Las Terres de l’Ebre, situadas al sur de Cataluña, son uno de los espacios de memoria histórica más importantes de España. Ahí tuvo lugar la batalla del Ebro durante la Guerra Civil española en 1938. Esta fue la más larga y la que provocó más bajas. También fue de las más decisivas. La contienda finalizó en abril de 1939 con la posterior implantación de la dictadura franquista durante más de cuatro décadas.
Sesenta años después se inauguró el Centro de Estudios de la Batalla del Ebro (CEBE) en Gandesa, un museo impulsado por un grupo de investigadores y coleccionistas privados. Poco después, entre 2005 y 2011, el Consorcio Memorial de los Espacios de la Batalla del Ebro (COMEBE), dentro del marco de actuación del Memorial Democrático de la Generalitat de Catalunya, abrió progresivamente cinco centros de interpretación. Como afirmaba Teresa Ferré, ex directora del COMEBE, “las instituciones van detrás de la demanda de la sociedad”. Así pues, ha sido la “sociedad civil y el asociacionismo quien ha impulsado la necesidad de recuperación de la memoria”.
Entre estas iniciativas ciudadanas, que dan salida a las demandas de recuperación de la memoria reciente, destacamos dos: Terra Enllà empresa de servicios y agencia de viajes especializada en turismo de memoria fundada en 2014 en Tortosa por Maite Hernández, antropóloga, y Andreu Caralt, historiador y periodista, y la bodega familiar Frisach que ofrece experiencias enoturísticas para complementar su actividad económica.
La característica diferenciadora del trabajo de Terra Enllà es que se preocupan especialmente por “el rigor del hecho histórico y la valoración de esta memoria”, según Maite Hernández. Por otra parte, Andreu Caralt asegura que “la etiqueta de empresa no se adecua a lo que hacemos”, ya que su implicación con las visitas, otras asociaciones y familiares de antiguos combatientes, va más allá de una interacción comercial.
La cata de vino se realiza en la Cota 402, el antiguo puesto de mando de la republicana 35ª División Internacional
Una de las dificultades que afronta cada vez más el equipo de Terra Enllà es cómo ser atractivos para la gente más joven. Caralt señala que, en términos generales, “las generaciones de hoy han perdido el vínculo emocional”. Por este motivo, incluyeron una ruta en kayak en su catálogo, con el fin de llamar la atención de familias con niños y jóvenes. Además de concienciar sobre el problema ambiental en el río Ebro.
Por otra parte, también fusionan historia con gastronomía. En primer lugar, tienen la ruta El Secreto de los Brigadistas, en colaboración con el restaurante Miravall, donde se tiene en cuenta la alimentación de los soldados y la población civil en 1938. En segundo lugar, en colaboración con la bodega Frisach ofrecen la ruta Vinos en la trinchera. Caralt, reivindica la presencia e importancia del vino durante la Batalla del Ebro, y cómo esto “se adecua perfectamente al relato y al paisaje” de aquellos días de conflicto.
El escenario en el que tiene lugar esta unión con el vino es Corbera d’Ebre, donde la guerra marcó “un antes y un después”. Acabado el conflicto armado, el Poble Vell (pueblo viejo) se abandonó y se construyó uno nuevo pasada la carretera.
La cata se realiza en la Cota 402, el antiguo puesto de mando de la republicana 35ª División Internacional. Espacio recuperado y convertido en un lugar que conserva los 12 años por la Associació Cota 402. En palabras de Francesc Frisach es “uno de los puntos emblemáticos de la Batalla del Ebro”. En este recorrido entre trincheras “se situaron parte de las brigadas internacionales”, y fue el escenario de uno de los mayores contrastes de la batalla: “En las mismas trincheras tenías el brigadista internacional, que venía a luchar por sus ideales y, junto a él, un chavalín de la quinta del biberón”, relata. Los expertos insisten en que el discurso debe hacerse desde una visión histórica y muy cuidada, sin tergiversar el conflicto.
A pesar de las dificultades para tratar los hechos de una manera respetuosa y sin banalizarlos, es fundamental la labor que hacen estas asociaciones y empresas para no olvidar. Aún más en el contexto español, donde todavía hay crímenes de la dictadura por resolver y hasta hace relativamente poco las Administraciones Públicas optaban por el “voto de silencio”.
Así pues, son las propias iniciativas de la sociedad civil las que han abierto camino para conocer y entender mejor cómo se vivieron episodios centrales de una guerra traumática. Presentarlas como parte de experiencias y en particular entre un público de proximidad, ayuda a que mucha más gente pueda acceder a ellas. La clave probablemente esté en la capacidad de equilibrar rigor histórico y veracidad con propuestas atractivas. El turismo de cercanía es una buena opción para este maridaje.
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