La teoría del efecto mariposa sostiene, a brocha gorda, que el aleteo de un insecto puede terminar provocando un tornado en la otra punta del mundo. A partir de ahora podría ilustrarse con una fotografía del tenista Novak Djokovic (la mariposa), retenido en Melbourne (la otra punta), por no haber querido vacunarse de coronavirus primero, y carecer, después, según las autoridades del país, de la documentación necesaria para una exención médica que le permita participar en el Abierto de Australia. El caso, que según el padre del tenista está ahí-ahí con “la crucificación de Jesucristo”, ha provocado efectos inesperados en lugares remotos, como España.
Para empezar, Djokovic consiguió que la comunidad tuitera española dejara de partirse la cara defendiendo o atacando al ministro Alberto Garzón por el culebrón de las macrogranjas, desplazado del trending topic por una pequeña genialidad humorística: “NoVac YoCovid”. Para continuar, el crucificado resucitó a un casi exvicepresidente del Gobierno al que ya habíamos olvidado, Albert Rivera, quien se ganó también un puesto en la lista de temas más comentados en la red social al sentenciar sobre la polémica: “Veo a mucho hipócrita aplaudiendo la deportación de un tenista cuando ellos mismos se manifiestan contra las deportaciones de nuestra ley de extranjería”. O sea, se empieza hablando de vacunas y de deportistas millonarios y se acaba en inmigrantes. Más efecto mariposa no se puede.
De acuerdo con @RafaelNadal, es legítimo que cada nación pueda legislar sus normas fronterizas o de circulación. Ahora bien, veo a mucho hipócrita aplaudiendo la deportación de un tenista cuando ellos mismos se manifiestan contra las deportaciones de nuestra ley de extranjería.
— Albert Rivera (@Albert_Rivera) January 7, 2022
La mezcolanza de Rivera era exótica, pero no original. El tuitero Javier Negre, que también ocupó ayer la lista de trending topics, ya había dejado pistas en Twitter: “Si Djokovic hubiese entrado en Australia vía patera, lo habría tenido más sencillo y le habría caído alguna ayuda”. Tras consultar a sus fuentes —“un amigo australiano”—, añadió: “Si lo hubiese hecho en patera habría sido detenido y devuelto a su país. Toca empaparme de una política muy desconocida. Ojalá España copie esa política inmigratoria de Australia y no emule la política de discriminación hacia los no vacunados”. Para completar su análisis, comparó la situación de Djokovic con una lapidación y a las autoridades australianas con “el nazismo y el franquismo”, que “también tenían leyes, normas y reglas”. O sea, se empieza hablando de vacunas y se acaba en los nazis.
Pero los efectos del aleteo de NoVac no terminaron ahí. Vistas las pateras y los nazis, llegó el momento de echarle Twitter encima a Rafa Nadal por, según Negre y su chiringuito, “alinearse con la liberticida Australia” al decir lo siguiente: “Si Djokovic quisiera, estaría jugando aquí en Australia sin ningún problema. Todos son libres de tomar sus decisiones, pero luego hay consecuencias. Yo creo en lo que dice la gente que sabe de medicina y si dicen que tenemos que vacunarnos, tenemos que hacerlo. Si te vacunas puedes jugar donde sea. El mundo ya ha sufrido lo suficiente como para no seguir las normas”.
El poder de la mariposa llegó, incluso, a hacer coincidir a Hermann Tertsch, de Vox, con Beatriz Talegón, exsocialista ahora próxima al independentismo catalán. “Djokovic ha puesto en total evidencia ante el mundo la irracionalidad y perversidad de la política de control social impuesta con un motivo que ya es un pretexto, el Covid. A Djokovic le debemos mucho. A la obcecación del poder australiano también. Han disparado todas las alarmas”, tuiteó él. “Uno no es libre si cuando decide tiene que soportar consecuencias desproporcionadas, sin sentido científico y que vulneran sus derechos fundamentales. La situación de Djokovic es una alerta para toda la ciudadanía: esto no va de salud ni de pandemia. Esto va de totalitarismo”, tuiteó ella.
La mariposa allí sigue.