ellos nos dimos un año, después nos pidieron otro, para lo mismo, porque la crisis y la economía seguían igual”.
Posteriormente, se enteran que el fondo había cambiado de propietarios.
“Originalmente, era la empresa holandesa que es de seguros, ING, y posteriormente no sé de qué manera está involucrado el Clarion Partners, después ya nada más era Clarion Partners”.
Con Clarion Partners tuvieron muchas pláticas, porque ya no estaban dispuestos a seguir con el proyecto en México.
“Ellos habían puesto un dinero donde íbamos a ser socios, ellos iban a liberar las hipotecas e íbamos a quedar como socios; no se dio esa sociedad, ellos no quisieron continuar con su compromiso de seguirle metiendo dinero al proyecto, y teníamos que ver de qué manera nos separábamos”.
Señala que ante este panorama, hicieron infinidad de propuestas al fondo.
“Desde repartir terrenos, desde darles oficinas o cualquier serie de situaciones, a lo que esta señora, Onay Payne (la representante), se negó todas las veces que se lo planteamos, nunca estuvo de acuerdo y cuando llegamos a tener acuerdos después los echaba a para atrás”.
Al no haber tenido una respuesta positiva del fondo, los mexicanos iniciaron un proceso judicial, para que se les obligara a ellos a cumplir el acuerdo original.
“Ellos no acudieron, no se presentaron, diciendo que estaban mal notificados, aunque estaban muy al tanto del procedimiento, con conocimiento del mismo. Ellos lo que pretendían era echar para abajo el juicio y volver a empezar. Era como una carrera a ver quién llegaba primero. Nosotros obtuvimos la sentencia, ellos van al amparo, tratan de echar para abajo la sentencia, que básicamente los obligaba a cumplir, a cambiar sus pagarés por hipotecas y a cancelar los gravámenes”, explica.
Se van al amparo, están peleando el amparo, señala, y finalmente deciden desistirse para irse a pelear a un tribunal arbitral internacional, bajo las reglas del Tratado de Libre Comercio.
“La sentencia que nosotros tenemos queda firme”, afirma.
Sin embargo, el 11 de diciembre de 2015, Lion presentó ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) una solicitud de arbitraje contra el país, conforme con el Art. 36 del Convenio del CIADI y con base en el tratado comercial entre Estados Unidos de América, Canadá y México. El 23 de diciembre de 2015, la Secretaria General del CIADI registró la solicitud y aprobó el acceso al Mecanismo Complementario, de conformidad con el Artículo 4 de su reglamento.
El reclamo original contra México por parte del fondo de inversiones era de más de 220 millones de dólares.
Del privilegio a la tortura
A lo largo de este caso, a Cárdenas Curiel le tocó litigar con gente de mucho poder, comparte; un personaje que estaba muy pendiente de su caso era Jesús Murillo Karam y otro era el entonces gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, que era prácticamente el abogado contrario. El otro que se incorporó después a la historia fue Edgar Veytia, el entonces fiscal de Nayarit y hoy detenido en Estados Unidos.
“El señor Murillo Karam fue un actor importantísimo en el caso Lion, él estuvo clarísimamente trabajando todo el tiempo a favor de Lion y en perjuicio mío”, sostiene.
Recuerda que Veytia lo tuvo detenido en Nayarit y todos los días le tocaba convivir con él, pues lo llevaban a su oficina.
Explica que estuvo detenido por otro asunto relacionado con unos socios que lo denunciaron en Guadalajara, donde no prosperó, por lo que hicieron otra en Nayarit.
Veytia lo recibe muy bien, le da la bienvenida y le dice que esa sería su casa; un amigo de México había llamado para recomendarlo con Veytia, quien le dice que no hay delito y que se iría muy pronto.
Además, le propuso que se quedara en el estado, porque en México había una orden de aprehensión en su contra por el Caso Lion y que en ningún lugar estaría tan cuidado como en Nayarit.
Tuvo una visita del abogado contrario a las pocas horas de llegar al penal de Nayarit, le propone un arreglo. Él le hizo un par de propuestas para llegar a un amigable acuerdo; incluso, sus abogados fueron a Dallas a tratar de formalizar un acuerdo.
“Pero no se pudo; sus pretensiones era totalmente fuera de lugar”, expresa.
Dice que se quedó detenido en Nayarit, mientras terminaba el amparo contra una orden de aprehensión de una cosa totalmente ridícula que, a posteriori, ganó y quedó absuelto.
Él quería echar abajo la orden de aprehensión en México, ganar el juicio. En la Ciudad de México, lo había citado en un domicilio que no conocía, nunca le informaron, hasta que salió la orden.
“Yo me quedo en Nayarit, y el señor Veytia siempre me tenía con él, me tenía en su oficina; algún tiempo estuve internado en un hospital, luego en otro, todo esto por recomendación del fiscal; me dijo que el penal no era muy seguro”
Asegura que lo recomendó un personaje muy importante de México, uno de tres hermanos abogados con quien había iniciado una buena amistad.
Uno de estos abogados fue a verlo a Nayarit y también le recomendó que se quedara hasta que se resolviera el asunto en la Ciudad de México.
Incluso, dice, llegaron a rentarle una casa e iba al penal solo a firmar o a alguna diligencia.
Acepta que tuvo privilegios, probablemente irregulares, hasta que el personaje que lo protegía dejó el caso por instrucciones de Murillo Karam.
“Le pidió que dejara de estar llevando mis casos su hermano”, recuerda. “En ese punto, Veytia me dijo ya estás donde te querían, tienes que firmar un arreglo con el fondo y tienes que pagar”.
Ahí cambiaron todas las condiciones de privilegio de que gozaba a todo lo opuesto.
“Me tocó ver la otra cara; lo opuesto”, dice., “ya a un tema donde hubo extorsión, tratos inhumanos, torturas, etcétera”.
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