Evergrande, el gigante inmobiliario chino, ha conseguido evitar la quiebra, al menos por ahora. Este viernes, según medios estatales, ha depositado el pago de 83,5 millones de dólares (72 millones de euros) en intereses pendientes desde hace un mes correspondientes a un bono offshore, una jornada antes de que venciera el periodo de gracia de 30 días.
El desembolso representa un alivio para los inversores internacionales, que temían que la compañía, la inmobiliaria más endeudada del mundo y que arrastra obligaciones por valor de unos 305.000 millones de dólares pudiera incurrir esta semana en su primer impago formal. Hasta ahora, Evergrande parecía haber decidido dar prioridad en la devolución de sus deudas a sus acreedores nacionales. El grupo no ha hecho aún declaraciones sobre el pago.
Las Bolsas reaccionaron con optimismo. En Hong Kong, la cotización de los títulos de la promotora con sede en Shenzhen subía un 4,3%, después de haber llegado a caer el día anterior un 12,5% tras el anuncio de la rescisión de un acuerdo para la venta de la mayoría de las acciones de su subsidiaria de administración de fincas, Evergrande Property Services, a su rival hongkonesa Hopson. En Japón, el índice Nikkei se elevaba un 0,34%.
Pese al anuncio del pago de los intereses, adelantado por el periódico financiero estatal Securities Times, Evergrande continúa afrontando problemas inmediatos y siendo motivo de preocupación para los analistas e inversores, entre crecientes señales de contagio en el sector de la vivienda. La semana próxima vencerá el pago de otros 47,5 millones de dólares en intereses de otro bono en divisa extranjera. Según la agencia Fitch, entre octubre y diciembre ha de devolver 721 millones de dólares en bonos denominados en dólares y 436 millones de yuanes (58,6 millones de euros) en bonos nacionales.
La compañía, un gigante con inversiones en los sectores más variopintos, comenzó a registrar problemas de liquidez después de que el año pasado el Gobierno chino impusiera una serie de medidas para controlar el preocupante nivel de deuda en el sector inmobiliario, y que impidieron que el grupo pudiera recurrir a nuevos créditos. Ello le ha llevado a incumplimientos en sus pagos con algunos proveedores y contratistas, y a la paralización de obras. En la actualidad tienen pendientes de terminar cerca de 1,5 millones de viviendas.
“A la luz de las dificultades, los desafíos y las incertidumbres a la hora de mejorar su liquidez, no hay garantía de que el grupo podrá cumplir sus obligaciones financieras”, indicaba la promotora el jueves en el comunicado en el que anunciaba el fracaso de la operación con Hopson, que le hubiera reportado 2.600 millones de dólares.
Desde finales de septiembre, al menos cinco inmobiliarias han confirmado incumplimientos en sus pagos, solicitado prórrogas o visto cómo las agencias especializadas rebajaban la calificación de sus bonos. El jueves, otra compañía, Modern Land, ha anunciado que retira su plan de pagar una parte y buscar una prórroga para el resto de la devolución de un bono por valor de 250 millones de dólares, que expiraba el próximo 25 de octubre.
En septiembre, un mes tradicionalmente propicio para las ventas de vivienda, las adquisiciones han caído este año un 17% interanual, y el precio de los pisos de nueva construcción ha caído ligeramente, un 0,08%, el primer descenso en seis años.
En un foro financiero el pasado miércoles, el viceprimer ministro Liu He, el hombre de confianza del presidente chino Xi Jinping para cuestiones económicas, subrayaba que pese a “problemas individuales” en el sector inmobiliario, los riesgos se encuentran en general bajo control.
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