Puede que haya perdido el Dakar. Es posible que lo hiciera en aquella primera etapa en que se dejó dos horas tratando de validar un punto de paso escondido que llevó a casi todos por la calle de la amargura. Pero Carlos Sainz no da su brazo a torcer. Sabe que queda mucho Dakar. Y, sobre todo, le pueden la pasión y la competitividad. Siempre fue uno de esos pilotos que prefirió apostar a ganar que jugar con la idiosincrasia de un Rally que no siempre premia al más rápido. Pero cada uno corre con sus principios. Y el de Sainz es la velocidad. De ella tiró en esta tercera etapa del Dakar que se disputaba en un bucle torno a Al-Qaisumah, reducida la especial cronometrada en unos 100 kilómetros a consecuencia de las lluvias de los días precedentes.
Aun así, le sobraron metros a Sainz para volar. Fue el primero en cruzar la meta. Y el que lo hizo en menos tiempo. Ganó la etapa. La 40 en su historial. La primera en la carrera de este año. La primera también para un vehículo de la categoría T1-Ulimate, esos que apuestan por las bajas combustiones, como el Audi híbrido del madrileño impulsado por energía eléctrica. “Ha sido un día bueno. La pena fue el tiempo que perdimos el primer día; este para nosotros es ya una Rally para aprender y sacar conclusiones. Es la primera carrera que hacemos con el Audi: hay que seguir haciendo pruebas y seguir aprendiendo”, declaraba el piloto, de 59 años.
Fue, sin embargo, su gran rival de los últimos años, Nasser Al-Attiyah (Toyota), el vencedor moral de la jornada. El triunfo de Sébastien Loeb (Prodrive) el día anterior le costó caro al francés. Abría pista y a las vacilaciones añadió dos pinchazos y un problema con la transmisión que dieron alas al catarí. Loeb acabó cruzando la meta con 33 minutos de retraso respecto a Sainz mientras Al-Attiyah lo hizo en octava posición, a cinco minutos del español, tras controlar el ritmo al comprobar los problemas de Loeb. Es un poco más líder de la general, donde le saca más de 37 minutos a aquel. Algo que, por otro lado, no sorprende a nadie. Fue uno de los pocos que no dudó cuando más complicada se puso la navegación. Es rapidísimo. Y comete pocos errores. La mejor carta de presentación para ganar el Dakar. Aunque queda todavía un mundo.
Nani Roma (Prodrive), por cierto, culminó otra buena jornada con un cuarto puesto en la etapa, a algo más de dos minutos de Sainz.
Sunderland, nuevo líder en motos
En la categoría de motos, el español Joan Barreda (Honda) acusó la responsabilidad de abrir pista. Y aunque cerró la jornada sin grandes contratiempos en una etapa con arena pesada y un mejor agarre gracias a las lluvias, además de unos 30 kilómetros de dunas, terminó cediendo 10 minutos respecto del ganador. Fue una etapa rápida con 24 pilotos clasificados en los primeros puestos y separados por esos escasos 10 minutos extra con los que carga ahora Barreda.
El ganador de la etapa fue el portugués Joaquim Rodrigues (Hero), que estrena su casillero de victorias. Terminó por delante del rapidísimo Toby Price, segundo, después de que el favorito del día y hasta este lunes líder de la general Daniel Sanders cediera unos minutos preciosos en los últimos kilómetros.
El australiano se paró a comer algo. Estaba hambriento. Cosas del Dakar. El liderato, sin embargo, lo había perdido antes de tomar la salida. Fue penalizado con 10 minutos por no respetar una zona de velocidad controlada el día anterior. Ahora es quinto, a nueve minutos de Sam Sunderland (GasGas), el nuevo líder. Barreda, 12º, está a 23 minutos.
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