La más reciente encuesta de CID-Gallup, la firma con mayor credibilidad en Nicaragua, ha revelado este miércoles que si las elecciones en Nicaragua fueran hoy entre Daniel Ortega y alguno de los siete aspirantes que han sido apresados por el régimen, el mandatario sandinista solo obtendría un 19% de los votos frente a un 65% opositor, mientras otro 16% de los consultados se mostraron indecisos. Los resultados exponen un desplome histórico del candidato oficialista y su fórmula, su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo: La pareja presidencial, que pretende perpetuarse en el poder en unos comicios sin competencia, tenía una intención de voto a la baja del 28% en mayo pasado.
Las cifras de CID-Gallup, que han sido difundidas por la revista Confidencial, son publicadas casi cinco meses después que el régimen de Ortega desatara una feroz cacería contra líderes opositores. Desde entonces, el escenario electoral —que era considerado clave para la resolución de la crisis que el país centroamericano arrastra desde las protestas de 2018, que fueron brutalmente reprimidas— quedó cerrado. Con la captura de todos los aspirantes presidenciales y otros dos en el exilio, la competencia fue liquidada y al día de hoy, a menos de un mes de los comicios, los aspirantes opositores enfrentan juicios por supuestos delitos de “traición a la patria”, “conspiración” y “lavado de dinero”.
Pese a que la narrativa del mismo Ortega asegura que los siete presos políticos no son candidatos presidenciables y, en cambio, los tilda de “criminales que atentan contra el país”, la encuesta de CID-Gallup expone que el “candidato opositor” aumentó 26 puntos desde mayo, cuando se publicó la última encuesta de la firma. En contraste, Ortega, quien busca su cuarto mandato y tercera reelección consecutiva, perdió 14 puntos porcentuales. En tanto, el número de indecisos se redujo de 33% a 16%.
Seis de los siete precandidatos presos mostraron mayores simpatías que la pareja presidencial. Según CID-Gallup, ellos son: Juan Sebastián Chamorro, con 63% de opinión favorable, Cristiana Chamorro (62%), Miguel Mora (56%), Félix Maradiaga (56%), Medardo Mairena (53%) y Arturo Cruz (52%). En contraste, Daniel Ortega tiene 34% de opinión favorable y -64% desfavorable y Rosario Murillo 37% a su favor y 60% desfavorable.
“Daniel Ortega y Rosario Murillo son las figuras públicas con mayor proporción de opiniones desfavorables hacia su persona. Lo contrario se da en el caso de Juan Sebastián Chamorro y Cristiana Chamorro. También la mayoría de las personalidades evaluadas resultaron con saldos positivos, excepto Oscar Sobalvarro [aspirante presidencial] (44% de opinión desfavorable), Daniel Ortega (64% de opinión desfavorable) y Rosario Murillo (60% de opinión desfavorable)”, reseña Confidencial.
La encuesta, realizada en septiembre, también abordó la percepción ciudadana sobre la ola represiva que el régimen desató desde principios de junio, que ha llevado al arresto y juzgamiento de 37 nuevos presos políticos, entre los que destacan dirigentes opositores, líderes estudiantiles, campesinos, periodistas y empresarios. A la pregunta “¿y en cuánto a los encarcelamientos de un grupo de ciudadanos que se oponen al Gobierno de Ortega? ¿Cuánto de acuerdo o en desacuerdo está usted?”, el 51% de los encuestados rechazó complemente los encarcelamientos, 21% dijo estar “poco de acuerdo”, 15% dijo estar “algo de acuerdo” y tan solo un 11% respondió estar “mucho de acuerdo” con las medidas represivas.
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“Daniel Ortega ordenó el encarcelamiento en centros penitenciarios o casa por cárcel a un grupo de opositores al Gobierno y posibles candidatos a presidente. Al respecto no hay apoyo de la mayoría de los ciudadanos ante esta medida y siete de cada diez están en desacuerdo con la misma”, enfatiza el sondeo.
Apatía electoral
Otro resultado llamativo de la encuesta difundida por Confidencial es que el 56% de los nicaragüenses respondió “no tener ninguna o poca confianza” en el Consejo Supremo Electoral (CSE), el cuestionado ente encargado de administrar las elecciones. Desde 2008, sobre esta institución pesan denuncias nacionales e internacionales de fraudes electorales a nivel municipal y nacional para beneficiar al proyecto autoritario de Ortega. Esta falta de confianza en el tribunal electoral, según CID-Gallup, así como la falta de competencia real, se conjugan para desanimar la participación ciudadana en las elecciones.
En febrero pasado, cuando se suponía que habría una elección competitiva, otra encuesta de CID-Gallup expuso que el 65% de los consultados querían votar pese a la desconfianza en el CSE. La mayoría consideraba que unas “elecciones libres” eran importantes para “alcanzar el bienestar de la familia”. Sin embargo, el actual estudio de opinión afirma que, con la liquidación de los comicios, 51% de los encuestados respondió que es “muy probable” que vote; 31% dijo que “poco o nada probable” y 17% que “algo probable”.
“Los ciudadanos nicaragüenses se han caracterizado por su afluencia a las urnas electorales. Sin embargo, para las próximas elecciones de noviembre solo la mitad de los ciudadanos manifestó estar seguro de que iría a los centros de votación (51% muy probable) y que haría uso de su derecho de voto el próximo noviembre. El resto, en especial los seguidores de partidos de oposición o que no tienen simpatía con una u otra agrupación, señalan dudas sobre si asistir a emitir el voto”, destaca CID-Gallup.
Por su parte, el Frente Sandinista de Liberación Nacional también registra un desplome como organización política. Según la encuesta, basada en un universo de 1.200 encuestados a nivel nacional, solo un 8% de los ciudadanos dijo respaldar al partido sandinista. La mayoría de consultados, 77%, respondió no simpatizar con ninguno de los partidos políticos, considerados “comparsas”, que asisten a la cuestionada elección del siete de noviembre.
Ortega tiende una mano a los empresarios
Ante este panorama, uno de los diputados sandinistas más prominentes, Walmaro Gutiérrez, sostuvo que el Gobierno propondrá un diálogo luego de las elecciones que la oposición cataloga como “farsa” e invita a la comunidad internacional a desconocer.
“Ya lo dijo el presidente Ortega, después que el pueblo reafirme este próximo siete de noviembre que va a continuar gobernando en este país… se abre un gran diálogo nacional donde van a caber todos”, dijo Gutiérrez, sancionado por Estados Unidos. “Ahora sí el gran capital se nos quiere unir en este esfuerzo bienvenido sea”, agregó el legislador, en un guiño a los empresarios que eran una pieza clave del engranaje autoritario y corporativista del régimen.
La socióloga Elvira Cuadra señala que “ese anuncio de diálogo es un intento de los Ortega-Murillo para recomponer las alianzas de carácter estratégico para la continuidad de su proyecto político, familiar”, tras el daño provocado después de la prolongada crisis sociopolítica. Para Cuadra, es bastante probable que se construya un nuevo consenso a base de “recursos de chantaje o extorsión que se utilizan de parte del gobierno”.
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