Jake Gyllenhaal confiesa que besarse con Jennifer Aniston en pantalla fue “una tortura”

Jake Gyllenhaal y Jennifer Aniston en el estreno de 'The Good Girl' en Los Ángeles, California, en agosto de 2002.
Jake Gyllenhaal y Jennifer Aniston en el estreno de ‘The Good Girl’ en Los Ángeles, California, en agosto de 2002.Giulio Marcocchi (GTRES)

Hace dos décadas, Jake Gyllenhaal y Jennifer Aniston eran dos de los rostros jóvenes con más ganas de comerse Hollywood. Corría el año 2002 cuando, juntos, grabaron una de esas comedias románticas de los primeros 2000 que juntaba a dos actores con poderío cinematográfico y posibilidades de química y triunfo en pantalla. En 2001 rodaron The Good Girl, que acabaría pasando por los cines con una recaudación decente (costó ocho millones de dólares y logró 16) pero sin pena ni gloria. Él tenía apenas 21 años cuando se estrenó la cinta, en enero de 2002, y tras solo una decena de papeles, gracias a su interpretación protagonista en Donnie Darko se había convertido en toda una promesa a seguir. Ella tenía 31 y llevaba ocho temporadas siendo la nueva novia de América gracias a su Rachel Green de Friends, que compatibilizaba con estos papeles románticos que entonces le iban como anillo al dedo.

La química entre ambos parecía sencilla; la fluidez, lógica. Pero el rodaje de la cinta, una oscura comedia romántica donde Aniston interpreta a una cajera atrapada en un matrimonio aburrido que tiene un romance con Gyllenhaal, un compañero de trabajo más joven, fue algo más complicado para él que para ella. Ahora, el propio actor lo ha contado en una divertida entrevista, afirmando que besarse con Aniston fue literalmente “una tortura”.

El intérprete ha contado en el programa de Howard Stern en la emisora Sirius XM que todo aquello fue terriblemente difícil para él por un motivo muy sencillo y que traspasaba la pantalla: le gustaba muchísimo su compañera de rodaje.

“Ay sí, fue una tortura, sí que lo fue”, reía Gyllenhaal recordando aquellos días. “Pero por otra parte no lo fue, claro. Es decir, fue una mezcla de sensaciones”. Además, ha contado que había un ingrediente más que lo complicaba todo. “Curiosamente, las escenas de amor son una cosa incómoda, porque había ¿30, 50 personas? alrededor mirando. Eso no pone mucho”, reconocía divertido. “Es algo bastante mecánico. Y también es como un baile, estás siguiendo una coreografía para la cámara. Puedes meterte a fondo en ello, pero es como una escena de lucha, te la tienes que aprender”.

Además, el actor desveló que para el rodaje siguieron la llamada técnica de la almohada. El popular truco cinematográfico implica poner una almohada entre dos actores que supuestamente están manteniendo relaciones sexuales. “Recuerdo una almohada, sí, la usamos. Fue algo preventivo y siempre se usa cuando se mantiene una posición horizontal en una película. Todo lo demás era auténtico”, explica. “Recuerdo que esos dos personajes se enrollaban todo el rato, en sitios como… no sé, entre las cajas del almacén”. De hecho, cuenta que fue la propia Aniston, más acostumbrada a ese tipo de situaciones, quien lo sugirió. “Creo que fue muy amable sugiriéndolo antes de empezar. Fue como: ‘Vamos a poner una almohada por aquí…’. Fue simplemente eso”.

La película, aunque no fue un enorme éxito popular, fue importante para los dos actores. A él le ayudó a acercarse al gran público gracias a esa faceta de antihéroe de comedia romántica, de dependiente de un súper de un pueblo perdido de Texas, y gracias también a su intimidad con la coprotagonista. Y a ella le sirvió, como explicaba hace un año en una entrevista, para sacudirse por primera vez a esa Rachel Green que llevaba casi una década con ella. Esa fue la primera vez en la que llegó a “despojarse realmente” del personaje de Friends, lo que le supuso“un gran alivio”. “Pero recuerdo que el pánico que se apoderó de mí. Pensaba: ‘Oh Dios, no sé si puedo hacer esto. Tal vez tengan razón”, contó.

El tiempo demostró que sí que pudo. Que ambos pudieron. Con los años, Aniston se ha convertido no solo en una valorada actriz para diversos papeles, desde la comedia romántica (que sigue resultando su entorno natural) hasta dramas como Cake, que le valió nominaciones a importantes premios y la alabanza de la industria. Además, no solo pone su rostro y su voz al servicio del cine, sino también su dinero, como productora ejecutiva de la serie The Morning Show. Gyllenhaal también ha tocado todos los palos con éxito; de hecho, tiene media docena de proyectos a punto de estrenarse y otros tantos en preparación, y llegó a estar nominado al Oscar por Brokeback Mountain en 2005. The Good Girl fue el arranque de un éxito para los dos que, eso sí, nunca volvió a juntarles por el camino.


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