Cuando aún no se ha apagado la polémica por sus críticas a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el presidente mexicano parece taparla con otra: la que se abre con sus últimas declaraciones en Campeche, donde ha señalado que el feminismo y el ecologismo son también productos del neoliberalismo, movimientos creados “para evitar que la población se diera cuenta de los saqueos que ocurrían en el mundo”.
Dice Andrés Manuel López Obrador: “¿Qué hizo el neoliberalismo o quienes lo diseñaron para su beneficio? Una de las cosas que promovieron en el mundo para poder saquear a sus anchas fue crear o impulsar los llamados nuevos derechos. Se alentó mucho, incluso por ellos mismos, el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales… Muy nobles todas estas causas, muy nobles, pero el propósito era crear o impulsar, desarrollar estas causas para que no reparáramos en que estaban saqueando al mundo. Y para que la desigualdad en lo económico y social quedara fuera del centro del debate. Por eso no se hablaba de corrupción, se dejó de hablar de explotación, de opresión, de clasismo, de racismo”.
Es ya común en los discursos del presidente echar en el saco del neoliberalismo prácticamente todas las causas, todos los problemas y todo aquello que no concuerda con su visión de la política. Así, día con día, según su criterio, responde al movimiento conservador neoliberal el quehacer de los medios de comunicación, la práctica cotidiana de los universitarios, el voto de los descontentos, las clases medias anestesiadas ante el sufrimiento de los marginados, la oposición… Y ahora, el feminismo y el ecologismo. La ideología del presidente, mientras, se estrecha en un binomio, los pobres y los ricos. Los pobres que sufren la corrupción, el racismo y el clasismo. Y el resto, los ricos, los neoliberales, son quienes fomentan “nuevos derechos” para desviar la mirada crítica sobre sus tropelías.
Acostumbrado a las polémicas, el presidente se enfrenta a otra de amplio espectro con un enemigo que no es nuevo: el feminismo, un movimiento muy ligado al ambientalismo en los últimos tiempos y en su día gran aliado del antirracismo. El movimiento de igualdad entre hombres y mujeres ha estado siempre en el punto de mira del presidente, quien ha acusado a las feministas de violencia injustificada cuando se manifestaban en un país que pierde a 10 mujeres al día por feminicidio. No han sido pocos los ataques presidenciales que han recibido las activistas de la igualdad entre sexos hasta el punto de ir abandonando las simpatías por el sexenio de Morena, al que llegaron con entusiasmo, según han reconocido muchas de ellas.
El ambientalismo también ha salido esta vez malparado. En esta ocasión, López Obrador, para defender el tren maya, uno de sus proyectos emblemáticos, ha acusado a agencias internacionales de financiar a grupos ecologistas que se oponen al trazado del tren, que circula entre la selva y entre las críticas de quienes denuncian injustificados destrozos naturales. Así lo ha dicho este viernes de visita en Campeche, por donde transcurre parte del recorrido del tren: “Agencias internacionales que apoyaban el modelo neoliberal, de pillaje, donde corporaciones se apropian de bienes nacionales, del pueblo, financiaban, y lo siguen haciendo, a grupos ambientalistas, defensores de la libertad. Todavía no nos responde el Gobierno de Estados Unidos, pero hay grupos ambientalistas que se oponían al tren maya y que recibían dinero de la embajada de Estados Unidos”, ha acusado el presidente.
La ecología es, como el feminismo, otro de los puntos débiles del gobierno de Obrador. Su participación en la Cumbre del Clima COP26, que este año se celebrará en Glasgow, arrancó esta semana con críticas por el bajo perfil ambientalista de quienes representarían a este país en la gran cita mundial, apenas personal de la cancillería. En la Secretaría de Medio Ambiente habían dado por hecho que su personal no asistiría, pero después se supo que se había incluido en la delegación a la titular, María Luisa Albores y a responsables de organizaciones climáticas.
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