Lo del Benidorm Fest ha sido bastante loco en Twitter. Al principio, parecía el clásico concurso para seguidores de Eurovisión y poco más, pero a medida que pasaban los días se leían interpretaciones y lecturas apasionadas de las canciones de Rigoberta Bandini y de Tanxugueiras, que tocaban cuestiones como el feminismo, la maternidad, la política territorial española… Según datos de Twitter, se compartieron 955.000 mensajes con la etiqueta #BenidormFest hasta el pasado domingo. El festival llega a durar una semana más y de ahí salen 20 o 30 libros y varios documentales de Netflix.
No duró una semana más, pero el final vino con polémica. Ganó una tercera opción, Chanel, por encima de las dos que parecían favoritas. Lo hizo gracias a una discutida decisión del jurado que enfureció a muchos en contra de RTVE, que había dado la impresión de que tendría más en cuenta los votos populares, y de la propia cantante, que tuvo que borrar su perfil de Twitter por los insultos que estaba recibiendo.
Muy a favor de trasladar el sistema de votación del #benidormfest a las elecciones generales. Yo por ejemplo conseguí el 0,04% de los votos, pero con un jurado profesional ahora podría ser el presidente.
— Juan Carrasco (@soyjuancarrasco) February 2, 2022
El caos era tal que ha habido matrioskas de tuits comentando y citándose unos a otros. Este ejemplo me ha parecido bastante significativo: el trío Tanxugueiras anunciaba en gallego un concierto en el que compartirán cartel con Rozalén y Fuel Fandango. Otro tuitero, claramente de broma, citaba el tuit simulando un enfado absurdo: “¡Que los demás no hablamos catalán!”. Y una cuenta parodia de Tanxugueiras ha compartido un pantallazo del intercambio. La consecuencia: muchísimos tuiteros se lo han tomado todo en serio y han acusado al pobre bromista de ignorante, fascista y unas cuantas cosas más. Hay cosas con las que no se bromea y esta semana ha sido el festival de Benidorm. Es demasiado reciente, aún duele.
Siendo generosos, no es tan extraño malinterpretar el tuit sobre Tanxugueiras, porque es habitual leer, también totalmente en serio, variantes de “tuitea en castellano que así nos enteramos todos”. El tono de estos mensajes va desde la condescendencia a la agresión, siendo bastante habitual que al “habla en español” le siga algún insulto que no hace falta reproducir aquí. Algunos creen que hablar en otro idioma es una traición a la patria y están pendientes de que en España se hable castellano (y en otras patrias lo que toque, que también pasa).
Al lío hay que añadir que lo de “habla en español” se ha convertido ya en un meme relativamente habitual. Y con eso ya lo tenemos todo listo para la ley de Poe, de la que ya hemos hablado alguna vez y que dice que es muy difícil distinguir una posición ideológica extrema de su parodia.
Otro ejemplo reciente: El Mundo Today publicó hace unos días una noticia divertidísima, “Un desconocido tenista con gafas y bigote llamado Yesvak Djokovisku llega a Australia para participar en el Open”. En la foto se veía a Djokovic con gafas y bigote, como el Tipo de Incógnito de Los Simpson. Un tuitero contestaba, también en broma: “¿Sois tontos o qué? Ese hombre es claramente Novak Djokovic con bigote y gafas, que vergüenza que un deportista como él sea capaz de hacer estas cosas”. Hubo gente que se tomó la gracia totalmente en serio.
En el caso del tuit sobre las Tanxugueiras también han entrado en juego nuestros sesgos: si vemos un tuit que confirma un prejuicio, no nos detenemos a pensar en la posibilidad de que sea un chiste, de que en realidad esa persona quiera decir otra cosa o de que simplemente se haya despistado. Preferimos dejar claro cuanto antes que somos de los buenos y que los otros, los malos, además de malos son tontísimos. Y si a cambio llega algún retuit que dé más alcance a nuestra bondad y a nuestra inteligencia, pues aún mejor.
Sois tontos o que? Ese hombre es claramente Novak Djokovic con bigote y gafas, que vergüenza que un deportista como el haga sea capaz de hacer estas cosas 🤬
— 𝕛𝕖𝕣𝕧𝕪 (@jervygfc) January 19, 2022
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