La invitación para asistir a la décima entrega de los premios Who’s on next, convocados por la revista Vogue, dejaba claro que no podía acudir acompañado. La poscovid ha impuesto esta moda de ir sin acompañante. Por un lado piensas, ¿una cana al aire? O solo pretendían presentarme soltero al que dicen que será el heredero de Anna Wintour, Edward Enninful, director de Vogue UK, invitado de honor de los premios y de la posterior cena.
Sin marido, pasé por el photocall. Preguntándome, cómo hacía Lucía Bosé, ¿dónde van a parar esas fotos que te hacen y nunca ves publicadas? Admiro lo que hizo Ana Morgade en la inauguración de la Seminci en Valladolid: posar con un portatrajes. Hay que empezar a restarle importancia y tiempo al photocall. Es casi igual que Facebook, domina demasiado, favoreciendo discursos conflictivos e intereses ocultos. Se ha vuelto demasiado serio.
Next, siguiente, la cena. Apenas traspasé la puerta de Bécquer, un antiguo tablao flamenco devenido en restaurante chic, vi sentado en la mesa principal a Pedro Almodóvar, con una chaqueta amarilla. Respiré al confirmar que no era un chaleco. La noche cambió. Lo inesperado se apoderó del lunes. Almodóvar abrió fuego explicándole a Enninful que “Madrid es una ciudad de extranjeros”: “Casi todos venimos de otra parte. Es siempre abierta, con muchas puertas, por eso fue la capital de la Movida y de todo lo que vino después”. Edward quiso saber si en España sus películas tienen el mismo efecto que en otros países. Pedro respondió en un inglés fluido, pero el ruido de saludos, copas, impidió escuchar su respuesta. Cuando pude regresar a la conversación, el director de Vogue declaraba que su Almodóvar favorito era Tacones Lejanos. “Ha cumplido 30 años, y cada vez que la veo, mejora”, afirmó. Almodóvar bromeo que “es mayor que Vogue, la canción, no su revista” y recordó la célebre polémica por la coreografía de Letal, uno de los papeles de Miguel Bosé en la película. Nunca ha quedado claro si la coreografía fue ideada por el propio Bosé, Las Diabéticas Aceleradas o Almodóvar. “Es una polémica interesante porque tiene pluma, tiene garra y tiene pasión. Todos pusimos un poquito de algo. Al final Bosé escogió lo que mejor le venía a su personaje y eso es lo que vemos en la película”.
Fue nombrar al cantante y en la fiesta apareció Antonio Carmona sin Ketama, pero escoltado por sus dos hijas, una de las cuales, Marina, interpretó La vie en Rose en clave flamenca. Entre olés y palmas, ya rodaba un titular: “La fiesta del trimestre”.
A la salida, en el baile de cabifys y taxis, Jedet, una de las actrices premiadas por la serie Veneno se sumó al grupo liderado por Palomo Spain para ir a una coctelería “muy fina, muy mona”, en la calle Ballesta de Madrid. Cuando bajamos del taxi, las señoras de la noche de esa mítica calle de la prostitución madrileña nos recibieron asombradísimas. “Que maravilla. Se acabó la covid”, dijeron mientras aplaudían el look de Jedet, un exiguo en tela, voluminoso en formas “homenaje a Cher”. “Que es la gran empoderadora, como me dijo Almodóvar”, pronunció la actriz. También declaró, en exclusiva, que tras su reasignación de género, no quiere, “de momento, mucho sexo”. “Me ha costado tanto. Esfuerzo y dinero. Ha quedado tan bonito que no quiero que lo estropeen”. La frase del trimestre.
Al despertar, creí que la resaca tendía una trampa: las imágenes de Julia Janeiro y su nuevo novio, un jugador del FC Alavés B, afro vasco y con una de las caras más atractivas del trimestre. Qué suerte tiene esta chica, pensé. Hasta observar que el futbolista se mira más a sí mismo en el móvil que a su célebre desde la cuna novia. Está en su derecho. Puede ser su trimestre.
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