A lo largo de su fructífera trayectoria, Linarejos Moreno (Madrid, 1974) ha ido configurando un rico y muy particular universo. Sus piezas reivindican la construcción desde los restos y las ruinas, así como la formación de la identidad, y convergen en nuevos significados que la artista ha ido explorando al tiempo que establece conexiones históricas entre la ciencia y el arte. Sus imágenes constituyen una metáfora donde lo humano y lo subjetivo prevalece frente a la objetividad de la máquina.
Bajo el título de Ritual y mecanismo, puede verse hasta el 24 de octubre una pequeña pero contundente muestra de la obra de la artista en la PHE Gallery de Madrid. La exposición reúne 10 impresiones fotográficas sobre arpilleras de tamaño medio tratadas con una capa de pintura blanca que conectan los distintos proyectos que ha ido realizando desde hace más de una década. Las obras se sitúan en un terreno mixto entre la fotografía y la pintura. En esta muestra la artista prescinde de los hilos que habitualmente emergen de ellas y las prolonga más allá de las dos dimensiones, como las líneas dibujadas en un plano arquitectónico que parecen invitar al espectador a caminar por donde transcurre la acción.
Las obras surgen de la reflexión sobre aquellos espacios, objetos o temas que actúan como un imán sobre la artista. Así ocurrió cuando, en 2006, Moreno entró en la fábrica que había pertenecido a su familia, condenada a la demolición. El edificio finalmente no se derribó y en él pudo llevar a cabo acciones y recuperar objetos durante años. “La fábrica se convirtió en una extensión de mi estudio”, explica la autora. “Esos restos industriales simbolizaban una historia personal pero también la de un país, vinculados a una sociedad que atravesaba una crisis económica y a los distintos actores del poder. Con el paso de los años me he dado cuanta de ese pensamiento político o activista que hay detrás. Me permitía visibilizar a los sujetos que están en los márgenes de la producción y me ofrecía la posibilidad de reinventar a través de la ruina”.
De esta suerte, comenzó a dar forma a una serie de rituales recogidos por su cámara. “Un teatro del dolor frente a la inevitable muerte del espacio”, tal y como lo describe la autora. Así, vestidas como cofrades de la procesión del silencio, las mujeres de los trabajadores tejieron una tela de araña entre las máquinas que más tarde, y a oscuras, cortarían con una tijera mientras la artista registraba la acción. De ahí surgirían dos de las obras desplegadas en la exposición: Autómatas B/N (2020/ 2021) y Corte y Retroceso de Hilos III (2010-2021). Realizadas con una cámara de medio formato que demanda largas poses, las fotografías envuelven al espectador en una atmósfera onírica. Cargadas de memoria, las imágenes hablan tanto de lo presente como de lo ausente y se alejan de cualquier propósito documental. La memoria no interesa a la autora como archivo sino como un espacio para la imaginación. “Aunque empleo a personas para desarrollar mis intervenciones, mi obra no tienen nada que ver con la performance”, subraya Moreno. “Son siempre personas, de una forma u otra vinculadas a los espacios y la acción no tiene lugar en un ámbito artístico. Persigo unos procesos de transformación social e íntima que tienen más ver con lo ritual”.
“Hay algo muy característico en mi fotografía y es que frecuentemente la tomo a ciegas. El acto fotográfico queda revelado más tarde”, señala Moreno, que después hace referencia a que Corte y Retroceso de Hilos III (2010/2021) deja entrever la influencia del fotógrafo Harold E. Edgerton en su trabajo. El ingeniero y fotógrafo americano lograría superar las limitaciones de la visión humana mediante la fotografía estroboscópica que utiliza una sucesión de flashes para capturar el movimiento apresurado, una técnica de la que hace uso Moreno. Así, en las fotografías los hilos podrían parecer humo y sin embargo en la cercanía llama la atención su detalle. Al mismo tiempo, al espectador le cuesta discernir si se trata de una fotografía o una pintura. “En mi obra hay siempre una defensa de la alteridad frente a lo industrial”, destaca Moreno. “Cuando uno imprime algo en papel el resultado es siempre muy plano, muy industrial. Sin embargo, en estas arpilleras está presente la impronta del hombre. A nivel conceptual es muy coherente con el pulso que se establece en mi trabajo entre los procesos industriales y los procesos humanos y la alteridad”. De igual forma, en Tejiendo los Restos del Naufragio VI, (2009/2021) se crea un contraste entre los distintos elementos: la fragilidad de las telas vaporosas, los hilos y las medias se contrapone a los duros elementos industriales que sugieren los manuales de instrucciones de máquinas.
La influencia de Francesca Woodman se percibe claramente en Tejiendo los Restos del Naufragio VI, (2009-2021). Fue una de las figuras en las que Moreno basó su tesis doctoral, titulada La ruina como proceso. Robert Overby, Gordon Matta-Clark, Francesca Woodman y su legado. “Matta- Clarck y Woodman llevaron a cabo distintas formas del activismo en contra del urbanismo funcionalista del Nueva York de los setenta, siguiendo la estela de la editora de la revista Architectural Forum, Jane Jacob, que incidía en la importancia del intercambio y el dialogo dentro de la comunidad local”, señala Moreno. “Ambos llevan a cabo ritos. Ella de forma solitaria, y se nutren de la antropología. Matta-Clark utilizaría el mismo lenguaje del funcionalismo para contrarrestarlo, método con lo que me identifico. Hago uso de las mismas sílabas de un lenguaje para oponerme a él”.
La exposición también incluye la obra How to Catch Cosmics Rays at Home III ( 2019-2021) mediante la cual la autora cuestiona las relaciones que se establecen entre ciencia, mujer, trabajo, y valor en la sociedad actual. La obra fue realizada para Derivada, un proyecto de la Fundación Banco de Santander que apoya a artistas españolas de media carrera con trabajos influidos por teorías científicas. “Hasta la llegada de la revolución industrial, la ciencia y el arte estuvieron unidos”, destaca Moreno. “La figura del científico estaba más ligada a la metafísica. De manera que a la hora de realizar un dibujo anatómico no se exigía que este estuviera basado en la realidad. Era un dibujo idealizado, un resumen de los muchos cadáveres que su autor había visto. Una obra capaz de trasmitir una idea universal. Esto cambiará y el conocimiento de alguna forma pasara a ser una extensión de la maquina. Yo reclamo al pensador universal. Eso de que el conocimiento es objetivo es una mentira. Somos seres globales y existen muchos niveles de conocimiento: el corporal, el intuitivo, el fenomenológico. Yo defiendo el intuitivo, ver más allá. Una visión más holística. La noción del conocimiento objetivo muchas veces se queda corta”.
En 2009 Moreno encontró por azar los modelos botánicos del siglo XIX conservados en los institutos históricos de Madrid. Quedaría fascinada por la forma en que los objetos transitaban el terreno entre lo artístico y lo científico a través de un sistema de bisagras, engranajes y siglas. Así, la artista pasó a analizar el texto introductorio al famoso libro de Karl Blossfeldt publicado en 1928, Formas de arte en la naturaleza, escrito por el galerista berlinés Karl Nierendof .”Me sorprendió mucho ver que en un texto basado en plantas se hablase de fábricas”, recuerda Moreno. Por una parte era lógico. La publicación se enmarca dentro de la nueva objetividad, movimiento que puso su mirada en lo cotidiano y el escrito ensalzaba la objetividad del fotógrafo basada en la sistematización del método científico. “¿Qué significa ser objetivo?,” se empezó a preguntar la autora. Bajo estas premisas, la artista dio forma a Art Forms in Mechanism XXVI (2010/2021), una serie que se apropia de la obra del fotógrafo alemán para sustituir sus fotografías por las tomadas por Moreno de los modelos botánicos encontrados. De igual forma, creó un libro de artista con el mismo nombre, en el se incluyen las imágenes de la autora junto con el texto de Nierendof modificado: cambió la palabra naturaleza por mecanismo. “Pude comprobar que aplicar a las fotografías de los modelos botánicos la misma sistematización que emplea Blossfeldt no ofrece una aproximación científica a lo natural. De nuevo detrás de la supuesta objetividad científica está la humanidad y la alteridad”, concluye la artista. ” Lo que uno alcanza a ver son las decisiones artísticas; las interpretaciones. Lo que surge es el hombre. “.
Linarejos Moreno. Ritual y Mecanismo. PhotoESPAÑA Gallery. Madrid. Hasta el 24 de octubre.
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