Cuando Donald Trump se mudó de la Casa Blanca se llevó consigo varias cajas con documentos que estaba obligado a entregar por ley a los Archivos Nacionales estadounidenses, institución encargada de custodiar los registros presidenciales. Entre esas cajas, según ha informado este lunes The Washington Post, han aparecido cartas del líder norcoreano Kim Jong-un y la nota que le dejó su antecesor Barack Obama en su último día en el Despacho Oval. La comisión del Congreso que investiga el asalto al Capitolio del seis de enero de 2021 pidió a Trump la entrega de esos escritos, y este intentó impugnó judicialmente esa orden. El Tribunal Supremo rechazó su petición.
Tras la decisión del Alto Tribunal, la Administración Nacional de Archivos y Registros se hizo en enero con las cajas que Trump conservaba en su mansión en Mar-a-Lago (Florida). Durante sus años en la Casa Blanca, los medios publicaron, citando fuentes anónimas, que el magnate solía romper memorandos después de leerlos, para estupor de los empleados gubernamentales, que tenían que ir tras él recuperando las piezas sueltas para pegarlas con cinta adhesiva. Los Archivos Nacionales han confirmado este lunes en un comunicado la veracidad de las acusaciones, ya que los registros que lograron recuperar “incluían papeles que habían sido destruidos por el expresidente Trump”. Cientos estaban pegados y otros muchos eran solo pedazos.
La Ley de Registros Presidenciales obliga a la entrega a los Archivos Nacionales de toda la producción documental de los presidentes al final de sus mandatos. Y eso incluye cartas, notas, correos electrónicos, faxes y otras comunicaciones escritas relacionadas con los deberes oficiales del presidente. Los asesores de Trump han negado que hubiese una intención maliciosa por su parte al quedarse con los documentos. Aseguraron que las cajas contenían recuerdos, obsequios, cartas de líderes mundiales y otros materiales.
No es raro que en las Administraciones se produzcan violaciones a la Ley de Registros Presidenciales. Una mala práctica común entre los miembros de alto perfil de los Gobiernos es utilizar sus móviles y correos electrónicos personales para discutir temas laborales, que deberían quedar registrados oficialmente. Tampoco es la primera vez que los Archivos Nacionales recuperan documentos de la Casa Blanca después de que un presidente haya dejado el cargo. Pero lo que “no tiene precedentes”, como han descrito las fuentes anónimas citadas por el Post, es la cantidad de registros que había conservado Trump durante este tiempo.
Los abogados del republicano intentaron ocultar la información solicitada por el comité de investigación del seis de enero invocando el privilegio ejecutivo, una disposición legal que protege las comunicaciones del presidente estadounidense con su equipo. El Supremo rechazó la solicitud y eso permitió que se recuperaran las cajas.
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