Como ya es tradición en las crisis de la coalición, la reforma laboral también se resolvió en una reunión a solas entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz. Antes los problemas se dilucidaban con almuerzos con Pablo Iglesias. Esta vez fue un desayuno muy discreto en La Moncloa, a primera hora de este martes, entre el presidente y la vicepresidenta segunda, en el que se selló la paz sobre la reforma de la legislación laboral. Ya durante todo el puente los equipos de ambos habían trabajado el comunicado que sellaría ese acuerdo, y que incluye expresamente la polémica palabra “derogación”, como quería Unidas Podemos, pero también habla de que “el Gobierno buscará un acuerdo con todas las partes justo y equilibrado”, un guiño claro hacia la patronal, como quería el PSOE. Después de esta cita a solas, ambos fueron al Consejo de Ministros y más tarde, ya con todo pactado, la cita oficial para la reforma laboral, que era a mediodía con la vicepresidenta Nadia Calviño y otros miembros del Gobierno del sector socialista, fue muy bien, con acuerdo total. Tanto que no duró ni una hora.
El PSOE y Unidas Podemos han cerrado así este martes un acuerdo sobre la reforma laboral que incluye la palabra ”derogación” en el comunicado final pactado entre Sánchez y Díaz, y suscrito también por Nadia Calviño, todo un gesto político. Después de una semana y media de tensiones entre los socios, la reunión en La Moncloa entre Sánchez, Calviño y Díaz, además de los titulares de Hacienda, Seguridad Social y Educación, fue rápida y positiva, porque venía muy trabajada antes por los equipos y por los dos líderes.
El acuerdo no solo resuelve la crisis de la coalición, también garantiza que será una reforma profunda, y despeja de momento los temores de Unidas Podemos de que Calviño quisiera aguarla y dar la vuelta por completo a lo que Trabajo había puesto ya sobre la mesa en la negociación con la patronal y los sindicatos.
Ambas partes llegaban al encuentro con predisposición de alcanzar un acuerdo y cumplir el pacto de Gobierno sellado al comienzo de legislatura, pero el comunicado va mucho más lejos de lo esperado y es muy rotundo. “El Gobierno está comprometido con la derogación de la reforma laboral de 2012 en los términos que establece el acuerdo de coalición y el Plan de Recuperación enviado a la Comisión Europea. La temporalidad y la precariedad son, junto al desempleo, las principales anomalías del mercado laboral español y estamos decididos a dejarlas atrás. Es imprescindible disponer de herramientas equilibradas en la negociación colectiva y al mismo tiempo, establecer condiciones claras para la subcontratación”, señala el texto.
Cada frase del comunicado está pactada y dice cosas importantes. “Sobre la base del trabajo realizado con los agentes sociales hasta el momento, el Gobierno busca, a través del diálogo social, un acuerdo con todas las partes justo y equilibrado. Esta voluntad es la mejor garantía de obtener una reforma duradera dentro del acuerdo establecido con la Comisión Europea en el Componente 23 [por el que todos los países de la UE han tenido que presentar en Bruselas las líneas maestras de sus reformas laborales] del Plan de Transformación y Resiliencia”, añade. Esto quiere decir que Economía asume que la base sobre la que se trabajará es lo que ha negociado hasta ahora el equipo de Díaz con empresarios y sindicatos, pero también el PSOE deja claro que quiere que esté la patronal a toda costa en el acuerdo. En las negociaciones sostenidas cada miércoles desde el pasado 17 de marzo, algunas de las medidas habían alcanzado cierto grado de consenso del que participaban los sindicatos. E incluso, en menor medida, la patronal, para la cual la negociación colectiva es la piedra angular.
“El objetivo del Gobierno es construir un nuevo modelo de relaciones laborales para el siglo XXI que acompañe el proceso de modernización de la economía gracias a los fondos europeos, a través del diálogo social”, remata el texto.
“El presidente Sánchez, la señora Calviño, el PSOE, Unidas Podemos y yo misma tenemos algo claro. Vamos a acabar con los errores de la política laboral del PP y vamos a mejorar la vida de los trabajadores en nuestro país”, ha afirmado ya por la tarde de este martes Díaz en respuesta a una pregunta del Grupo Popular en la sesión de control al Gobierno del Senado. Minutos antes, la vicepresidenta ha valorado en los pasillos que acoge el acuerdo con “satisfacción”. Por el contrario, Calviño ha abandonado la Cámara alta sin hacer declaraciones y no ha querido contestar a la pregunta de la prensa sobre el pacto alcanzado.
La negociación sigue
En la reunión, acordada el pasado miércoles después de días de conversaciones y declaraciones cruzadas entre el PSOE y Unidas Podemos, se ha alcanzado el pacto político, que es muy claro, pero ahora viene la parte más complicada: la letra pequeña. La negociación más dura llegará cuando se entre en los detalles, lo que previsiblemente sucederá esta tarde en un encuentro con los representantes de Trabajo, Economía y Seguridad Social previo a la mesa del diálogo social de este miércoles, la primera en la que participarán los directores generales de estos dos últimos ministerios. Esa negociación seguirá de forma intensa hasta finales de noviembre, cuando Trabajo y Economía confían en tener lista la reforma para llevarla al Consejo de Ministros en un real decreto ley que entre en vigor este mismo año, como está comprometido con Bruselas.
Más allá de las expresiones empleadas tanto por Sánchez como por Díaz en los actos de partido, no es posible técnicamente una derogación íntegra de la reforma laboral de 2012, aprobada por el PP cuando estaba en el Gobierno. Se pueden sustituir y modificar artículos, pero no dejar sin legislación laboral a un país hasta que se elabore otro marco.
Estas premisas, compartidas por interlocutores de los dos partidos del Ejecutivo, son esenciales para abordar la crisis en la coalición. Tampoco la Comisión Europea ha cuestionado que en España vaya a producirse un cambio en el ordenamiento jurídico laboral. Por el contrario, ha dado el visto bueno al Componente 23. Falta ahora el contenido completo, en el que han de centrarse primero los negociadores dentro del Ejecutivo, y una vez alcanzado el acuerdo interno, las reuniones con la patronal y los sindicatos.
El presidente ya admitió que Yolanda Díaz dirija la negociación con los agentes sociales, pero exigió que hubiera representantes de Economía e Inclusión en la mesa de diálogo. Al final, las enormes tensiones de la semana pasada parecen claramente reencauzadas. A partir de ahora, en la negociación de detalle, las dificultades van a estar en el mismo punto en el que han estado siempre: la prevalencia del convenio de empresa sobre el de sector, o la ultraactividad, esto es, qué sucede cuando un convenio caduca sin que se cierre uno nuevo. Donde todos parecen de acuerdo, a falta de la negociación con la patronal, es en la necesidad de un cambio rotundo para reducir la temporalidad y la precariedad. El Ejecutivo aspira a un acuerdo con patronal y sindicatos. Y estos últimos recuerdan el compromiso de reforma y que no se contó con ellos en la de 2012. La patronal se resiste a muchos puntos y reclama flexibilidad en el mercado, pero este acuerdo político entre el PSOE y Unidas Podemos dará mucha más fuerza a Trabajo para intensificar la negociación.
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