Una joven rodeada de libros del sello Círculo de Lectores.ALEX ONCIU
En 1989 se logró un fenómeno inédito en la cultura española: casi millón y medio de hogares se comprometían a comprar libros varias veces al año.
La historia comenzó al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el alemán Reinhard Mohn, cautivo en un campo norteamericano de prisioneros, conoció el Book of the Month Club. De vuelta a Alemania, desde la editorial familiar Bertelsmann, fundó el club Lesering, cuyos miembros se comprometían a una compra periódica de libros. En 1962 decidió internacionalizar la exitosa fórmula, y empezaron por España.
La elección parecía insólita: era bien sabido que en España “no se leía”. Bertelsmann creía que los españoles no tenían acceso a las librerías ni costumbre de frecuentarlas, apenas había compra por correo, y carecían de criterio para elegir las lecturas. La primera cuestión se resolvió con el acceso directo a los hogares mediante una revista-catálogo, más la visita de agentes que recogían periódicamente el pedido y entregaban los libros elegidos. Por una cuota mensual equivalente a una entrada de cine, se ofrecían los libros que mejor funcionaban en las librerías, y una compra predeterminada si no se elegía ninguno. Un último factor es que en esos años la lectura parecía una palanca de ascenso social (“Un libro ayuda a triunfar”).
Y así, con crecimiento del número de compras (de cuatro a seis o incluso siete revistas anuales), se fue diversificando la oferta del club (libros, discos y, ocasionalmente, electrodomésticos), la base de socios (sobre todo mujeres) creció, hubo premios a la permanencia y a la captación de miembros, la compra media por socio aumentó, el abanico de propuestas creció (de superventas a obras más minoritarias), se pasó de la simple reimpresión de obras ya publicadas a la creación de obras completas y ediciones ilustradas, la propuesta se segmentó (con secciones en vasco, gallego o catalán, y un área infantil y juvenil) y se creó para librerías Galaxia Gutenberg (1994).
El secreto de estas asombrosas metamorfosis fue un hombre, Hans Meinke, alemán con raíces mallorquinas, que rigió los destinos del club entre 1981 y 1997 y se rodeó de un equipo de calidad. Su clave fue crear la red de agentes domiciliarios y los nuevos desarrollos editoriales, con la complicidad de Norbert Denkel (diseño y tipografía). Pero Meinke sobre todo supo sembrar entre los socios un sentido de pertenencia al club, usando primero personajes populares de la televisión y nombrando a personalidades de la cultura “socios de honor”, a los que se felicitaba el cumpleaños en anuncios de prensa a toda página. Pero los tiempos cambiaban. Hans Meinke se retiró, Bertelsmann (mientras cerraba clubes similares en Hispanoamérica y Portugal) vendió Círculo al grupo Planeta, que primero intentó seguirlo digitalmente, y por fin lo cerró en 2019. Los tiempos, sí, habían cambiado, pero muchos pensaron (como Javier Echeverría en su jugoso prólogo) que ese canal privilegiado de contacto se podía haber mantenido.
Todo esto está muy bien recogido en esta obra de Raquel Jimeno, fruto de su tesis doctoral (dirigida por Pura Fernández, quien, desde el proyecto EDI-RED, tanto ha hecho por la historia editorial iberoamericana). En el panorama de obras sobre nuestra edición, esta obra es un hito importante. Pero aparte de esta historia diríamos empresarial de Círculo, uno se queda con ganas de saber más de dos pilares indispensables de su éxito: las familias socias y los agentes que durante décadas las conectaron al club. Ojalá alguien esté también recogiendo sus recuerdos.
Autora: Raquel Jimeno.
Prólogo: Ignacio Echevarría.
Editorial: Ampersand, 2021.
Formato: tapa blanda (390 páginas. 20 euros) y e-book (euros).
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